La denuncia continúa en el capítulo 10 de Isaías: “¡Ay de los que dictan leyes que hacen daño, de los que siempre están redactando decretos opresivos, para rechazar las reclamaciones judiciales de los pobres, para negarles la justicia a los desfavorecidos de mi pueblo, haciendo de las viudas su botín y saqueando a los huérfanos!”.
Dios siempre ha requerido que los jueces de su pueblo velen por el bienestar de los desamparados y desfavorecidos. Dios no espera que a estas personas se les dé un trato preferencial, solo que se les cuide y proteja y que no se abuse de ellos. La obligación de hacer justicia para las viudas y los huérfanos era el fundamento de la Ley de Moisés y, de acuerdo con Santiago 1:27, también es el requisito principal del cristianismo verdadero.
Ahora considere lo que ha hecho la Sociedad Watchtower.
A medida que el mundo se ha vuelto cada vez más impío y corrupto con los años, los testigos de Jehová también se han visto afligidos por muchos actos de maldad que se han dado dentro de la Organización. Los más graves han sido los numerosos delitos cometidos contra los niños. Incluso un portavoz de la Sociedad lamentó hace varios años que el abuso infantil era un flagelo de nuestra época que también había afectado a los testigos de Jehová. Y, trágicamente, así es.
Solo Dios sabe exactamente cuántos hijos de testigos de Jehová han sido víctimas de depredadores sexuales a lo largo de los años, pero el número tiene que ser bastante considerable teniendo en cuenta la cantidad de testigos que hay.
Hace algunos años, la organización Silentlambs reveló que Betel mantenía una base de datos de aproximadamente 25.000 agresores sexuales que han sido acusados de cometer ese crimen. Indudablemente, muchos delincuentes han tenido más de una víctima, pero muchas de ellas nunca han hablado de lo que les sucedió por alguna razón. Es aún más preocupante que probablemente algunos de esos perpetradores nunca han sido descubiertos. No obstante, si pensamos en lo común que es el abuso infantil dentro de la Organización, no hay duda de que decenas de miles de niños han sido abusados. Esa tal vez sea una cifra conservadora si reflexionamos en que hay aproximadamente 100.000 congregaciones de testigos de Jehová en todo el mundo, con lo que obtenemos un promedio de una víctima por congregación a lo largo de los años.
Ese número de niños violentados bien puede ser comparable a la cantidad de infantes israelitas que fueron cruelmente sacrificados en los altares de Móloc y Kemós.
Teniendo en cuenta el profundo sentimiento que tanto Jehová como Jesús tienen por las tiernas almas de los niños, la violación y el abuso de un infante es demasiado. Que decenas de miles de niños hayan sido víctimas de ese horrendo crimen dentro del supuesto paraíso espiritual libre de depredadores de la Watchtower es un asunto que en algún momento inevitablemente hará que Jehová actúe para ejecutar sentencia.
Sin embargo, aunque los delitos cometidos contra infantes inocentes ya son algo muy grave, la triste verdad es que las políticas de Betel para los ancianos acerca de cómo manejar las acusaciones de abuso infantil han sido un factor que ha contribuido a proteger a los pedófilos de ser expuestos, poniendo así en peligro a más inocentes.
Dado que el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová y el Departamento de Asuntos Legales de Betel ejercen control absoluto sobre lo que se enseña, así como sobre las políticas y procedimientos que rigen todos los asuntos relacionados con la función de cada congregación repartida a lo largo de toda la tierra, en última instancia, ellos son los responsables de los delitos que han ocurrido bajo su dirección. A pesar de sus negaciones, es inconcebible que la Watchtower esté libre de culpa, puesto que es la responsable de redactar las regulaciones y los decretos que los ancianos cristianos están obligados a seguir.
Empero, hasta este momento, la Sociedad nunca se ha disculpado públicamente ni tampoco ha aceptado responsabilidad alguna por las políticas que ha requerido que los ancianos hagan cumplir. La hipocresía de su negativa a admitir sus errores se hace clara cuando llegamos a saber que, a puerta cerrada, los abogados de la Watchtower han pagado millones a algunas víctimas de abuso infantil para evitar la exposición pública de los espantosos actos cometidos en su contra.
No obstante, la exposición pública y el escrutinio de una corte no son lo que realmente debería preocupar a los líderes de la Sociedad, sino el hecho de que ellos deben responderle al Amo por lo que han hecho con su casa y los que tienen a cargo.
Sin embargo, ¿es en verdad justo decir que Betel ha saqueado a los huérfanos y hecho de las viudas su botín? Por desgracia, sí. En los últimos años, a medida que la Organización se ha vuelto cada vez más próspera, esta ha realizado operaciones financieras inescrupulosas en asuntos inmobiliarios y de otro tipo. Si bien los testigos de Jehová han demostrado un extraordinario espíritu de cooperación y celo en la construcción de los salones del reino, muchos de los cuales desde los años 70 se han edificado por medio del programa de construcción rápida, ellos han llevado a cabo esa obra con la expectativa de tener una instalación ubicada en su comunidad para avanzar en el trabajo de hacer discípulos.
Los hermanos y hermanas que trabajan arduamente tal vez saben que todos los salones del reino y asambleas —aunque construidos y pagados por ellos— en realidad son propiedad de la Watchtower, pero eso nunca fue una preocupación. El esclavo fiel siempre hace lo correcto. No obstante, a principios de los años 80 hubo un cambio en la estructura corporativa. En la revista La Atalaya del 15 de abril de 2001, en la página 29, encontramos la siguiente información:
“No es necesario que los directores de las diferentes corporaciones que emplean los testigos de Jehová sean al mismo tiempo miembros del Cuerpo Gobernante. En la reciente reunión anual de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, algunos miembros del Cuerpo Gobernante que servían de directores y directores ejecutivos renunciaron voluntariamente a sus cargos. Como sustitutos, se eligió a hermanos maduros de las ‘otras ovejas’. Eso permite al Cuerpo Gobernante dedicar más tiempo a preparar alimento espiritual y atender de otras maneras las necesidades espirituales de la hermandad mundial”.
Ahora, el CG solo es responsable de los asuntos espirituales. La parte comercial es administrada únicamente por una junta directiva anónima y sin rostro.
Desde que se hizo ese cambio, la Organización ha ideado una variedad de planes para hacer dinero, mucho más allá del arreglo tradicional de las cajas de contribuciones. Hoy en día, la corporación está detrás de grandes cantidades de dinero, especialmente detrás de testigos de Jehová ancianos que podrían tener más que los jóvenes. Betel los exhorta a firmar pólizas de seguro, anualidades, acciones, bonos, cuentas bancarias e incluso casas y propiedades enteras.
Empero, lo más atroz de todo es que la Watchtower ha cerrado cientos (casi 1.000) de salones del reino en perfecto estado, desalojando a los ocupantes y vendiendo las propiedades como bienes raíces comunes. En muchos casos, estos permanecen vacíos porque no se han vendido. Sin embargo, eso no importa. Es funesto que una gran cantidad de testigos de Jehová se hayan visto obligados a dispersarse y a abandonar sus lugares de adoración. En algunos casos, los hermanos desposeídos —incluyendo a muchas viudas ancianas— tienen que viajar grandes distancias para asistir a las reuniones, lo cual no sucedía cuando tenían su salón del reino local.
Actualmente, con la pandemia en curso, todos los lugares de adoración están cerrados. En estas circunstancias, no está descartado que los codiciosos ladrones que dirigen la Sociedad aprovechen la oportunidad y traten de vender todos los lugares de reunión tradicionales y se vuelvan 100% virtuales, lo cual, por supuesto, sería el fin de los testigos de Jehová como una verdadera organización evangelizadora. Pero el hecho es que si estos hombres están dispuestos a imponer políticas que ponen en peligro el bienestar de los niños, son capaces de cometer cualquier mal.
Los salones del reino han permanecido cerrados incluso en lugares donde la ley no exige el cierre de los lugares de culto. ¿Por qué? Según el decreto de los sumos sacerdotes de Betel, es demasiado arriesgado e imprudente que los testigos de Jehová se reúnan o incluso se aventuren a salir a la calle para predicar las buenas noticias.
No obstante, piense en esto: en tiempos pasados, los testigos de Jehová arriesgaron sus vidas para predicar durante el Holocausto nazi y detrás de la cortina de hierro soviética. En los Estados Unidos, los testigos han arriesgado sus vidas al predicar desafiando a turbas iracundas. Los misioneros han ido a los lugares más remotos de la tierra, han atravesado selvas tropicales y se han expuesto a extrañas enfermedades, las cuales algunas veces han causado su muerte. Los testigos celosos siempre han tratado de seguir el decreto apostólico de predicar tanto en tiempos favorables como difíciles.
En este momento, sin embargo, por decreto del Cuerpo Gobernante, ningún testigo puede predicar públicamente. Aunque los adultos jóvenes sanos ni siquiera son vulnerables a sucumbir ante el virus, la Watchtower ha impuesto una regulación que contradice al Señor Jesucristo.
¡Ay de verdad! ¡Ay de los que dictan leyes que hacen daño! ¡Ay de los que escriben decretos opresivos que han impedido que se haga justicia para los afligidos! ¡Ay de los que saquean a las viudas y han vendido propiedades solemnemente dedicadas a Dios! Sí, ¡ay de la Sociedad Watchtower! Dejemos que esos devotos investigadores de la Biblia mediten y reflexionen en las preguntas que Jehová les hace: “¿Y qué harán ustedes el día de ajuste de cuentas, cuando venga desde lejos la destrucción? ¿Hacia quién correrán por ayuda, y dónde dejarán sus riquezas? No habrá más remedio que agacharse entre los prisioneros o caer entre los muertos. En vista de todo eso, la furia de él no se ha calmado, sino que su mano sigue extendida para golpear” (Isaías 10:3, 4).