Pregunta # 39: ¿Por qué sus traductores insertaron la palabra “hijo” en Hechos 20:28 a pesar de que esta no se encuentra en ninguna parte del texto original? Su versión original de 1950 de Hechos 20:28 incluía la palabra “hijo” entre paréntesis, ¡pero su versión actual de 2013 de Hechos 20:28 no tiene paréntesis ni notas al pie de página! Si se tradujera correctamente, el texto diría que Dios compró su congregación con su PROPIA sangre. Por lo tanto, ¿No significaría eso que Jesús es Dios?
No se trata de un problema de traducción. Es una prerrogativa de los traductores insertar palabras de acuerdo con lo que crean correcto para agregar claridad. La necesidad de aclarar se debe al hecho de que los trinitarios han torcido las Escrituras.
El punto es que los trinitarios niegan que Jesús sea el Hijo de Dios. Por eso todo está torcido, distorsionado. Aparentemente, ellos sí creen en el Padre y el Hijo, pero de una manera confusa y extraña, ya que, según el dogma trinitario, no existe una relación habitual padre/hijo entre el Padre y el Hijo, pues Jesús es Dios y Dios es Dios. Jesús no nació de un padre. El Padre no le dio vida al Hijo. Así que, ¿por qué se dirían entre ellos padre e hijo si no existe tal relación? Nadie puede resolver esa pregunta. Es un misterio.
En el mundo real, sin embargo, no existe tal misterio. Los padres y los hijos tienen una relación muy diferente. En el mundo real, los hijos nacen de los padres. En el mundo real es imposible que un hijo sea tan viejo como su padre. No obstante, obviamente, los padres y los hijos están estrechamente relacionados. Tienen la misma sangre, literalmente. Incluso es común decir que los parientes cercanos son de la misma ‘’sangre’’. Por lo tanto, un padre podría decir que su hijo es de su ‘’misma sangre’’.
Pero ninguna persona sensata supondría que, porque un hijo tiene la misma sangre que su padre, ambos son la misma persona o que un hijo no llegó a tener vida por causa de su padre. Solo en la casa trinitaria de los espejos se distorsiona la relación entre el Padre y el Hijo en una burla grotesca.
En realidad, es ridículo que alguien suponga que el Dios Todopoderoso que creó el universo e incluso un mundo invisible que es mucho más grandioso que lo visible, de alguna manera llegó a ser un pequeño humano que fue asesinado por hombres y luego resucitó. Los trinitarios no entienden la simple pero profunda verdad de que Jesús era simplemente un hombre perfecto. Jesús fue hecho para que su vida correspondiera con la que el hombre perfecto original, es decir, Adán, perdió. Proporcionar un rescate no requería la muerte de Dios. Se requería el sacrificio de un hombre perfecto, lo cual es lo que Jesús era.
Además, Dios no puede hacerse humano. Es imposible. Sería más probable poder envolver al sol con papel celofán que el Todopoderoso pudiera encogerse y envolverse en algo tan vulnerable e inferior como tejidos humanos. Tal idea es blasfema y absurda. Y es aún más absurdo creer que el Dios inmortal y eterno podría ser asesinado por pequeños saltamontes terrícolas.
El apóstol Juan, en su introducción acerca de Jesús, transmitió una verdad profunda, una verdad que coloca en una posición incómoda a los tercos trinitarios. Juan escribió: “La Palabra llegó a ser carne y vivió entre nosotros, y vimos su gloria, una gloria como la que le corresponde a un hijo unigénito de parte de su padre. Y estaba lleno de favor divino y verdad… A Dios ningún ser humano lo ha visto jamás. El dios unigénito, que está junto al Padre, es el que nos ha explicado cómo es él.” (Juan 1: 14, 18)
Aunque los trinitarios insisten en que Jesús era el Dios Todopoderoso, Juan, que conocía personalmente a Jesús, sabía que tal no era el caso. Él sabía que Jesús era el Hijo unigénito de Dios, que estuvo al lado del Padre durante mucho tiempo antes de llegar a ser humano. Aunque no era el Dios Todopoderoso, el Primogénito era en todos los aspectos como su Padre, incluso llegando a ser un dios. Pero como ningún hombre ha visto personalmente a Jehová Dios, obviamente Jesús, quien fue visto por los hombres, no pudo haber sido Dios mismo, y, además, él nunca afirmó serlo.
Con respecto a la sangre, obviamente Jesús dio su propia sangre para proporcionar la base legal para que Dios rescatara a la humanidad pecadora. Pero dado que Jesús le pertenece a Dios, tal como dijo Pablo en 1 Corintios 3:23, no es irracional reclame propiedad sobre la sangre de Jesús como si fuera la suya propia.
Ciertamente, cualquier ambigüedad que pudiera existir en relación con la declaración de Pablo en Hechos queda clara en otros textos. Por ejemplo, en 1 Juan 1:7 es claramente evidente que Jesús dio su sangre en nombre de la humanidad por la voluntad de Dios. Ese versículo dice: ‘’Sin embargo, si andamos en la luz, así como él mismo está en la luz, estamos unidos entre nosotros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.’’