Si por un momento nos deshacemos de la irreverente y absurda mitología de “Santa Claus” y hacemos a un lado el hecho que el 25 de Diciembre era la fecha original para la cena de la Saturnalia, y si al mismo tiempo no permitimos que se nos distraiga, o se nos impresione con los aspectos comerciales de la llamada “Estación festiva”, nos damos cuenta que el nacimiento de Jesús es; sin duda alguna, uno de los acontecimientos más hermosos, inspiradores, y significativos en la historia de la humanidad.

Parece ser que la humanidad tiene una profunda e inexpresable necesidad de saber que no está sola en este vasto universo. Como evidencia de esto, la antigua mitología está llena de personajes; de dioses y semidioses que visitan y abandonan a los hombres. Inclusive en la sociedad actual, aún con la sofisticación de la vida moderna, nosotros nos sentimos cautivados con la idea de visitas de seres extraterrestres. Nuestro deseo y añoranza por contactarnos con un mundo extraño y supraterrenal es; sin duda alguna, una de las razones por las cuales el nacimiento de Jesucristo es tan fascinante.

Debido a que el mundo moderno en que vivimos está tan alejado de los tiempos bíblicos, a veces nos es difícil apreciar las cosas maravillosas y milagrosas que están registradas en la Palabra de Dios. Pero, ¿Por qué no detenernos un momento e imaginar en nuestra mente la escena que nos recuerda el relato navideño?.

Imagine por un momento que es usted un pobre y humilde pastor cuidando su rebaño en los campos abiertos de Judea. La soledad y la quietud de ese lugar; junto con la oscuridad del firmamento, le permite ver el majestuoso cielo nocturno. Las estrellas brillan como si fueran diamantes en el infinito y a lo lejos se miran las luces de las ciudades vecinas, sus velas; sus antorchas; cuando de repente, sin saber de donde, aparece un majestuoso ángel anunciando que el Mesías y Salvador del mundo tan esperado ha nacido en Belén,…….. a una corta distancia de donde usted se encuentra.

Antes que usted tenga la oportunidad de recuperarse de su asombro, un coro angelical hace su aparición -Volando sobre los cielos-. Entonces, ellos comienzan a entonar la canción más hermosa, armoniosa, y maravillosa que han escuchado jamás oidos humanos. La letra de la canción dice: “Gloria a Dios en las alturas, y sobre la tierra, paz a los hombres de buena voluntad.” Su gozosa melodia se hace sentir por todas partes a lo largo de la noche. En su fascinación por esta experiencia tan única y maravillosa usted mira al cielo esperando escuchar la mismísima voz de Dios, cuando de repente; los ángeles, de la misma manera tan inesperada y repentina como aparecieron…. desaparecen. Entonces, todo vuelve a la normalidad y la noche sigue su curso.
Esta es la forma en que Jehová anunció el nacimiento de Su Hijo al mundo, al invitar a unos cuantos pastores para que fueran testigos de uno de los más anticipados y celebrados acontecimientos en la historia de la humanidad. ¡¡Qué privilegio tan grande tuvieron esos pastores al ser invitados por los ángeles celestiales para ir a darle honra y gloria al niño Jesús en la noche de su nacimiento!!

Desafortunadamente, no era solo Jehová; el Padre de este niño tan especial, quien estaba al tanto del nacimiento de tan precioso bebe. Satánas también estaba interesado en lo que sucedió aquella noche. De manera que, aunque el relato no lo dice, es obvio que el dios de este mundo; Satánas el Diablo, usó sus poderes sobrehumanos para hacer que algo que parecía una estrella apareciera en el firmamento. Los llamados “Sabios” provenientes del Este no eran Judíos, sino astrólogos superticiosos, y ellos comenzaron a seguir la “Estrella” mientras ésta se movía a través del cielo. De repente esta estrella se detuvo sobre Jerusalén, de manera que; de una forma inconsciente, estos astrólogos dieron aviso al sanguinario rey Heródes, y éste; a su vez, buscó la forma para acabar con el predicho Rey de los Judíos. Después de esto la estrella llevo a estos extranjeros al lugar donde Jesús se encontraba; lo cual, a propósito, la Biblia dice que se encontraba en una casa al tiempo de la visita de ellos, y no en un pesebre como nos dice el relato navideño. Por lo tanto, los astrólogos no estaban presentes en la noche que Jesús nació, sino que llegaron un tiempo después. De cualquier forma, Jehová frustró el plan de Satánas de acabar con Jesús después de su nacimiento, al advertirle a los astrólogos que no regresaran con Heródes. Para desahogar su furia y venganza, Satánas hizo que todos los niños menores de dos años fueran asesinados. Esto es algo que el relato navideño pocas veces menciona.

Sin embargo, algunos se preguntan: ¿Por qué Jesús no apareció en la escena del mundo como un hombre adulto?, ¿Por qué no vino al hombre como un ángel?, ¿Qué propósito cumplió el hecho que Jesús haya nacido como un niño indefenso?, ¿Ha pensado usted alguna vez en eso?

La razón por la que Él nació como cualquier otro niño tiene que ver con lo que sucedió en el Jardín de Edén. Cuando Dios y su hijo terminaron de crear la tierra, y después que Adan y Eva fueron creados, Dios anunció a sus ángeles que iba a descansar de sus actividades creativas. Él también anunció que la hermosa pareja que Él había creado produciría su fruto, se reproducirían, y llenarían la tierra de tal modo que para el final del largo Día Sabático de Dios, la tierra entera estaría convertida en un paraíso; tal como el paraíso de Edén. Por consiguiente, Jehová confió a su creación para que ella llevara a cabo el propósito original de Dios.

Desafortunadamente Adán y Eva desobedecieron y fueron sentenciados a muerte antes que tuvieran su primer hijo; por lo tanto, todos sus hijos heredaron la condena de muerte. Es por eso por lo que la muerte continúa haciendo estragos en la humanidad hasta el día de hoy. Algunos han sugerido que Dios pudo haber “Comenzado” de nuevo en el sentido que Él pudo haber creado otro Adan y otra Eva, y probablemente la nueva pareja “Hubiera hecho las cosas bien”. Sin embargo, esto no hubiera resuelto las cuestiones que se habían suscitado debido a la desobediencia de Adán, y a las acusaciones del Diablo. Satánas acusó a Jehová de mentir. Si Dios hubiera creado a otro Adán y a otra Eva, Él hubiera terminado mintiendo al violar el periodo Sabático que Él mismo se había impuesto.

Otros han sugerido que Jehová pudo simplemente ignorar tal desobediencia y perdonarlos. Sin embargo, Dios había dicho claramente a Su Creación que el castigo por la desobediencia era la muerte. Si Dios no hubiera cumplido la sentencia de muerte impuesta por Él mismo, Él hubiera terminado mintiendo, pues la prohibición decía claramente: “El día que comas de éste árbol positivamente morirás.”

Si Dios no hace nada y permite a la humanidad seguir viviendo en el decrépito estado en que nos encontramos, entonces Dios terminará convirtiéndose en mentiroso, pues su intención y propósito anunciado es que una raza humana perfecta; una raza humana piadosa y temerosa de Dios, habite la tierra para el tiempo en que termine Su Descanso Sabático. Pero, ¿Cómo podría Dios resolver este dilema? Ciertamente parecería como si el hábil Satánas le hubiera dado un “Jaque- Mate” a Jehová Dios en un juego de ajedrez.

Pero no fue así. En el mismo día en que Jehová sentenció a Adán y a Eva a muerte, Él anunció que su “Mujer” produciría una semilla; una descendencia que enderezaría todas las cosas. Pero, ¿Quién resultó ser esta semilla?

Como Dios explicó más tarde en la Biblia, lo que se necesitaba era expiar, de una manera u otra, el pecado de Adán. Dios necesitaba una base legal para redimir a la descendencia de Adán. De acuerdo con los principios de justicia establecidos por Dios, si de alguna manera pudiera darse un rescate para liberar a la descendencia de Adán presa de la condena, Dios podría cancelar la condena bajo la cual estamos todos nosotros.

Pero, ¿Qué podría satisfacer la demanda de justicia en este respecto? La única opción era que otro hombre perfecto; de manera voluntaria, sacrificara su vida. Y no era solo eso. La vida que habría de sacrificarse tendría que tener un “Parentesco” con la raza humana; además, tendría que corresponder en valor al valor de la vida perfecta que Adán perdió. Solo de esta manera Jehová Dios podría redimir a la humanidad y rescatarla de las garras de la muerte.

Pero, ¿Dónde podría encontrarse una vida humana perfecta? Ciertamente, ninguno de la descendencia de Adán podría alcanzar o tener el valor de la vida perfecta de Adán. Como ya hemos mencionado, Dios no podía; de manera ética, crear otro Adán, pues esto violaría su propio Descanso Sabático. Ningún ángel podría devaluarse a sí mismo para pagar la deuda contraída por Adán. La solución a este problema fue Jesús, y esta es la razón por la cual Jesús nació como cualquier otro niño.

Debido a que Jesús había vivido previamente en los cielos antes de nacer en la tierra, legal y literalmente, Él NO era una nueva creación; de tal manera que al proveer a Jesucristo, Jehová no violó Su “Descanso” Sabático. Lo que Dios hizo fue transformar la vida del más grande e importante de sus hijos en un espermatozoide, y lo implantó en la matriz de una mujer llamada Maria, y; de esta manera, Maria llegó a ser la madre de Jesús. Debido a que la humanidad fue hecha a imagen y semejanza de Dios, la matriz de Maria no tuvo ningún problema para acomodar la vida de Jesús en su vientre, y; después de nueve meses, traer al mundo al Hijo de Dios. Debido a que Jehová, el Padre; y de hecho, cualquier padre, es el dador de la vida, mientras que la madre es el “Procesador” de la vida; el Hijo, – Cristo Jesús,- No heredaría las características pecaminosas de la madre, y sin embargo, llegaría a ser completamente humano, sin llevar la imperfección de Adán.

Jesús de manera voluntaria renunció a su naturaleza divina cuando vino a la tierra. De hecho, la Biblia llama a Jesús el Segundo Hombre, y también lo llama el Último Adán. Él es el Segundo Hombre Perfecto que ha habido. Él es también el Útimo Adán porque Jehová Dios no volverá a crear directamente a ningún otro hombre perfecto en la tierra. Todos aquellos que vivan en la tierra como humanos perfectos serán los descendendientes regenerados y reformados de Adan y Eva y la descendencia de ellos.

Aunque Jesucristo no fue el Glorioso Ser Espiritual Celestial cuando vivió en la tierra, Él, aún así, tenía toda la Gloria de Jehová porque Él era el Hijo de Dios, y como el Hijo Perfecto de Dios, Él estaba en posición de dar su vida y así llegar a ser el Salvador del Mundo; tal y como los ángeles lo anunciaron al momento de su nacimiento.

Pero existe otro nacimiento que, sin duda alguna, tendrá un impacto mucho mayor en los asuntos de la humanidad. Este nacimiento se describe en el capítulo 12 del libro de Revelación, y tiene que ver con el nacimiento del reino del Dios en los cielos. Como resultado de este nacimiento divino, estallará una guerra en los cielos. Esto es exactamente lo que leemos en Revelación 12:7, pues se nos dice: “Y estalló guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron pero éste no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. De modo que hacia abajo fue arrojado el Gran Dragón, la Serpiente Original, el que es llamado Diablo y Satánas que está extraviando a toda la tierra habitada.”

Tal y como al momento en que Jesús nació como ser humano y Satánas trató de asesinarlo; de igual manera, cuando el reino de Dios toma el poder en los cielos Satánas trata de destruirlo. Al fracasar en su intento por aniquilar al reino de Dios en el cielo, Satánas es echado a la tierra. Como consecuencia de esto y teniendo gran ira, él y sus demonios; por medio de su influencia invisible sobre la humanidad, -Influencia invisible hasta ahora-, establecen una política que podríamos calificar como política de destrucción masiva.

No cabe duda que las naciones de la actualidad tienen en sus manos el poder para la destrucción completa de la humanidad y de la tierra; también es innegable el hecho que ellos están obsesionados con la destruccion de “Estados enemigos”, y de llevar a cabo sus deseos usando los medios que tienen en su poder, sin importar el costo que la humanidad tenga que pagar para ello.

Por lo tanto, en esta temporada “Navideña” es nuestro deseo y esperanza que todos los hombres reflexionen sobre el sacrificio que Jehová efectuó al haber ofrecido a Su Hijo para salvar a la humanidad, y también es nuestro deseo que al ejercer fe en Cristo Jesús como Salvador, cada uno de los hombres pueda hallar refugio de la tormenta que se avecina, para que después de esto puedan heredar las benciones que los ángeles anunciaron cuando declararon: “Gloria a Dios en las alturas, y paz entre los hombres de buena voluntad.”