Domingo 31 de enero
La verdad no está en él (Juan 8:44).
Las mentiras de Satanás aumentan el dolor y el sufrimiento de la humanidad. Por ejemplo, a los padres que han perdido a un hijo quizás les digan que Dios se lo ha llevado porque necesita otro angelito en el cielo. ¿Verdad que esta mentira satánica no les alivia el dolor, sino que se lo agudiza? Por otro lado, la enseñanza falsa del infierno se ha utilizado para justificar torturas, como la de quemar en la hoguera a quienes no estaban de acuerdo con las creencias de la Iglesia. Según un libro sobre la Inquisición española, algunos de los responsables de estas crueldades al parecer creían que solo estaban dándoles a los herejes “un adelanto de lo que sería el tormento eterno” para que se arrepintieran antes de morir y se salvaran del infierno. Además, en algunos lugares, la gente siente la necesidad de adorar a sus antepasados, honrarlos o buscar su bendición. Otros tratan de apaciguarlos para evitar que estos los castiguen. Por desgracia, las creencias basadas en mentiras diabólicas no dan verdadero consuelo. Al contrario, provocan angustias innecesarias o incluso miedo. w19.04 14 párr. 1; 16 párr. 10
La falsedad de la doctrina del alma inmortal y el infierno de fuego quedan fácilmente al descubierto para cualquier investigador bíblico honesto. Es cierto que los demonios promueven sus engaños a través de varios trucos, como las historias sensacionalistas de personas que aparentemente murieron y vislumbraron el más allá, pero que luego fueron “resucitadas”. Además, los demonios pueden proyectar voces familiares desde el mundo espiritual o imágenes ectoplasmáticas fantasmales ante sus víctimas en trance. Sin embargo, los que conocen la Biblia están protegidos contra esos trucos demoníacos.
Las mentiras más peligrosas son aquellas que son aceptadas voluntariamente como la verdad. Esos engaños provienen de la misma fuente satánica, pero son mucho más difíciles de descartar porque son enseñadas por una autoridad en la que se confía ciegamente, siendo esta la misma que expone numerosas mentiras y falsedades en las que el mundo cree. Las mentiras más convincentes están respaldadas por “pruebas”. Por supuesto, estoy hablando de 1914 y de la insidiosa mentira que Jesús regresó entonces y ha estado gobernando durante los últimos 107 años.
Nunca ha habido un engaño más inteligente que este que es el corazón mismo de la Watchtower. La cronología de los siete tiempos parece tan brillante hasta que uno realmente comienza a examinar la supuesta evidencia que la apoya. Por ejemplo, en mi respuesta a Rolf Furuli, que, por cierto, no ha respondido al correo electrónico que le envié, se derrumban las bases de los cálculos de la Sociedad para llegar a 1914. Durante casi 20 años, ni un solo testigo de Jehová ha podido defender con éxito esta verdad sagrada de la Organización. ¿Por qué?
Ahora bien, hay mucho más relacionado con 1914 que una simple cronología. Después de todo, Charles Russell no solo utilizó los siete tiempos, sino que también hizo uso de la piramidología arcana para determinar lo que sucedería en 1914 muchos años antes. Y, efectivamente, estalló una terrible guerra en Europa. Y mientras ese conflicto se prolongaba, la influenza española se extendió por todo el mundo. ¡Ahora había una pandemia! Sin duda, parecía como si los jinetes del Apocalipsis hubieran sido desatados sobre el mundo. Incluso yo estuve convencido de ello hasta que llegué a una comprensión más profunda de la verdad.
Ahora soy consciente de que fui una víctima, no tanto de la Watchtower, sino de un engaño demoníaco muy convincente. Pablo advirtió acerca de este cuando escribió a los tesalonicenses sobre una operación de Satanás que Dios permitiría. El apóstol reveló que el Diablo operaría a través de una agencia humana, mediante alguien a quien llamó “el hombre que desafía la ley”: “Pero la presencia del hombre que desafía la ley se debe a la actividad de Satanás con todo tipo de obras poderosas y con cosas impresionantes y milagros falsos y con todo tipo de engaño injusto dirigidos a los que van rumbo a la destrucción, como pago por no aceptar el amor de la verdad para ser salvados. Por eso Dios permite que una influencia engañosa los confunda para que crean la mentira, a fin de que todos ellos sean juzgados porque no creyeron la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Tes. 2:9-12).
Satanás ha estado llevando a cabo su actividad desde el principio. Primero, al llevar a los Estudiantes de la Biblia a concluir que en el año 1914 ocurriría algo grande. Luego, cuando llegó ese año, el padre la mentira desató la Gran Guerra. Solo se necesitaron un par de balas de la pistola de un sicario para lograrlo, ya que en el período previo a ese fatídico año, Satanás había dividido a Europa en dos bloques opuestos con acuerdos de defensa mutua, al igual que sucede con la OTAN actualmente. ¡Qué poderosa obra demoníaca! La pandemia probablemente se produjo como resultado natural de que millones de soldados se revolcaran en trincheras sucias y ensangrentadas, los cuales luego regresarían a casa como portadores del virus. Durante la guerra, los demonios persiguieron a los Estudiantes de la Biblia e incluso enviaron a la cárcel a los líderes de la Organización. ¡Qué señal mentirosa tan convincente!
Después de la Segunda Guerra Mundial, el viejo sabio de Betel, un tal Frederick Franz, escribió volúmenes interpretando de manera inteligente prácticamente todas las profecías relacionadas con 1914. Desde entonces, el Cuerpo Gobernante ha tenido la tarea de mantener una pared o muro de mentiras, como si tuviera que recubrirla con capa tras capa de cal para que no se caiga o desgaste. Todo lo que la Watchtower escribe en apoyo de la operación de Satanás se ha convertido en lo que el apóstol Pablo profetizó como “todo tipo de engaño injusto”.
En realidad, mi tarea no ha sido hacer caer en cuenta a los testigos de Jehová de la influencia engañosa de la Watchtower, lo cual no es posible de todos modos, sino más bien advertir a los albañiles encargados de la pared que su proyecto de encalar está condenado al fracaso. He hecho lo que Jehová me ha mandado: “A esos que recubren la pared con cal, diles que se va a caer”.
Todo lo que queda es que el Hijo del Hombre llegue como un ladrón en la noche y desate la tormenta. Luego, espero poder plantearles a los líderes de la Organización la siguiente cuestión: “Vendrá una lluvia torrencial y caerá granizo, y fuertes vientos de tormenta la derribarán. Y, cuando la pared se caiga, les preguntarán: ‘¿Dónde está la capa de cal?’”.
Tal como me ha sucedido con ellos durante los últimos 25 años, no espero ninguna respuesta.