El diccionario define la palabra mito de la siguiente manera: Relato popular o literario que cuenta acciones imaginarias de dioses, seres fantásticos o héroes. También lo define de la siguiente manera: Una media verdad, especialmente en cuestiones de ideología; creencia popular o historia que se ha asociado con alguna persona, institución, o acontecimiento.

El historiador Griego Herodoto escribió que las murallas que rodeaban y protegían a la antigua ciudad de Babilonia eran de una altura aproximada de diez metros, y que éstas hacían a esa ciudad situada a orillas de río Éufrates una fortaleza prácticamente impregnable. No obstante, en una sola noche, – el 6 de Octubre del año 539 AC,- la grandiosa e imponente ciudad de Babilonia fue conquistada por los Medos y los Persas bajo el mando de Ciro el Grande. Comisionado por Jehová mismo por medio de una profecía escrita con 200 años de antelación, Ciro anunció la liberación de los Judíos y les permitió volver a reconstruir Jerusalén; la ciudad de Jehová, la cual había sido demolida por Nabucodonosor 70 años antes. Un resto de Israelitas fieles aprovecharon la oportunidad de salir de Babilonia y reconstruir el templo de Dios.

Independientemente de lo significativo que fue la caída de Babilonia en ese tiempo, la Palabra de Dios predice la caída de otra Babilonia; una Babilonia mucho más poderosa llamada Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de todas las cosas repugnantes de la tierra; es decir, la caída y destrucción de la religión falsa.

Los Testigos de Jehová creen que Babilonia la Grande es una referencia al entero sistema mundial de la religión falsa; y tal y como su predecesora, la inesperada caída de Babilonia la Grande le dará al pueblo de Dios la oportunidad de escapar de ella y lograr su libertad. Esto lo describe el libro de Revelación de la siguiente manera: “Después de estas cosas vi a otro ángel que descendía del cielo, con gran autoridad; y la tierra fue alumbrada por su gloria. Y él clamó con voz poderosa, y dijo: “¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído, y ha llegado a ser lugar de habitación de demonios y escondite de toda exhalación inmunda y escondite de toda ave inmunda y odiada! Porque a causa del vino de la cólera de su fornicación todas las naciones han caído [víctima], y los reyes de la tierra cometieron fornicación con ella, y los comerciantes viajeros de la tierra se enriquecieron debido al poder del lujo desvergonzado de ella”. -Revelación 18:2-.

Después de esto, el ángel dice: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas” .

Si usted es un Testigo de Jehová sin duda alguna cree que usted ya ha obedecido el mandato bíblico que nos ordena a salir de Babilonia. Si usted era miembro de alguna otra iglesia seguramente a usted se le exhortó a escribir una carta de desasociación y enviarla a su antigua iglesia como muestra de su obediencia a este mandato bíblico. Seguramente a usted se le dijo que por medio de renunciar a su antigua afiliación religiosa usted había salido de Babilonia la Grande. Es obvio pensar que si los Testigos de Jehová ya han obedecido este mandato bíblico de salir de Babilonia, esto significa que Babilonia la Grande ya ha caído. Pero, ¿Es cierto eso?, ¿Verdaderamente Babilonia la Grande cayó en el año 1919?

Por extraño y absurdo que le parezca al lector no familiarizado con las creencias de los Testigos de Jehová, eso es precisamente lo que ellos creen; ellos afirman que Babilonia la Grande cayó en el año 1919. Pero, ¿Qué prueba tienen ellos para demostrar dicha afirmación? Sí, ¿Qué ha convencido a millones de Testigos de Jehová que la apocalíptica caída de Babilonia la Grande ya ha sucedido? Básicamente podemos decir que ellos fundamentan su afirmación en el hecho que ellos han tenido éxito en propagar su mensaje a pesar de la oposición de la religión falsa; religión que en el pasado logró obstruir su actividad. Sí, para ellos el éxito que han tenido a través de los años es prueba fehaciente y convincente que ellos han sido liberados del cautiverio de la religión falsa; y que gracias a ello, ahora el pueblo de Dios es libre.

También se cree que Jehová Dios juzgó adversamente a Babilonia la Grande por su apoyo y participación en la sangrienta Primera Guerra Mundial. Como ejemplo de esta creencia podemos citar las palabras que aparecieron en la edición del 1 de Enero del año 2000 de la revista La Atalaya; revista que menciona a la Sociedad Watchtower como el atalaya mencionado en la profecía:

“¿Qué vio? El atalaya de Jehová, su clase de testigos anunció de nuevo: “¡Ha caído! ¡Babilonia ha caído, y todas las imágenes esculpidas de sus dioses él [Jehová] ha quebrado hasta la tierra!” (Isaías 21:9). Esta vez, después de la primera guerra mundial, es Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, la que cae de su pedestal de autoridad (Jeremías 50:1-3; Revelación 14:8). Y no es de extrañar. La Gran Guerra, como se la llamó entonces, empezó en la cristiandad, donde el clero de ambos bandos fomentó la conflagración, arengando a la flor y nata de su juventud para que fuera a las trincheras. ¡Qué vergüenza! En 1919, Babilonia la Grande no pudo impedir que los Estudiantes de la Biblia, tal como se conocía entonces a los testigos de Jehová, escaparan de su estado de inactividad y emprendieran una campaña de predicación mundial que aún continúa (Mateo 24:14). Ese fracaso señaló la caída de Babilonia la Grande, tal como la liberación de Israel en el siglo sexto antes de la era común señaló la caída de la antigua Babilonia”.

Sin embargo, debemos preguntarnos: ¿Verdaderamente Jehová hizo pedazos todas las imágenes esculpidas de la misteriosa Babilonia y las lanzó a la tierra en el año 1919; tal y como la Sociedad Watchtower afirma? Hay razones para dudar eso, pues las religiones de la actualidad aún ejercen gran influencia; inclusive en los gobiernos de las naciones y en la gente común. Por lo tanto, nos preguntamos, ¿Qué ha cambiado? ¿Verdaderamente Jehová Dios humilló y destruyó al dios Trinitario de la Cristiandad en ese entonces? No existe el menor indicio que Él lo haya hecho, pues ese dios Trinitario aún ocupa un lugar prominente en el corazón y en la mente de millones de feligreses.

Si verdaderamente Jehová Dios juzgó adversamente a Babilonia la Grande por su involucramiento en la Primera Guerra Mundial en 1914, ¿Por qué se le ha permitido a Babilonia permanecer hasta el día de hoy y seguir siendo un factor determinante en la provocación y causa de las guerras? ¿Acaso Babilonia siguió ejerciendo poder después de su caída a manos de Ciro el Grande? ¡¡ Por supuesto que no!! No obstante, después de su supuesta caída en el año 1919, Babilonia la Grande continúa ejerciendo poder y control sobre las naciones a pesar de la afirmación de la Sociedad Watchtower, quien nos dice que Jehová Dios hizo pedazos sus ídolos y recordó sus actos de injusticia durante ese tiempo.

Si recordamos el hecho que los fundamentalistas y extremistas, tanto del Clero de la Cristiandad, así como del Islam han hecho, y están haciendo lo suyo para provocar y propiciar una Tercera Guerra Mundial, con su consecuente uso de armas nucleares, podemos sospechar que el mayor derramamiento de sangre por parte de Babilonia la Grande aún está en el futuro.

Puesto que los Testigos de Jehová creen que Dios ya llevó a cabo la parte inicial de su impresionante y aterrador juicio en contra de esa inicua ciudad, nosotros nos preguntamos, ¿Por qué Babilonia la Grande continúa existiendo como si no hubiera sucedido nada? Solo tenemos dos opciones en las cuales creer: O los juicios de Jehová son impotentes e insignificantes, o dichos juicios aún no han comenzando; y por lo tanto, la enseñanza que nos dice que Babilonia la Grande cayó en el año 1919 es un mito y una mentira barata.

Se nos ha dicho que aparte de su complicidad e involucramiento en la guerra de 1914, otra de las razones por las cuales Babilonia la Grande cayó en 1919 se debió a que el Clero de la Cristiandad apoyó a la Liga de Naciones, y a su negativa a aceptar la instauración del reino de Jesucristo en el año 1914. No obstante, es bueno recordar que ni siquiera los Estudiantes Internacionales de la Biblia originales creían que el reino de Jesucristo sería instaurado en el año 1914. No, ellos no creían eso. ¿La razón? ¡¡La Sociedad Watchtower los había convencido que la presencia de Jesús había iniciado en 1874!! Ellos creían o suponían que la guerra de 1914 conduciría inmediatamente a Armagedón. ¡¡La Sociedad Watchtower no instituyó su doctrina del año 1914 sino hasta el año de 1925; seis años después que Jehová Dios supuestamente rechazó a la Cristiandad por no haber aceptado la presencia de Jesús en 1914!! Por lo tanto, esa institución nos dice que aunque Jesucristo volvió en todo su poder en ese año, ¡¡Ni siquiera Charles Russell o sus amigos se dieron cuenta de ello!! Eso sucedió a pesar del hecho que Jehová rechazó a la Cristiandad y eligió a los Estudiantes Internacionales de la Biblia, aunque ellos ni siquiera le dieron la bienvenida a Jesús ni anunciaron su presencia.

Otro aspecto de la supuesta caída de Babilonia la Grande tiene que ver con la actitud que ellos tuvieron para con la Liga de Naciones. La Sociedad Watchtower con frecuencia nos dice que el Clero de la Cristiandad le dio su apoyo a la Liga de Naciones y que por esa razón Jehová Dios condenó a todas las instituciones religiosas del mundo. Pero, ¿Es verdad eso? En su edición del 1 de Febrero de 1985 la revista La Atalaya nos dice que Los Estados Unidos no se unieron a la Liga de Naciones. Esto es lo que dice la revista:

“La Primera Guerra Mundial terminó el 11 de Noviembre de 1918, y el mes siguiente el Concilio Federal de Iglesias de Cristo de Los Estados Unidos se declaró públicamente a favor de la propuesta Liga de Naciones. Ese grupo religioso declaró a la Liga de Naciones como “La expresión política del reino de Dios en la tierra”. Ignorando las recomendaciones religiosas, y por razones políticas, Los Estados Unidos de América se negaron a unirse a la Liga de Naciones y optaron por hacerse miembro de la Corte Mundial. Cuando la Liga de Naciones comenzó su operación al inicio de 1920, los miembros del Consejo Federal de Iglesias les dieron su apoyo y bendición”.

¿Qué “Razones políticas” tuvieron Los Estados Unidos para negarse a ser miembros de la Liga de Naciones? La revista no nos dice. Aunque es verdad que la facción liberal del Consejo Federal de Iglesias apoyó a la Liga de Naciones, ellos no fueron los únicos; el Papa de Roma también lo hizo. C abe destacar el hecho que también existían voces dentro de la comunidad religiosa que se oponían a que Los Estados Unidos se hicieran miembros de esa institución, y aparentemente ellos tuvieron éxito al convencer al Senado y lograron que Los Estados Unidos se rehusaran a convertirse en miembro de esa institución. De hecho, el Movimiento Fundamentalista Religioso de Los Estados Unidos tiene sus orígenes en el grupo que se opuso a que Los Estados Unidos fueran miembros de la Liga de Naciones.

A continuación presentamos un artículo muy revelador escrito por Markku Ruotsila; el cual nos habla de lo que sucedió en el ámbito religioso durante los días en que se formó la Liga de Naciones. -Disponible solo con subscripción-

“El naciente movimiento fundamentalista hizo su primera incursión en el ámbito político durante la controversia que generó la creación de la Liga de Naciones durante los años 1919-1920. Ambos bandos del fundamentalismo Protestante, – los dispensacionalistas milenarios y los conservadores Calvinistas,- se enfrascaron en esa controversia, pues ambos bandos consideraron a la Liga de Naciones como algo muy importante, pues ambos bandos consideraban a la Liga de Naciones como un asunto religioso. Ambos tipos de fundamentalismo se oponían a la Liga de Naciones y ambos bandos promulgaron su propia declaración manifestando su Cristiana oposición al internacionalismo. En su declaración ellos apoyaron su oposición a la Liga de Naciones y dijeron que sus diferencias con esa institución eran irreconciliables. A pesar del éxito que tuvieron los fundamentalistas al evitar que Los Estados Unidos se unieran a la Liga de Naciones, la controversia en la que ellos se vieron envueltos les hizo darse cuenta del gran poder que ejercían sus rivales; es decir, la facción liberal Protestante. Los liberales Protestantes se habían esforzado por lograr el ingreso de Los Estados Unidos a la Liga de Naciones; ellos habían dado una explicación acerca de porqué el país debería unirse a esa institución, y ellos también habían logrado que la mayor parte de las denominaciones y sectas que se autoproclamaban Cristianas se pasaran de su bando.

Aunque no todos los historiadores están de acuerdo en esto, se cree que fue en la formación de la Liga de Naciones donde se peleó la primera batalla política entre dos grupos religiosos; los Fundamentalistas y los Cristianos Liberales. Este fue el asunto religioso que unió a los Dispensacionalistas Milenarios y otros grupos Protestantes conservadores, y los hizo que se aliaran para lograr un fin común; a saber, evitar que Los Estados Unidos se hicieran parte de la Liga de Naciones. Anteriormente esos aliados se habían enfrentado en cuestiones de fe y de doctrinas, así como en otros temas. No obstante, después del año 1920 los enfrentamientos entre ellos fueron de naturaleza política y afectaron muchos asuntos y temas en el ámbito nacional. A pesar de ello, el asunto de la creación de la Liga de Naciones siempre estuvo presente, y fue el éxito que ellos tuvieron al prevenir el ingreso de Los Estados Unidos a esa institución lo que les dio la confianza y la estrategia para pelear y ganar sus subsecuentes batallas. Independientemente de lo mucho que se ha escrito en lo referente a la naturaleza político- religiosa del Fundamentalismo , es bueno recordar este esfuerzo, y la batalla que ellos ganaron al evitar el ingreso de Los Estados Unidos a la Liga de Naciones”.

Contrariamente a la aseveración de la Sociedad Watchtower, los Estudiantes Internacionales de la Biblia no fueron los únicos Cristianos que negaron su apoyo a la Liga de Naciones, pues no solo habían otras iglesias más importantes y fuertes que ellos que se oponían frontalmente a esa institución, sino que también el grupo de los Dispensacionalistas Milenarios tenían creencias y puntos de vista casi idénticos a los Estudiantes Internacionales de la Biblia, y veían y percibían a la Liga de Naciones como un instrumento del AntiCristo, cuyo proposito era alejar a la humanidad de Dios. De hecho, fueron los Estudiantes Internacionales de la Biblia quienes copiaron y adaptaron muchos de los puntos de vista de los Dispensacionalistas Milenarios.

A continuación presentamos parte de un artículo muy interesante referente al Protestanismo Conservador y la Liga de Naciones:

La comunidad Protestante más activa y que con más fuerza se oponía a la formación de la Liga de Naciones eran los Dispensacionalistas Milenarios, los cuales tenían orígenes Evangélicos, y ellos eran quienes conformaban la mayor y más importante parte de ese movimiento. Ellos eran fuertemente anti internacionalistas mucho antes que la formación de la Liga de Naciones hubiera sido propuesta. Podemos estar seguros que ellos se hubieran opuesto a la Liga de Naciones aún si sus rivales; los liberales religiosos, no hubieran estado presentes. Cuando la Liga de Naciones por fin apareció, los Dispensacionalistas Milenarios desarrollaron su propia crítica y criterio para juzgar y oponerse a esa institución internacional. El criterio que ellos utilizaron para juzgar a esa institución estaba basado en el concepto de la escatología pre milenaria, y en ella se identificaba a la Liga de Naciones como un instrumento del AntiCristo y sus aliados.

La escatología Dispensacionalista enseñaba que el último periodo de la historia humana; aquel que precedía al regreso a la segunda venida, -física,- de Jesucristo, era un periodo marcado por el incremento en la apostasía, guerras de tipo internacional, gobiernos autocráticos, y el crecimiento de la democracia, así como la restauración de los Judíos en la tierra de Palestina. Los Dispensacionalistas creían que ese periodo de tiempo culminaría con el nacimiento y la ascención al poder de un imperio mundial antiCristiano; esa es la razón por la cual a los Cristianos se les advertía en contra de apoyar a la Liga de Naciones. El máximo imperio mundial consistiría en un grupo de naciones cuyos orígenes se remontaban al antiguo Imperio Romano, y ese imperio mundial estaría constituido de hierro y barro; es decir, sería un imperio apoyado por las grandes masas pero de naturaleza dictatorial, y tendría el apoyo y el auspicio del Cristianismo apóstata. El propósito de dicho imperio mundial sería el de perfeccionar y purificar al mundo moderno por medio de la secularización y de un falso concepto del milenio bíblico; el cual sería controlado por una entidad central que coaccionaría a la gente que había perdido su relación con Dios.

A diferencia de los Milenarios por la Reforma, quienes pensaban que el gobernante del último imperio mundial sería un gran líder Cristiano que liberaría; no solo la Tierra Santa, sino que también el mundo entero de la opresión, los Dispensacionalistas de la era moderna creían que el mismísimo AntiCristo sería la cabeza de ese imperio, y que utilizaría el poder de dicha institución para suprimir y perseguir a los seguidores del Señor.

De manera particular se hacía énfasis en las trampas que el AntiCristo usaría, y se mencionaban entre ellas las promesas de paz y de prosperidad, así como la unidad de la humanidad y la posibilidad de la realización plena del hombre por medio de ese imperio, cuando en realidad; tal y como lo dijo el señor William B. Riley, la redención de las naciones sería simple y sencillamente imposible hasta regreso del Señor Jesucristo; regreso que cambiaría la naturaleza íntima del hombre y las condiciones del mundo por medio del Milenio. Jesucristo mismo sería quien juzgaría y destruiría al imperio enemigo de su Reino, y sería hasta entonces cuando una verdadera hermandad mundial llegaría a existir.

Por lo tanto, los Dispensacionalistas estaban convencidos que nada bueno o duradero podría resultar del último imperio, el cual ellos creían era la Liga de Naciones. Ellos también se opusieron a la Liga de Naciones por otra razón, la cual estaba basada; según ellos, en algo que estaba destinado a suceder. Ellos estaban convencidos que el último imperio llegaría a existir en un periodo posterior al “Rapto” y después que ellos hubieran sido llevados a los cielos. Por lo tanto, debido al reducido número de Dispensacionalistas, – en comparación con toda la humanidad, -ellos estaban convencidos que no había la suficiente bondad en el mundo para lograr algo digno y duradero. Toda estas creencias estaban fuertemente enraizadas en su corazón debido a su estudio de Las Escrituras, y ellos vieron en la Primera Guerra Mundial “La señal de los tiempos” que les hacía inferir que ellos vivían en las circunstancias descritas en la profecía, y por lo tanto, ellos llegaron a la conclusión que la Liga de Naciones era el imperio apóstata precursor del reino del AntiCristo, o inclusive, el mismísimo imperio del AntiCristo.

Algunos de los Dispensacionalistas más destacados eran Arno C. Gaebelin, W.E. Blackwood, William B. Riley, R.A. Torrey y otros más. Ellos condenaron y denunciaron los esfuerzos a favor de la paz antes y durante la guerra; esfuerzos que fueron llevados a cabo por la Iglesia de la Paz, el Papa, y diferentes políticos Americanos y Europeos. Ellos no tenían absolutamente nada bueno que decir acerca los tratados internacionales, así como de la Corte de la Haya; tampoco simpatizaban con la idea de “Los Estados Unidos de Europa”.

Esto fue lo que el señor Gaebelein escribió en su tratado “La Liga de Naciones Analizada a la Luz de la Biblia” en el año 1919: “Todos estos movimientos y esquemas fraudulentos no son más que un espejismo y un autoengaño, al enseñar que el hombre tiene el poder de hacer de este mundo un mundo mejor, por medio de la utilización de los recursos financieros y naturales para el bien común, y al enseñar que de alguna manera el hombre puede encontrar la salida a sus problemas por su propia cuenta”.

Ese interés y esa obsesión por lograr la paz era para los Dispensacionalistas una señal de la presencia cercana del profetizado “Hombre del Desafuero, el cual es el capítulo final en la historia de la iglesia, cuando el hombre desafía más y más a Dios y a su Palabra; a la vez que se deifica y se glorifica a sí mismo. Por lo tanto, Gaebelin estaba convencido que el interés desmedido por la paz “Estaba siendo usado por el dios de este mundo; Satanás, en un esfuerzo para que la gente bajara la guarda e inducirlos al sueño y a la negligencia espiritual” y de esa manera convencerlos para que se unieran a su organización, olvidándose de esa manera del Plan de Salvación ofrecido por Nuestro Señor Jesucristo.

Desde sus perspectivas proféticas, los Dispenscionalistas estaban convencidos que independientemente de quién ganara la guerra, lo que seguiría a ella sería un espejismo por la paz, al lograrse la formación y el establecimiento de la Liga de Naciones.

Por lo tanto, los Dispensacionalistas con frecuencia daban énfasis al hecho que ninguna Liga de Naciones podría lograr la paz verdadera, y que los logros que ella obtuviera no serían más que una simple tregua en un mundo plagado por la violencia, pues solo el regreso el Señor Jesucristo podría establecer la paz verdadera y duradera. Por lo tanto, la Liga de Naciones era una idea y un instrumento que servía para desviar y distanciar los pensamientos y anhelos de los hombres, al sustituir y suplantar al Señor Jesucristo como la esperanza para la humanidad; pues cualquier logro de esa institución sería usado para convencer a la gente del potencial del hombre para lograr la paz por sí mismo.

Lo más importante y sugerente de la naturaleza apóstata de la religión promulgada por la Liga de Naciones eran las aspiraciones del bando religioso Liberal que apoyaba a esa institución. Para los Dispensacionalistas era clara y obvia la naturaleza falsa e impostora de la religión que emanaba de la Liga de Naciones; la cual era apoyada por la retórica de George D. Herron.

De manera similar, el editor y activista patriota Eugene Thwing, quien había sido criado bajo las creencias de la fe Metodista en la YMCA, en un folleto titulado “La Liga de Naciones Como Asunto Moral” escribió que la Palabra de Dios prohibía hacer pactos con el enemigo y exhortó a la gente a que se convirtieran a la fe Cristiana, pues el apoyo a la Liga de Naciones era una desobediencia a los mandatos de Dios.

Por lo tanto, los Dispensacionalistas decidieron oponerse a la Liga de Naciones, y muy en especial a la membresia de Los Estados Unidos a dicha institución.

Algunas posturas similares a las de los Dispensacionalistas también se suscitaron en otras facciones del Cristianismo de ese tiempo, a pesar de las diferencias de creencias con el Fundamentalismo religioso. El otro bando que también se oponía a la formación de la Liga de Naciones estaba compuesto por representantes del Congreso con antecedentes conservadores y Presbiterianos, quienes consideraban a la iglesia; y solo a la iglesia, como el medio de salvación. Aunque ellos no eran tan prominentes en el ámbito político como los eran los Dispensacionalistas Milenarios, ellos consideraba a la Liga de Naciones como un usurpador secular de las funciones de la iglesia, y la acusaban de insinuarse a sí misma como una institución eclesiástica, la cual desvirtuaba los preceptos bíblicos y los tornaba en simples pensamientos y expectativas de hombres. Ellos se oponían a la Liga de Naciones porque ellos consideraban que el bando Protestante liberal que apoyaba a esa institución había conseguido para sí mismo un vehículo y un medio internacional para la propagación y la perpetuación de su errónea teología”.

Por lo tanto, nos preguntamos, ¿Por qué insiste la Sociedad Watchtower en decir que el Clero de la Cristiandad perdió el favor de Dios al haber colmado de blasfemos halagos a la ahora difunta Liga de Naciones, cuando es claro y obvio que muchos de ellos se opusieron a la formación de esa institución? Sí, ¿Por qué la Sociedad Watchtower ha sido tan deshonesta al no presentar la historia completa en lo que respecta a la relación de la Cristiandad con la Liga de Naciones, y no menciona que muchos clérigos de la Cristiandad se opusieron con vehemencia a la formación de dicha institución?, ¿Por qué ese afán de protagonismo por parte de Betel?, Sí, ¿Por qué ellos no mencionan que muchos clérigos de la Cristiandad, mucho más poderosos e influyentes que los Estudiantes Internacionales de la Biblia, NO llamaron ni consideraron a la Liga de Naciones como “La expresión política del reino de Dios en la tierra”? La respuesta es muy obvia. El reconocer que otras religiones también se opusieron a la Liga de Naciones equivale a poner en duda el regreso de Jesucristo en el año 1914, y en especial, el hecho que a ella se le nombró sobre todos los bienes del Amo en el año 1919.

En realidad, la idea y enseñanza que Babilonia cayó en 1919 no es más que un mito muy sofisticadamente elaborado.

Ahora bien, si la creencia de los Testigos de Jehová que Babilonia la Grande cayó en 1919 es solo un mito y una mentira, entonces, ¿De qué forma y cuándo cae en verdad Babilonia la Grande?, ¿De qué forma nosotros podemos obedecer el mandato que nos insta a salir y huir de ella?

Es bueno recordar que los Cristianos del Primer Siglo tuvieron que salirse de entre los no creyentes con quienes ellos vivían; ya sea que se tratara de Judíos incrédulos o de paganos Gentiles. De hecho, aún antes que el libro de Revelación fuera escrito el apóstol Pablo citó la profecía que hablaba de la caída de la Babilonia original, cuando escribió a los Corintios diciendo: “‘Por lo tanto, sálganse de entre ellos, y sepárense —dice Jehová—, y dejen de tocar la cosa inmunda’”; “‘ y yo los recibiré’”. “‘Y yo seré para ustedes padre, y ustedes me serán hijos e hijas’, dice Jehová el Todopoderoso.” Por lo tanto, dado que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2Corintios 6:17)

Obviamente, el hecho que los Cristianos del Primer Siglo se separaron de los incrédulos de ninguna manera significó que Babilonia hubiera caído. Al igual que los Cristianos de la antigüedad, los Testigos de Jehová han abandonado en gran manera las enseñanzas Babilónicas de la religión falsa que domina al mundo; no obstante, de ninguna manera esto significa que Babilonia la Grande haya caído ya.

Hacemos bien en recordar que cuando los Babilonios conquistaron Judá y los Judíos fueron llevados al destierro y al cautiverio, esto no significó que ellos adoptaran la religión falsa. Tal vez algunos sí lo hicieron; aún así, la Biblia nos muestra ejemplos de algunos hombres que permanecieron fieles a Jehová. Por ejemplo, Daniel y Ezequiel fueron destacados y notables adoradores de Jehová en Babilonia. El hecho que ellos hubieran ido al cautiverio de ninguna forma significó licencia o permiso para que ellos se postraran ante otros dioses. El hecho que los Judíos fueran humillados y hechos esclavos solo fue un método usado por Jehová para disciplinar a su pueblo. Por la tanto, el hecho que ellos fueran liberados de Babilonia no implicaba o significaba la adoración a Jehová por parte de ellos por primera vez. La exhortación a salir de Babilonia significó que Jehová había vindicado su Soberanía sobre cualquier otro dios o sobre cualquier otro hombre. Este acontecimiento es un simbolismo que representa el día y la hora futura en que Jehová mismo llega a ser Rey una vez más.

Todo esto sucede en un marco de circunstancias en la que se planea y se lleva a su etapa final una conspiración cuyo objetivo es el de esclavizar a la humanidad por medio del reinado del AntiCristo; una conspiración mayor y mucho más nefasta que la que se efectuó hace 87 años, cuando se aliaron los países y formaron la Liga de Naciones. El objetivo final de esta conspiración es la destrucción del sistema democrático Nación- Estado, y la implantación de un gobierno de naturaleza tiránica, imperial y absolutista. La ramera religiosa llamada Babilona la Grande en estos momentos está siendo usada; no solo para condicionar a la gente para que apoye el llamado “Nuevo Orden”, sino también para fomentar la Tercera Guerra Mundial, y así lograr que este nuevo orden sea hecho una realidad.

Una de las más destacadas figuras en la escena político-religiosa es un “Ministro” que responde al nombre de Sun Myung Moon, y su organización, la llamada Iglesia de la Reunificación. Aunque él se proclama a sí mismo como el Mesías, él es en realidad una creación de los servicios de inteligencia Anglo-Americanos. Una prueba de la gran influencia política de este sujeto se vio en un extraño ritual que se llevó a cabo en la ciudad de Washington D.C. en Marzo del 2004. En esa celebración el señor Moon fue coronado como el embajador celestial de Dios ante una docena de miembros del Congreso de Los Estados Unidos.

Este multimillonario y sexista líder religioso ha utilizado sus grandes recursos financieros para apoyar a muchos de los más destacados tele-Evangelistas de nuestros días; quienes a su vez utilizan su gran influencia sobre sus seguidores y los incitan a apoyar la agenda y el movimiento ultraconservador político-religioso que en este momento domina a Los Estados Unidos; movimiento que ahora tiene al mundo al borde de una catastrófica conflagración bélica.

Por ejemplo, un destacado y muy conocido tele Evangelista y su Universidad de la Libertad han sido muy beneficiados por la generosidad monetaria del señor Moon. Pero el señor Falwell no es el único en la nómina del señor Moon. Existe una lista increíble de lo que pudiera considerarse como “La crema y nata” de personalidades del ámbito político-religioso que son beneficiarios de la generosidad y gentileza económica del señor Moon. Esta lista incluye a conocidos e influyentes ministros de la Cristiandad, tales como Pat Robertson, Billy Graham, y Tim La Haye; el creador de la exitosa y fantasiosa mini serie de novelas y películas tituladas “Left Behind”. -Abandonados-.

A pesar del hecho que las religiones y las naciones del mundo jamás estarán verdaderamente unidas, es sorprendente ver cómo tantos líderes de sectas y religiones tan diferentes pueden asociarse en una alianza tan disímil con el fin lograr un objetivo común; a saber, un gobierno mundial; es decir, “Un Nuevo Orden”. Podemos tener la más absoluta certeza que en este momento existen más organizaciones religiosas apoyando la creación de un nuevo orden por medio de las Naciones Unidas y su agenda global, que en los días en que se instituyó la Liga de Naciones.

Debido al hecho que la Babilonia de la antigüedad fue una institución imperial y no solo una potencia religiosa, el antitípico cautiverio espiritual que el pueblo de Dios está destinado a sufrir a manos de Babilonia la Grande sin duda alguna incluirá algún tipo de esclavitud humillante al nosotros tener que servir al Octavo Rey. La visión que encontramos en el libro de Revelación claramente dice que hasta antes del día en que Jehová Dios pone en el corazón del Octavo Rey destruir a Babilonia, la Bestia Salvaje y la ramera religiosa son una y lo mismo, y son inseparables al cooperar para engañar, oprimir y esclavizar a la humanidad. No obstante, después del golpe de muerte que sufre la bestia política de siete cabezas, y después de su milagrosa recuperación, Satanás usa a la Bestia Salvaje y a la ramera religiosa para intensificar su guerra en contra del resto ungido. Cuando esto sucede, el pueblo de Dios va al cautiverio espiritual. Es por eso por lo que en lo referente a la bestia que sale del abismo y que termina conquistando y asesinando a los santos de Jehová, leemos: “Si alguno tiene oído, oiga. Si alguno [está] para cautiverio, se va en cautiverio. Si alguno mata a espada, tiene que ser muerto a espada. Aquí está lo que significa el aguante y la fe de los santos.” (Revelación 13:9,10)

El aguante y la fe de los santos es una referencia a la totalmente inesperada condición de cautiverio a la que se verá sometido el pueblo de Dios frente a la Bestia Salvaje y la ramera religiosa. Por lo tanto, podemos inferir que la futura exhortación de salir de Babilonia la Grande coincidirá con el mandato de NO adorar la imagen de la Bestia Salvaje. Al rehusarse a adorar la imagen de la bestia la persona se identificará ante sí mismo y ante los demás como un adorador verdadero de Jehová; y de esa manera se unirá a la lucha en contra de la Bestia Salvaje y de la ramera religiosa que cabalga sobre ella.