“El Dios de ustedes es verdaderamente Dios de dioses, Señor de reyes y el que revela secretos, porque pudiste revelar este secreto” (Rey Nabucodonosor).
Vivimos en el momento más peligroso de toda la historia de la humanidad. Un imperio bestial que ha existido en diversas formas desde antes del nacimiento de Jesucristo se enfrenta ahora a un desafío formidable, incluso a la amenaza de su desaparición. Una confrontación final épica es inevitable. Y esta ya está en sus etapas iniciales. Pronto llegará la batalla culminante.
Es cierto que, a lo largo de los siglos, naciones y pueblos han surgido y se han ido. Los imperios surgen y caen. El registro bíblico da testimonio de ese hecho. Actualmente, sin embargo, la civilización misma está en peligro.
Es quizás el escrito más profundo de todos los profetas hebreos, sin duda uno de los libros de profecías más accesibles. Tal como el mismo Daniel exclamó con respecto al Dios que inspiró su escritura: “él es un Revelador de secretos”, el libro de Daniel está repleto de secretos divinos. Este es verdaderamente una revelación detallada de la historia por adelantado.
Aunque el rollo está sellado hasta el tiempo del fin y contrariamente a la ferviente creencia de los testigos de Jehová y muchos otros creyentes de los últimos tiempos, el período relativamente corto conocido como el “tiempo del fin” aún no ha comenzado, el libro de Daniel contiene muchos secretos que se revelarán en el futuro, durante la parte final de los días.
Escrito unos seis siglos antes de que Jesús viniera a la tierra, Daniel consiste en una serie de visiones y sueños que el Revelador de secretos inspiró, así como mensajes directos de ángeles al profeta que revelan acontecimientos históricos, al igual que los sucesos detrás de escena, que culminan con la llegada al poder del Reino de Dios y la abolición absoluta de todas las instituciones humanas.
La profecía de Daniel cubre los acontecimientos de los últimos 2500 años, comenzando con la conquista de Judá llevada a cabo por Babilonia. Así fue como Daniel y otros príncipes de la sociedad judía terminaron en la ciudad conocida antes como Babel.
No es necesaria ninguna interpretación de nuestra parte con respecto al significado de la piedra mencionada en el capítulo 2. Daniel fue inspirado para revelar que la piedra simboliza al Reino de Dios, el cual destrozará a los reinos terrenales, representados por la imagen hecha de diferentes metales.
¿Simboliza la imagen en sí algo más que una colección de varios reinos? La siguiente es una breve descripción general.
Los estudiantes de la Biblia se dan cuenta de que el libro de Apocalipsis y Daniel son complementarios. Por ejemplo, el capítulo siete de Daniel nos presenta una sucesión de varias bestias feroces, una como león, una como oso y otra como un leopardo. El capítulo 13 del Apocalipsis nos muestra a una bestia de siete cabezas que incorpora las tres mencionadas anteriormente: posee el cuerpo de un leopardo, las patas de un oso y la boca de un león. Las cabezas de la bestia corresponden a las bestias individuales de Daniel, mientras que el cuerpo es una combinación de ellas.
El capítulo 17 de Apocalipsis predice que un octavo rey surgirá de otros siete. Ese octavo rey también es representado como la imagen de la bestia de siete cabezas que se recupera de una herida mortal en una de ellas. Una bestia de dos cuernos que asciende de la tierra (o abismo) da vida a la imagen. La bestia de dos cuernos corresponde a los pies de hierro y barro. La imagen metálica de Daniel, que se sostiene sobre los pies de hierro y arcilla, debe, por lo tanto, representar al octavo y último rey también, al estar compuesta de los cinco metales. (Cabe señalar que Daniel solo enumera a cinco reyes comenzando con Babilonia; no obstante, otros dos reinos la precedieron: Egipto y Asiria. Estos están incluidos en la bestia de siete cabezas de Apocalipsis, de la cual surge el octavo rey).
El capítulo siete de Daniel habla de la sucesión de las potencias mundiales con más detalle, comparando al último rey con un cuerno pequeño que emerge de entre 10 cuernos que se encuentran en la cabeza de una bestia inusualmente feroz con dientes de hierro y garras de cobre. Tres cuernos rivales son arrancados de raíz a medida que el cuerno emergente crece cada vez más. Es un cuerno extraño, con ojos y una boca que habla con arrogancia, incluso en contra de Dios. Este cuerno jactancioso corresponde a la bestia que se recupera de la herida en la cabeza porque se dice que ambos blasfeman contra Dios y hacen la guerra contra los santos y prevalecen.
Asimismo, el capítulo 8 nos lleva desde la fractura del imperio griego de Alejandro en cuatro partes hasta el ascenso de un rey de aspecto feroz en la parte final de los días. Ese último rey está destinado a echar la verdad por tierra y arruinar a los poderosos de este mundo y a los santos. Incluso se animará a hacer la guerra contra el Príncipe de príncipes, momento en el que será destrozado sin intervención humana.
El capítulo 11 de Daniel entra en muchos más detalles, documentando el conflicto entre dos reinos terrenales opuestos conocidos como el rey del norte y el rey del sur. Empero, es el rey del norte quien ocupa la Tierra Hermosa y llega a su fin, un único reino, de la misma manera que nos revelan todas las otras visiones de Daniel y Apocalipsis.
Todas las visiones del profeta en consideración terminan de la misma manera: el rey designado por Dios —representado de varias maneras, como un hijo del hombre, el Príncipe de príncipes y Miguel— destruye al último rey terrenal. Eso significa que la manifestación final del rey del norte es la misma entidad que está representada por toda la imagen que se sostiene sobre los pies de hierro y barro, así como el cuerno pequeño que arranca a tres cuernos rivales y el rey de aspecto feroz que devasta el santuario santo de Dios. De hecho, al igual que el cuerno con boca y la bestia que resucita blasfeman, se nos revela que el rey del norte habla cosas sorprendentes contra el Dios de dioses.
Debido a que los testigos de Jehová están bajo la ilusión de que el tiempo del fin comenzó en 1914, la Watchtower se ve obligada a interpretar todas las profecías en relación con ese momento. Por consiguiente, las interpretaciones enseñadas por la Sociedad sitúan el cumplimiento de la mayor parte de Daniel en el pasado. El propósito de esta publicación es derribar y aclarar la exégesis errónea de Betel de Daniel y crear anticipación para la verdadera revelación de los secretos divinos que contiene.
Fin de la primera parte.