Este artículo fue publicado originalmente en diciembre de 2011. Ha sido revisado y modificado un poco.
En 1492, Cristóbal Colón encabezó una expedición formada por tres veleros de madera a través del vasto océano Atlántico en busca de un camino hacia Asia navegando en dirección al sol poniente. No obstante, en lugar del viejo continente, Colón “descubrió” un nuevo mundo, el continente americano. Al menos era nuevo desde la perspectiva de la antigua civilización europea. (Los vikingos no establecieron asentamientos permanentes). El descubrimiento inicial de por parte de Colón de la Española inició la era de la exploración global. En poco tiempo, las tierras recién descubiertas comenzaron a ser colonizadas por españoles, franceses, ingleses, irlandeses y otros.
El 6 de septiembre de 1620, un grupo de colonos abordó un barco llamado Mayflower y zarpó de Plymouth, Inglaterra, con destino al nuevo mundo. A bordo iban 102 peregrinos, como luego se les llamó. Sin embargo, originalmente se los conocía como “separatistas”, porque se habían separado de la Iglesia de Inglaterra debido a su corrupción. Como ejemplo de su mano dura, la asistencia a la iglesia era obligatoria y la falta de asistencia a los servicios de la Iglesia de Inglaterra se castigaba con una multa.
Al principio, los perseguidos huyeron a los Países Bajos, pero el grupo temía perder su identidad cultural entre los holandeses, por lo que los separatistas alquilaron un barco y partieron hacia la tierra recién descubierta. El Mayflower echó anclas en lo que ahora se llama la bahía de Cape Cod, en Massachusetts, el 11 de noviembre. Otras sectas cristianas perseguidas en Inglaterra siguieron los pasos de los peregrinos, como los cuáqueros.
Aproximadamente dos siglos antes de que el Mayflower zarpara, tuvo lugar un acontecimiento muy significativo que tendría un impacto de gran alcance en el curso del cristianismo. La invención de la imprenta había derrotado, por fin, el plan demoníaco de mantener la Biblia en latín, fuera del alcance de la gente común. Aunque hubo numerosas traducciones a los idiomas europeos antes del siglo XVI, nunca se pudieron producir en cantidades suficientes hasta la invención de los tipos móviles. En aparente resignación a la tecnología del momento, y para controlar el contenido y la calidad, en 1611 el Rey de Inglaterra autorizó el lanzamiento de la primera Biblia oficial para la Iglesia de Inglaterra: la Versión Autorizada del Rey Jacobo. Indudablemente, aquellos primeros inmigrantes de habla inglesa trajeron consigo a los Estados Unidos unas cuantas copias de la preciosa palabra de Dios.
El año anterior, en 1610, el Vaticano publicó la versión Douay-Rheims de las Sagradas Escrituras en inglés para los católicos. Además, durante este mismo período se empezaron a publicar traducciones en todos los idiomas comunes de los europeos.
Aunque las Biblias King James y Douay eventualmente resultaron ser inferiores a las traducciones posteriores, seguramente fue por providencia divina que la colonización del nuevo mundo coincidió con la repentina disponibilidad de la Biblia en cantidades ilimitadas.
Luego de que las incipientes colonias crecieron en número y prosperidad, estas se liberaron de Inglaterra y se convirtieron en una nación independiente: los Estados Unidos de América.
Puesto que muchos de los inmigrantes a la nueva tierra originalmente habían huido de la opresión de la Iglesia y la Corona, sus descendientes se convirtieron en los llamados padres fundadores, los cuales buscaron establecer una nación que protegiera las libertades del individuo. Después de la ratificación de la Constitución de la nueva nación, se agregaron diez enmiendas, conocidas como la Carta de Derechos. La Primera Enmienda a la Constitución prohíbe al Congreso imponer restricciones a la religión y garantiza a todos los ciudadanos el derecho a expresar y publicar sus opiniones, por impopulares que sean. Esta enmienda también protege el derecho de las personas a reunirse libremente.
Con la Biblia del Rey Jacobo en amplia circulación, no pasó mucho tiempo antes de que algunos lectores comenzaran a considerar más de cerca el mensaje contenido en sus páginas. Esto llevó a un movimiento protestante conocido como el Primer Gran Despertar en Gran Bretaña y las colonias que comenzó alrededor de 1740 y duró muchas décadas. Algunos historiadores postulan que el Gran Despertar condujo finalmente a la Revolución Estadounidense.
No pasó mucho tiempo antes de que hubiera otra fase de avivamiento que despertó las expectativas del regreso de Cristo. Lo que se conoce como el Segundo Gran Despertar comenzó alrededor de 1800 y se dice que disminuyó en la década de 1870. El llamado Segundo Gran Despertar generó muchas denominaciones y sectas nuevas, como las Iglesias de Cristo, los Discípulos de Cristo y varios grupos adventistas. El movimiento despertó a muchos en Gran Bretaña y Estados Unidos acerca de los males de la esclavitud, la cual era promovida por las monarquías y sus comerciantes asociados, y por lo tanto, la posición moral de muchos cristianos devotos finalmente condujo a la abolición de ese aspecto del colonialismo europeo.
Charles Taze Russell y los Estudiantes de la Biblia originales fueron el resultado final, quizás inevitable, de ese Segundo Gran Despertar. No es sorprendente que en 1909 la sede de la Watchtower fuera ubicada en Brooklyn, Nueva York, la Ciudad de las Iglesias. La aparición repentina de un grupo itinerante de predicadores bajo la dirección de la Sociedad Watchtower fue una fuerte indicación de que el espíritu de la unción de Dios estaba siendo derramado una vez más: un segundo Pentecostés, por así decirlo, y junto con él, la creación de una organización cristiana dinámica.
Es cierto que esos ministros originales todavía estaban cargados de muchas ideas infantiles, particularmente en lo que respecta a las profecías, pero en su defensa podemos citar lo que dijo Pablo: “Cuando yo era niño, hablaba como un niño, pensaba como un niño y razonaba como un niño”. Lo realmente importante es que demostraban celo por la verdad que habían descubierto.
Al mismo tiempo que el espíritu del avivamiento cristiano se extendía por la nueva nación, el siglo XIX también vio muchos nuevos descubrimientos revolucionarios, como el aprovechamiento de la electricidad para impulsar nuevos inventos. Dispositivos como el teléfono, el fonógrafo, la luz eléctrica y las imágenes en movimiento vieron la luz en esta época. Y en los albores del siglo XX, los carruajes sin caballos, el avión y la radio, entre otros inventos, fueron creados.
En el marco histórico del desarrollo del cristianismo, así como en los desarrollos políticos y físicos en los Estados Unidos, se dio el escenario perfecto para que la gran obra de Cristo comenzara antes de su venida para llevarse a su novia y liderar a un gran rebaño de otras ovejas a través de la puerta al paraíso. La semilla del Reino había encontrado un suelo excelente en los corazones de los estadounidenses, junto con un clima religioso y político perfecto para un crecimiento sostenido. No solo muchas personas estaban abiertas y eran receptivas a la verdad bíblica, sino que también prácticamente todos los inventos enumerados anteriormente serían empleados por el nuevo ejército de ministros que estaba siendo desplegado a lo largo y ancho de la nación. Asimismo, la Carta de Derechos serviría para proteger a los ministros de Dios de los obstáculos que pudieran surgir al declarar las buenas noticias. Como prueba de eso, a pesar de los tumultos de las dos guerras mundiales, las dificultades de la Gran Depresión y la persecución fanática de algunos religiosos, la Sociedad Watchtower nunca ha dejado de publicar un solo número de su revista.
Jesús predijo que las buenas noticias del Reino se predicarían en todo el mundo como un preludio al fin. De manera similar, los profetas predijeron que el nombre de Jehová sería declarado entre todas las naciones. No es coincidencia que los testigos de Jehová hayan dado a conocer tanto el Reino como el nombre personal de Dios por todas partes. Con Estados Unidos como su refugio seguro, su sede y base de operaciones, la Sociedad Watchtower ha capacitado y enviado a miles de misioneros testigos de Jehová por toda la tierra. El escenario mundial ya está listo para el fin.
Con esta breve consideración de los acontecimientos históricos de los últimos cientos de años, así como los artículos escritos previamente acerca de la conexión entre Egipto y los Estados Unidos, ahora considere la parte restante de la profecía del capítulo 19 de Isaías.
“POR LA MANO AMENAZANTE DE JEHOVÁ”
Al igual que el antiguo Egipto sirvió como refugio para los descendientes de Abrahán e incluso para Jesús y sus padres cuando era niño, el Egipto Mayor, los Estados Unidos, han cumplido un propósito similar. Tal como señaló el apóstol, Dios hace que todas sus obras cooperen para beneficio de los que lo aman. Por consiguiente, a pesar de que Satanás es el gobernante del mundo, Dios puede quitarle autoridad al Diablo y lo hace para lograr su propósito.
Pero ahora que la obra mundial de los testigos de Jehová está a punto de completarse, ya no hay ninguna razón para que Dios proporcione un refugio para su pueblo. De hecho, con el pretexto de salvar vidas durante la pandemia, parece que Betel ha acabado con la campaña mundial de predicación. (Lea el Boletín del Reino #17 en esta misma página). Cuando Jesús vuelva, los Estados Unidos dejarán de ser “la tierra de la libertad” y se convertirán en la “tierra de los esclavos”, en el “hogar de los temerosos”. Ese es el mensaje transmitido por Isaías: “Ese día, los egipcios se volverán como mujeres; temblarán y estarán aterrorizados por la mano amenazante que Jehová de los ejércitos levantará contra ellos. Y la tierra de Judá le causará terror a Egipto. Sentirán miedo con solo oír hablar de ella, debido a la decisión que Jehová de los ejércitos ha tomado contra ellos”.
“La mano amenazante de Jehová” nos quiere decir que él ha señalado que comience el juicio, que su Cristo comience a gobernar. Como se dijo en el artículo anterior, el juicio de Egipto coincide con los tiempos señalados de las naciones para ser juzgadas.
Jesucristo nació, por supuesto, en la tribu de Judá. Por eso, a Cristo se le llama “el león de la tribu de Judá”. El patriarca Jacob predijo que el cetro gobernante no se apartaría de Judá. Por consiguiente, el que “la tierra de Judá” le cause terror a Egipto significa que el Reino de Cristo fijará su vista en los reinos terrenales, particularmente en el reino más importante de la tierra.
La conclusión del sistema comenzará cuando el Señor del cielo y la tierra venga a juzgar la casa espiritual de su Padre y a expulsar de ella a los esclavos malvados y perezosos. Esa es la cosecha, con respecto a la cual Jesús dijo que era una conclusión del sistema. El consejo de Jehová de los ejércitos contra Egipto significa que la nación será entregada a un amo cruel, y ese será el medio por el cual Cristo también castigará y refinará a los fieles, por medio del fuego de la tiranía, las privaciones y la aflicción.
La profecía continúa indicando lo siguiente: “Ese día, habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen el idioma de Canaán y que le juren lealtad a Jehová de los ejércitos. Una de las ciudades se llamará La Ciudad de Demolición. Ese día, habrá un altar para Jehová en medio de la tierra de Egipto y una columna para Jehová en su frontera. Servirá como señal y testimonio para Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque le suplicarán a Jehová a causa de los opresores, y él les enviará un salvador, un gran salvador, que los salvará”.
Tal como señala el comentario de Isaías de la Watchtower, “el idioma de Canaán” era el hebreo. El que se hable “el idioma de Canaán” nos hace saber que este es el idioma del Israel espiritual, ya que también se jura lealtad a Jehová de los ejércitos.
Aunque la Organización enseña erróneamente que los testigos de Jehová actualmente hablan el profetizado “idioma puro” de la verdad, lo cierto es que Sofonías indica claramente que el “cambio” a la lengua espiritual pura no ocurre hasta que Dios se levanta para juzgar a las naciones. Para su conveniencia, veamos directamente lo que nos dice Sofonías 3:8, 9: “Así que espérenme con paciencia —afirma Jehová— hasta el día en que me levante para saquear, porque mi decisión judicial es reunir naciones, juntar reinos, a fin de derramar sobre ellos mi indignación, toda mi furia ardiente. El fuego de mi celo consumirá toda la tierra. Y entonces cambiaré el idioma de los pueblos a un idioma puro para que todos ellos puedan invocar el nombre de Jehová y le sirvan hombro a hombro”.
La indignación de Dios contra las naciones significará que todas serán entregadas a un amo cruel, comenzando por la nación líder. Es en esos momentos cuando los fieles invocan el nombre de Jehová para que los salve del opresor y es entonces cuando son refinados y limpiados de todo error religioso y falsedad, para que puedan hablar el idioma puro, el idioma de Canaán. Es en ese tiempo que los justos brillarán en el Reino de su Padre tanto como el sol.
“UNA DE LAS CIUDADES SE LLAMARÁ LA CIUDAD DE DEMOLICIÓN”
Es curioso que la profecía mencione que dentro de Egipto habría una “Ciudad de Demolición”. Después de todo, el antiguo Egipto fue subyugado por Asiria y luego por Babilonia y Grecia. Egipto no fue derrocado desde adentro, ¿cierto? Obviamente, la profecía está relacionada con el Egipto Mayor durante el tiempo del fin.
Desde su audaz Declaración de Independencia, la Corona nunca ha cedido en sus esfuerzos por subyugar a los Estados Unidos.
Sabiendo que una confrontación militar directa con Estados Unidos estaba fuera de discusión, después de la guerra civil el Imperio ha buscado destruir a los Estados Unidos desde adentro. Desde el traspaso del sistema amo / esclavo de la oligarquía veneciana a las islas británicas, lo cual se dice que fue completado en 1688, la ciudad medieval de Londres, también conocida simplemente como La City de Londres, se ha convertido gradualmente en la sede de un imperio financiero y monetario global. Este es controlado por un clan de poderosas familias de banqueros y sus sociedades secretas, en su esfuerzo por aplastar y dominar a las naciones soberanas y sus pueblos.
Wall Street es simplemente una franquicia estadounidense del sistema financiero con sede en Londres. Originalmente conocida como Nueva Ámsterdam, la ciudad de Nueva York se ha convertido en el centro de negocios de la nación y del mundo. No solo alberga a las grandes casas bancarias y fondos de cobertura británicos, sino que Nueva York también alberga a los anunciantes y las redes de televisión de Madison Avenue.
La historia verifica que los banqueros de Wall Street tenían la intención de utilizar la Gran Depresión para destruir a los Estados Unidos, incluso financiando un golpe de estado destinado a derrocar a Roosevelt. Ese plan fracasó y se conservó la república. Mientras el sistema financiero estuviera regulado, este no podría acabar con la nación. Sin embargo, las regulaciones impuestas a Wall Street durante la era de Roosevelt han sido retiradas con el paso del tiempo. La derogación de Glass-Steagall en 1999 y numerosas leyes desreguladoras desde entonces han abierto el camino para que los bancos comerciales y una plétora de fondos de cobertura y fondos de capital privado se involucren en una especulación financiera virtualmente no regulada.
Los derivados financieros que se han creado desde la década de 1990 ahora han empequeñecido la economía subyacente en órdenes de magnitud. Los derivados han sido descritos como armas financieras de destrucción masiva y como una bomba de tiempo.
El colapso de la burbuja hipotecaria de Wall Street en 2008 hizo caer a Bear Stearns, Lehman Brothers y Merrill Lynch. Para evitar un estallido total de la burbuja de los derivados de mil billones de dólares, se organizó un rescate masivo de varios billones de dólares financiado por los contribuyentes. El esquema de demasiado grande para quebrar funcionó. Las naciones fueron tomadas como rehenes. La amenaza implícita era: entrega billones o te llevaremos de vuelta a la edad de piedra.
Aunque los banqueros los ven como instrumentos financieros mágicos que hacen surgir dinero de la nada, los derivados son, en última instancia, bombas de tiempo que tienen el potencial de destruir todo el sistema político y económico.
Como esquema financiero viable, el sistema actual está condenado al fracaso. Amasar montañas de deuda no es realmente una forma sensata de desarrollar una economía equitativa. No obstante, sí es un medio eficaz para destruir naciones. Indubitadamente, el frenesí especulativo actual terminará en un colapso a gran escala. Si colapsa en un violento congelamiento de liquidez o se incinera en un gran fuego hiperinflacionario es la única pregunta sin resolver en este momento. Ahora se habla de un gran reinicio, lo cual es un eufemismo para destrozar todo y esclavizar a los deudores: naciones, corporaciones, estados, municipios, absolutamente todo.
Como instrumento del Imperio para destrozar naciones soberanas, a los Estados Unidos en particular, el sistema financiero está demostrando ser muy eficaz. Por lo tanto, la profetizada Ciudad de Demolición ubicada dentro del Egipto simbólico es la ciudad de Nueva York.
(Curiosamente, durante los siglos XIII y XIV los reyes utilizaron la ciudad de York como capital auxiliar durante las campañas militares contra los escoceses. De hecho, se la conocía como la Ciudad de los Reyes. Durante un tiempo, la ciudad incluso rivalizó con Londres en prominencia. Y mil años antes, York —Eboracum— era la capital de la provincia romana del norte llamada Britania Inferior. Teniendo en cuenta el papel que está desempeñando, parece apropiado que la ciudad de Nueva York debía ser nombrada en honor a una ciudad clave de los sistemas imperiales de los romanos y los británicos).
En Ezequiel 30:4 se predice que además de la confiscación de sus riquezas, los “cimientos” de Egipto serán demolidos. ¿Qué significa eso? Significa que la Constitución de los Estados Unidos será abolida. Significa que la Carta de Derechos será anulada. E incluso las instituciones gubernamentales que tienen su base en la Constitución dejarán de existir.
En la actualidad, esto puede parecer algo de lo cual no preocuparse para los testigos de Jehová, sin embargo, gradualmente Estados Unidos se ha convertido cada vez más en un estado policial. La pandemia del COVID-19 solo ha empoderado a los tiranos. Y llegado un momento de guerra civil e histeria patriótica, como en tiempos pasados, los testigos de Jehová ciertamente serán demonizados como enemigos del Estado, solo que entonces no tendrán ningún recurso legal para defenderse.
Una institución que también ha sido dedicada a la destrucción de las soberanías nacionales es las Naciones Unidas, también con sede en la ciudad de Nueva York. La ONU, creada inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, fue fuertemente promovida por la familia de banqueros de Wall Street cuyo apellido es Rockefeller. Los Rockefeller incluso “donaron” la tierra en el río Este donde aún se encuentra el envejecido edificio de la ONU. No obstante, haciendo honor a sus raíces británicas, la ONU está comprometida con la política centenaria de Londres de reducir masivamente la población. Y al igual que el Imperio, también es un medio para subvertir y deshacer las soberanías nacionales. Un dato de interés: en 2008, Gran Bretaña patrocinó conversaciones secretas con líderes mundiales destinadas a revitalizar las Naciones Unidas, con el fin de convertirlas en la sede del gobierno de un nuevo orden mundial.
Sin duda, cuando el sistema financiero logre destruir los últimos vestigios de soberanías nacionales, la ONU estará lista para llenar el vacío de poder, convirtiéndose en el octavo y último rey de las profecías bíblicas, la Babilonia Mayor, el ejecutor de los juicios de Jehová. Es en ese tiempo cuando el “amo cruel” implementará su política de genocidio global. (Para más información, lea el capítulo 16 y 17 del libro Jehová mismo ha llegado a ser rey en www.testigosdejehova.info).
Desafortunadamente, por causa de la obstinada ceguera de aquellos que dirigen a los testigos de Jehová, solo el terror los hará comprender. En el período posterior al colapso, los fieles a Jehová clamarán a él debido a los opresores, cuando el “amo duro” comience su reinado de terror. El gran salvador que Jehová proporcionará en ese momento no puede ser otro que el Salvador: Jesucristo.
El versículo final de la profecía dice así: “Bendito sea mi pueblo, Egipto, y la obra de mis manos, Asiria, y mi herencia, Israel”.
Como ya se dijo, Dios hace que todo ocurra de tal manera que se cumpla su voluntad. En el transcurso de los últimos siglos, los acontecimientos han llevado a condiciones que han alimentado una gran obra de evangelización que se ha llevado a cabo como preludio a la conclusión del sistema de cosas. A través de esta, se han cumplido dos facetas del propósito de Dios: la finalización de la elección de los miembros del Israel espiritual y la reunión de las personas que heredarán la tierra, a las cuales Isaías hace referencia cuando dice “mi pueblo Egipto”. Puesto que se dice que Estados Unidos es un gran crisol de pueblos étnicamente diversos, los egipcios representan a las personas de fe de todas las naciones, de la misma manera que una gran “multitud mixta” salió de Egipto con los israelitas durante el éxodo.
La Sociedad Watchtower está inevitablemente conectada a los Estados Unidos. De hecho, esa es una de las críticas a los testigos de Jehová, que son “una religión estadounidense”. Por supuesto, eso es solo una verdad a medias. Los testigos de Jehová son una hermandad internacional. Aun así, es innegable que la Sociedad Watchtower comenzó en Estados Unidos. Sus corporaciones legales están establecidas en esa nación. Todos los presidentes de la Sociedad han sido estadounidenses. La mayoría de los miembros del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová han sido estadounidenses. ¿Y qué? Todos los apóstoles eran judíos. Y el cristianismo se extendió al extranjero en el primer siglo desde Jerusalén.
En ese sentido, entonces, parece que Estados Unidos y sus “cinco ciudades”, y en particular su “Ciudad de Demolición”, han cumplido una función similar en tiempos modernos: ser el punto de origen para que la verdad sea difundida por todo el globo. ¡Jehová ciertamente ha bendecido a su “pueblo Egipto”!
Por último, se dice que Asiria y Babilonia también son obra de las manos de Dios, en el sentido de que servirán como la gran fuerza militar de Jehová y, en última instancia, provocarán la situación conocida como Armagedón cuando asesinen a los dos testigos ungidos de Dios en las calles de “Egipto”.