Miércoles 29 de julio
Ustedes proceden de su padre el Diablo, un mentiroso y el padre de la mentira (Juan 8:44).
Pastores, curas, rabinos, maestros espirituales… Se llamen como se llamen, el mundo está hoy lleno de líderes religiosos. Al igual que los fariseos, “suprimen la verdad” de la Palabra de Dios y han cambiado “la verdad de Dios por la mentira” (Rom. 1:18, 25). Enseñan falsedades, como “una vez salvo, siempre salvo”, la inmortalidad del alma, la reencarnación y la absurda idea de que Dios acepta la vida homosexual y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Los políticos han utilizado la mentira para engañar a la gente. Una de las mayores mentiras que pronto dirán es que han logrado “paz y seguridad”. Pero “entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente”. No permitamos que nos engañen con sus intentos de esconder el desastroso estado de este mundo. Nosotros sabemos muy bien “que el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche” (1 Tes. 5:1-4). w18.10 7, 8 párrs. 6-8
Aquellos a quienes Jesús les dijo que su padre era el Diablo eran descendientes de Abrahán, al menos genéticamente. Estaban bajo la ley de Moisés y la seguían con estricta rigurosidad. Leían con regularidad las Escrituras en sus sinagogas, las cuales fueron predecesoras de los salones del reino modernos.
Curiosamente, los judíos en ese momento no practicaban la idolatría, como lo habían hecho sus antepasados antes de que fueran deportados a Babilonia. Tampoco hay evidencia de que en ese tiempo los judíos practicaran inmoralidad sexual crasa como la homosexualidad, como en los días de Guibeah.
Algún tiempo después de que los judíos regresaran a Palestina, las sectas de los fariseos y saduceos se desarrollaron y llegaron a dominar todos los aspectos de la vida judía. Los judíos estaban atrapados por su religión, una religión que se había originado de Jehová. Por ejemplo, la ley sobre el día de reposo fue cincelada en las dos tablas de piedra que Moisés bajó de la montaña. La adoración pura requería que los judíos descansaran el sábado. Los fariseos eran fanáticos del sábado. Constantemente acusaban al Hijo de Dios de violar este día de acuerdo con lo que ellos creían.
Debido a que los fariseos y gobernantes se negaron a aceptar a Jesús como el Mesías predicho en su ley, la gente tampoco lo aceptó abiertamente. De hecho, el hacerlo suponía un castigo muy severo. Cualquier judío que confesara su fe en Jesús sería expulsado de la sinagoga, lo cual significaba un ostracismo total de la sociedad judía. Aun así, Jesús ordenó a sus seguidores que obedecieran a los fariseos. Sin embargo, una vez que los seguidores del Hijo de Dios fueron ungidos y se llenaron de espíritu santo, estos no se sometieron más a los ancianos judíos que les ordenaban no predicar en el nombre de Jesús.
El padre de la mentira siempre ha querido engañar a aquellos que quieren seguir al Hijo de Dios. A lo largo de los siglos, ha desarrollado la monstruosidad conocida como la Iglesia Católica, sin mencionar los miles de grupos religiosos y sectas que se han derivado de ella. Las mentiras de Satanás se han institucionalizado. No obstante, el Diablo no puede evitar que Cristo atraiga a las personas hacia él.
Estamos seguros de que el Señor tendrá una congregación en la Tierra antes de su regreso. Lo sabemos porque Jesús viene a juzgar su casa, a aquellos a quienes reconoce como sus seguidores. Los mensajes que encontramos en los primeros capítulos del libro de Apocalipsis están dirigidos a las siete congregaciones simbólicas que existen antes de que comience el día del Señor.
Satanás está aún más decidido a engañar a los elegidos en lo que tiene que ver con regreso de Cristo. Es por esa razón que Jesús nos advirtió que habría muchos falsos profetas y falsos Cristos que dirían mentiras con respecto a su llegada. Con esa finalidad, a Satanás se le permite traer a la existencia a un supuesto hombre de Dios, también conocido como el hombre que desafía la ley, el cual está destinado a sentarse en el templo espiritual de Dios. En otras palabras, el hombre que desafía la ley está dentro de la congregación de Cristo antes de su segunda venida. El hombre del desafuero —como lo llama la antigua versión de la TNM— no es un pastor, sacerdote, rabino o cualquier otro líder religioso de Babilonia la Grande. No, a este se le considera un verdadero líder cristiano.
Al hombre que desafía la ley también se le llama el hijo de la destrucción, un título que el Hijo de Dios también le dio a Judas. Judas fue, por supuesto, uno de los 12 apóstoles de Cristo que estuvo con él durante la última cena, hasta el momento en que Satanás entró en él.
A través de este hombre del desafuero, Satanás pone en funcionamiento un elaborado plan que pretende dar supuestas pruebas de parusía del Señor. Pablo lo describió de esta manera: “Pero la presencia del hombre que desafía la ley se debe a la actividad de Satanás con todo tipo de obras poderosas y con cosas impresionantes y milagros falsos y con todo tipo de engaño injusto dirigidos a los que van rumbo a la destrucción, como pago por no aceptar el amor de la verdad para ser salvados. Por eso Dios permite que una influencia engañosa los confunda para que crean la mentira, a fin de que todos ellos sean juzgados porque no creyeron la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.
El contexto de la profecía de Pablo deja en claro que las obras poderosas de Satanás y las señales mentirosas están relacionadas con aquellos que afirman que la presencia de Jesús ha comenzado y que el día de Jehová está aquí. El Diablo puede hacer que parezca que se están cumpliendo las profecías bíblicas.
De hecho, qué impresionante es haber podido descifrar una cronología oscura y conocer el año exacto en que Cristo regresaría. ¡Qué hazaña asombrosa! ¡Qué destreza y discernimiento espiritual! Los Estudiantes de la Biblia esperaban que sucediera algo en 1914 y ¡BOOM! Estalló la Primera Guerra Mundial. Y luego ¡BAM! La gripe española se extendió por todo el mundo y mató a más personas que cuatro años de guerra. ¡Qué maravilla! La directiva de la Watchtower tiene una visión extraordinaria y es capaz de discernir todos los secretos de Dios. Salvo que nada de eso es cierto. Jesús no regresó en 1914. La parusía no es invisible. Betel es la fuente de la influencia engañosa y la mentira está incrustada en la verdad.
Cuando Jesús regrese, la Organización se convertirá en una trampa. Indudablemente, Satanás entrará en su Judas y este se hará pasar por el Cristo.