Este es un análisis del artículo de La Atalaya de noviembre de 2022 titulado “Jehová nos ayuda a aguantar con alegría”. El texto bíblico en el cual se basa es Isaías 30:18. Allí se nos dice lo siguiente: “Jehová espera pacientemente para mostrarles favor, y se levantará para mostrarles misericordia”. Veamos ahora lo que nos dice el artículo. El párrafo 4 declara lo siguiente:

Al principio del capítulo 30 de Isaías, Jehová llamó a los judíos “hijos tercos” y dijo que añadían “más pecado al pecado”. Y a continuación dijo: “Son un pueblo rebelde, […] no quieren oír la ley de Jehová” (Is. 30:1, 9). Por su desobediencia, Isaías predijo que Jehová permitiría que les cayera encima una terrible desgracia (Is. 30:5, 17; Jer. 25:8-11). Y así ocurrió, pues los babilonios se los llevaron al destierro. Pero también había algunos judíos fieles, y el profeta Isaías tenía un mensaje de esperanza para ellos: algún día Jehová les volvería a conceder su favor (lea Isaías 30:18, 19). Y esas palabras se cumplieron. Jehová los liberó de Babilonia, pero no fue enseguida. La frase “Jehová espera pacientemente para mostrarles favor” daba a entender que tendría que pasar algún tiempo antes de que los judíos fieles fueran liberados. De hecho, pasaron 70 años hasta que Jehová permitió que algunos judíos regresaran a Jerusalén (Is. 10:21; Jer. 29:10). Cuando volvieron a su tierra, las lágrimas de tristeza que habían derramado en el exilio se convirtieron en lágrimas de alegría.

Después de décadas de investigación bíblica, es asombroso que los líderes de los testigos de Jehová todavía no tengan el enfoque adecuado. Sin duda alguna, su error es deliberado. Realmente es una demostración de su terquedad. También es triste que millones de testigos de Jehová acepten todo lo que dice el Cuerpo Gobernante sin cuestionarlo, incluso si se trata de algo flagrantemente falso.

El escenario del capítulo 30 de Isaías no lleva a la invasión de los caldeos. Dios no castigó a los hijos obstinados exiliándolos a Babilonia. Nos damos cuenta de eso al leer los versículos finales de este capítulo. Allí se nos dice lo siguiente: “Porque, a causa de la voz de Jehová, Asiria se llenará de terror; él la golpeará con una vara. Y cada golpe que Jehová le dé a Asiria con su vara de castigo irá acompañado por panderetas y arpas, mientras alza su brazo contra ellos en la batalla. Porque su Tófet ya está listo; está preparado también para el rey. Ha hecho profunda y ancha la hoguera, con fuego y leña en abundancia. El soplo de Jehová, como un torrente de azufre, le prenderá fuego” (Isaías 30:31-33).

Los hijos tercos sin fe acudieron a Egipto para que los salvara de las hordas asirias. Senaquerib ya había conquistado el reino de 10 tribus de Israel y luego comenzó una campaña militar contra Judea y Jerusalén. De hecho, ya había comenzado a poner sitio a Laquis, una ciudad en Judea. Como todo estudiante de la Biblia sabe, Jehová envió un ángel y este acabó con todo el ejército asirio. El final de la campaña asiria es paralelo a lo que se predice en Ezequiel con respecto al ataque de Gog. La intervención milagrosa contra Asiria simboliza lo que ocurrirá en Armagedón.

Así que, contrariamente a lo que comenta la Watchtower, Jehová salvará a los hijos tercos, siempre y cuando estos muestren la mejor actitud y la humildad para darse la vuelta cuando escuchen las palabras detrás de ellos que les digan: “Este es el camino”.

El artículo solo cita la mitad del versículo 18. Pero el versículo completo declara lo siguiente: “Pero Jehová espera pacientemente para mostrarles favor, y se levantará para mostrarles misericordia. Porque Jehová es un Dios de justicia. Felices todos los que lo esperan con anhelo”. 

El tema subyacente de toda la Biblia es mantenerse a la espera del día de Jehová, es decir, a la espera de Cristo. ¿No les dijo Jesús a sus discípulos que él vendrá como ladrón en la noche y que sólo los que estén a la expectativa serán recompensados? Por lo tanto, la paciencia de Dios es expresada antes del regreso repentino de Cristo y todo lo que conllevará. Y la misericordia de Dios no se expresará hasta que él se levante.

Continuando con lo que nos dice el artículo de la revista La Atalaya, el párrafo 9 declara lo siguiente: 

Es un gran honor que Jehová nos enseñe. En estos versículos, Isaías nos compara a unos estudiantes a los que Jehová les enseña de dos maneras. En primer lugar, Isaías dice: “Verás a tu Gran Instructor con tus propios ojos”. En esta comparación, el instructor está de pie delante de sus estudiantes. ¿Cómo nos enseña Jehová hoy? Mediante su organización. Agradecemos mucho la enseñanza tan clara que nos da su organización por medio de las reuniones, de las asambleas, de las publicaciones, de los programas de JW Broadcasting® y de muchas otras maneras. Toda esta guía nos ayuda a aguantar con alegría en los momentos difíciles.

Cuando Moisés estaba en la montaña hablando con Jehová cara a cara, los israelitas convencieron a Aarón de que les fabricara un becerro de oro. El ídolo fue aclamado como “Jehová”. De manera similar, los hombres en Betel han convertido hábilmente a la Watchtower en un ídolo institucional. Y, como el becerro de oro, la organización ha ocupado el lugar de Jehová.

Si es necesario, vuelva a leer el párrafo 9 varias veces. Es probablemente la declaración más insidiosa y blasfema que haya hecho el Cuerpo Gobernante, al menos hasta ahora. ¿Vemos con nuestros propios ojos a nuestro Gran Instructor por medio de la organización? ¿De verdad? ¿Está Jehová de pie frente a nosotros en la forma de la Sociedad Watchtower? ¿Se da cuenta usted de lo que están diciendo? Jesús les dijo una vez a sus dudosos apóstoles: “si me han visto a mí, han visto al Padre también”. Aparentemente, la Watchtower afirma lo mismo. E, irónicamente, ese es el cumplimiento de una profecía. ¿Qué dijo Pablo acerca del hombre que desafía la ley? “Él es un opositor y se eleva por encima de todo lo que se considera un dios o es objeto de adoración, de modo que se sienta en el templo de Dios y se presenta públicamente como un dios” (2 Tesalonicenses 2:4).

En cuanto a lo que afirma el párrafo con respecto a estar agradecidos por recibir una guía clara, nos preguntamos lo siguiente: ¿cuántos testigos de Jehová ya han muerto debido a que, quizás en contra de su propia inclinación, siguieron la guía del Cuerpo Gobernante y permitieron que se les inyectara un suero mortífero? ¿Cuántos más morirán en el futuro cuando sus sistemas inmunológicos se apaguen? Y todo porque los hijos tercos buscaron la guía de los “expertos” del malvado sistema de Satanás.

Por otro lado, el párrafo 10 declara lo siguiente:

Isaías muestra cuál es la segunda manera en la que Jehová nos enseña al decir: “Oirás con tus propios oídos estas palabras detrás de ti”. Ahora el profeta presenta a Jehová como un instructor que va caminando detrás de sus estudiantes atento a sus pasos y que los va guiando para que sepan por dónde deben ir. ¿Cómo oímos la voz de Dios detrás de nosotros hoy en día? Leyendo la Biblia. En ella se escribieron hace muchos años las palabras inspiradas de Dios. Así que cuando la leemos es como si oyéramos la voz de Jehová hablándonos desde atrás, desde atrás en el tiempo (Is. 51:4).

Este es un ejemplo clásico de cómo la Watchtower sigue cubriendo con cal su pared de errores doctrinales. Todo el libro de Isaías, que por cierto significa “salvación de Jehová” —lo mismo que Jesús—, apunta a la segunda venida de Cristo. Note cómo la Watchtower omite hábilmente el contexto del versículo citado, que se nos muestra ahí mismo: “Aunque Jehová te dará angustia como si fuera pan y opresión como si fuera agua, él, tu Gran Instructor, ya no se esconderá. Verás a tu Gran Instructor con tus propios ojos”.

¿Qué significa que Dios dará angustia a su pueblo como si fuera pan y opresión como si fuera agua? Si los testigos de Jehová están protegidos en un paraíso espiritual, tal como lo afirma el artículo, ¿por qué los aflige Jehová? Y seamos claros, esta angustia y aflicción no es la persecución corriente que todos experimentamos de vez en cuando. La segunda mitad del versículo 26 declara el alcance de estas al decir: “Y, el día que Jehová vende la herida de su pueblo y sane la grave herida del golpe que él le dio, la luz de la luna llena será como la luz del sol y la luz del sol se hará siete veces más intensa, como la luz de siete días”. 

El golpe demoledor que Jehová infligirá ocurrirá durante la gran tribulación. Pero Dios intervendrá y acortará el tiempo de angustia más severo que el mundo jamás haya experimentado. Es entonces cuando el Gran Instructor ya no se esconderá más. Es en esos momentos cuando escucharemos una palabra detrás de nosotros que nos indicará la salida. En efecto, en ese entonces cuando los elegidos verán la manifestación de aquel a quien Isaías identificó como Maravilloso Consejero. Sus ojos lo verán. Aquellos que escuchen a Cristo y respondan rechazarán la idolatría que actualmente hace parte de su “adoración pura”. Es por esa razón que el versículo 22 dice: “Y contaminarás el revestimiento de plata de tus imágenes esculpidas y la capa de oro de tus estatuas de metal. Las desecharás como un paño para la menstruación y les dirás ‘¡Fuera!’”.

El artículo de estudio de La Atalaya es instructivo. Revela cómo la organización está cumpliendo las profecías de una manera que los testigos de Jehová ni siquiera conocen, al menos no todavía.

Los líderes de la Watchtower son los hijos tercos. Se muestran a sí mismos como tales incluso por la forma en que descaradamente tuercen y distorsionan el significado de las profecías del capítulo 30 de Isaías. Es como si les hubieran encargado a los videntes de su organización que todo salga bien para ellos, utilizando el poder de sus plumas. 

Cuán ciertas son las siguientes palabras: “Porque son un pueblo rebelde, hijos que engañan, hijos que no quieren oír la ley de Jehová. Ellos les dicen a los videntes ‘No vean’ y a los hombres de visiones ‘No nos cuenten visiones que digan la verdad. Dígannos cosas halagadoras; profeticen falsas ilusiones. Apártense del camino; desvíense de la senda. Dejen de ponernos delante al Santo de Israel’” (Isaías 30:9-11).

Por mi parte, no dejaré de poner el juicio de Jehová delante de ellos. ¡Ay de los hijos tercos!