Dios tiene un propósito, una intención, que con seguridad se realizará. Y puede afirmarse con confianza aquí con poca necesidad de aclaración, que la Biblia es el registro y la revelación de la voluntad y propósito de Dios hacia su creación.
La voluntad y la intención expresa de Dios fueron publicadas en el libro del Génesis; encapsulados en el mandamiento originalmente dado a Adán y Eva al concluir su creación terrenal: “Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra. ’’
En el momento en que Dios pronunció esas palabras, Adán y Eva se encontraban en un estado de inocencia y pureza en el jardín del Edén, un paraíso de exquisita paz y deleite. No había mal. Sin duda, la primera pareja humana comprendió que la voluntad de Dios para ellos era que tuvieran hijos y ellos, junto con todas las generaciones futuras de su descendencia, tomarían el modelo divinamente proporcionado y ampliarían las fronteras del Edén hasta abarcar todo el mundo ya que la tierra fuera del jardín era una obra inacabada desde el punto de vista de Dios. Dios quería que todas las personas vivieran para siempre en perfecta armonía en el paraíso que ayudarían a crear. El propósito de Dios llegaría a ser el propósito del hombre.
De todos los hermosos árboles del Edén, allí, en medio del Jardín, había dos árboles muy especiales y únicos. Uno era el árbol de la vida y el otro era el árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios declaró que el árbol del conocimiento del bien y del mal pertenecía exclusivamente Él. No había ambigüedad en el mandamiento de Dios. Adán y Eva no debían siquiera tocarlo para que no murieran.
Para que la humanidad cumpla con éxito el propósito de Dios confiado a ellos, se debe obedecer de manera absoluta al Creador, y eso es lo que fue simbolizado por Dios al prohibir el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Trágicamente, Adán y Eva desobedecieron rápidamente a Dios antes de que incluso hubieran tenido a su primer hijo. Posteriormente fueron desalojados del paraíso sin nunca probar el precioso fruto del árbol de la vida.
Posteriormente fueron colocados poderosos querubines en las puertas del Edén, junto con una espada flotante que perpetuamente daba vueltas, para evitar que la pareja desterrada o cualquiera de sus futuros hijos volvieran al jardín y comieran del árbol de la vida. Ninguna persona volverá a poner un pie en el paraíso hasta que primero demuestren fe inquebrantable y absoluta obediencia a Dios.
Pero antes de que Dios expulsara a los pecadores del paraíso, él declaró una enmienda a su propósito previamente declarado. Hablando con el ángel invisible y traidor que había instigado la rebelión usando una serpiente muda, como un ventrílocuo puede hacer que una marioneta parezca hablar, Jehová dijo: ” Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”.
La realización final del propósito universal de Dios se expresó entonces en la forma de una profecía inescrutable. Pero gradualmente, durante los milenios siguientes, Dios revelaría el significado de su proclamación enigmática en el Edén.
Condenados a ganarse la vida en medio de las espinas y cardos fuera del paraíso, Adán y Eva sólo pudieron iniciar la procreación de una raza moribunda de hijos e hijas, proceso que ha continuado hasta nuestros días. Claramente, sin embargo, la mujer y el salvador de la promesa de Dios no podrían ser producidos a través de la semilla condenada y moribunda de Adán y Eva.
Pero en las generaciones inmediatamente después de que el hombre y la mujer originales fueran escoltados vergonzosamente fuera del paraíso por la seguridad angélica, ocurrió algo inesperado. Cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse, las hermosas hijas de la tierra fueron observadas por espectadores celestiales. Entonces, otros hijos angelicales de Dios siguieron el camino egoísta de Satanás. Atraídos por hermosas criaturas humanas, abandonaron su morada en el cielo y descendieron a la tierra, materializándose en la forma de hombres, sin duda, irresistiblemente guapos, inteligentes y poderosos. El relato en el capítulo seis de Génesis dice que tomaron tantas esposas para sí mismos como quisieron y se convirtieron en padres de hijos solamente no de hijas. Los hijos de los hijos de Dios fueron llamados los Nefilim. Los Nefilim eran una mezcla híbrida de madres humanas pecadoras y ángeles encarnados y eran criaturas extremadamente violentas. En consecuencia, llenaron al mundo de violencia y la tierra se arruinó ante los ojos de Dios.
Los Nefilim eran los hijos de aquellos que eventualmente serían conocidos como “espíritus inmundos” o demonios que junto con su descendencia monstruosa, ¡se convirtieron en una raza superior de súper humanoides! Así, la semilla de la serpiente se manifestó en una cría malvada de madres humanas pecaminosas, ángeles rebeldes y su hibrida progenie. Era una situación intolerable. Si Dios hubiera permitido que continuara, la raza humana pudiera haberse extinguido ya que a los hijos de Adán se les negaba la capacidad de procrear. Pero el propósito de Dios no podía ser frustrado.
Aunque los hijos caídos de Dios pudieron haber imaginado que Dios era permisivo y los consentiría en sus actividades carnales, el Dios Todopoderoso destruyó completamente su mundo por medio de un diluvio global, ahogando a todos los que respiraban fuera del arca de la salvación, incluyendo a los violentos Nefilim y los harenes de hermosas mujeres de las que los lujuriosos hijos de Dios habían adquirido para sí mismos.
En algún momento durante el cataclismo que envolvió al globo, los desleales hijos de Dios abandonaron a sus familias condenadas y disolvieron la carne con la que se habían envuelto, volviendo al reino invisible. Al ser excluidos de regresar a su lugar entre la familia de hijos fieles de Dios y ser encadenados por el poder irresistible de Dios que impide su materialización como hombres, los ángeles demoníacos ahora son parte de la semilla invisible del Diablo.
Ya que Jehová exterminó a sus hijos y esposas, la enemistad entre Satanás, su simiente demoníaca y la compañía de leales de Jehová sería irremediable.
No mucho después de que la mayor parte de las aguas de la inundación se hubieran secado de la tierra, Satanás rápidamente fomentó otra rebelión entre la humanidad. Impulsando a Nemrod, el cual es descrito en Génesis como un poderoso cazador en oposición a Jehová, el Diablo buscó organizar un sistema religioso-político para facilitar su control sobre el mundo en ese momento. Nemrod dirigió un esfuerzo para construir una gran torre con su cima en los cielos, la infame torre de Babel. La torre estaba, sin duda, destinada a servir como un templo y un centro para la adoración de los espíritus demoníacos invisibles.
Para frustrar el esquema, Jehová usó su poderoso poder, una vez más, confundiendo los lenguajes de la humanidad, haciendo imposible que los constructores del imperio trabajaran juntos cooperativamente. Poco a poco dejaron de construir Babel y comenzaron a emigrar a varias partes del globo según sus grupos lingüísticos, tal como era la voluntad de Jehová.
(Jehová, el inventor del lenguaje, podría lograr tal proeza, al reprogramar la base de datos lingüística dentro de la mente de cada individuo tan fácilmente como usted y yo podemos borrar y agregar programas a nuestras computadoras personales).
Pero antes de la gran dispersión, Satanás había fabricado con éxito un mesías falso y había convertido una mitología mesiánica en una religión. Tal como se puede determinar por un examen de la base subyacente de las mitologías prominentes de los pueblos antiguos, Nemrod tuvo una muerte violenta. Pero aparentemente Nemrod había sido deificado antes de su muerte, de modo que después de su muerte fue inmortalizado como el dios del sol y con el tiempo se convirtió en el principal dios de Babilonia conocido como Marduk. Después de la muerte de Nemrod, su viuda, una mujer llamada Semiramis, afirmó haber dado a luz de nuevo a Nemrod, por medio de un supuesto nacimiento virginal. Así, una tríada de padre, madre e hijo tomó forma. Nemrod era tanto su propio padre como su hijo, algo confusamente similar a la inexplicable deidad del padre e hijo de la cristiandad. Semíramis también fue deificada como la diosa madre, la reina del cielo y la falsa mujer de profecía de Satanás. Su hijo se convirtió en la semilla de la mujer. Dondequiera que la gente fue después de que fueron dispersados de Sinar tomaron variaciones de esta religión demoniaca con ellos.
Pero poco después de que Satanás hubiera establecido su falso mesías, Dios inició la primera fase en el desarrollo de su propósito de producir la verdadera semilla de la mujer.
Dios hizo un pacto con un hombre llamado Abrahán, jurándole que por medio de su simiente todas las naciones de la tierra se bendecirían. Lo más extraordinario es que su esposa, Sara fue madre en su vejez. Esto sucedió para que Dios pudiera demostrar los medios por los cuales la verdadera semilla sería producida mediante un nacimiento milagroso. (La razón por la cual la semilla verdadera vendría por medio de un milagro es porque la semilla se originaría del cielo para no ser contaminada por el pecado de Adán).
Cuando el hijo milagrosamente concebido de Abrahán, Isaac, era un hombre joven, Dios le ordenó a Abrahán que realizara el sacrificio humano de su único hijo de Sara. Esto, por supuesto, no fue simplemente para probar la fe de Abrahán, sino también fue un modelo del sacrificio del hijo unigénito de Dios. De hecho, el lugar del sacrificio frustrado de Isaac no estaba lejos de donde la ciudad de Jerusalén sería finalmente fundada, donde el verdadero Mesías sería sacrificado casi dos mil años después.
“PARA QUE MI NOMBRE SEA DECLARADO EN TODA LA TIERRA”
Significativamente, fue en la ocasión en que Abrahán intentó sacrificar a su hijo, que la montaña de sacrificio fue bautizada Jehová-Jireh (Jehová provee). De esa manera, el nombre único de Dios se unió a la futura casa de los judíos, el lugar donde Jehová eventualmente haría que su sagrado nombre residiera. Pero el Dios de Abraham e Isaac recibiría más gloria que simplemente tener una montaña con un nombre en su honor. El nombre de Jehová llegaría a ser conocido en toda la tierra, según el propósito de Dios.
A medida que las doce tribus de Israel crecieron en número finalmente se convirtieron en esclavos en Egipto. Y la nación de Egipto gradualmente se convirtió en la civilización más avanzada en el mundo después del diluvio. Después de unos 400 años de estar en Egipto, comenzó la siguiente fase del desarrollo del propósito de Dios. Jehová se iba a revelar, al menos a pequeña escala, como el Dios de los dioses y un poderoso Libertador.
Así, Dios levantó a Moisés como su profeta para confrontar al Faraón, quien obstinadamente se negó a reconocer la autoridad del Dios de los hebreos. En consecuencia, el soberbio rey desafió el mandato expreso de Jehová. Por medio de Moisés, Jehová informó a Faraón: ” Pero, en realidad, por esta causa te he mantenido en existencia, a fin de mostrarte mi poder y para que mi nombre sea declarado en toda la tierra. ’’
Después de una serie de plagas devastadoras que pusieron a Egipto de rodillas – la última plaga siendo la muerte de todo primogénito en Egipto – faraón cedió; sólo para intentar volver a esclavizar a los israelitas que salían, momento en el que Jehová aplastó el ejército de carros del Faraón bajo la creciente masa de aguas del Mar Rojo. Al humillar al poderoso Egipto, junto con su panteón de dioses impotentes, incluida la tríada de Osiris, Isis y su hijo Horus, el nombre de Jehová se hizo conocido y temido en la tierra.
Como prueba de la fama del Todopoderoso, cuarenta años después de que el ejército de Faraón fue vencido en el Mar Rojo, cuando la nación israelita estaba en el umbral de la tierra de Canaán – la tierra que Jehová había prometido dar a la descendencia de Abrahán – la hazaña todavía estaba fresca en las mentes del pueblo de Jericó. Rahab, la prostituta cananea, dijo a los espías israelitas: ” Porque hemos oído cómo Jehová secó las aguas del mar Rojo de delante de ustedes cuando salieron de Egipto, y lo que ustedes hicieron a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a saber, Sehón y Og, a quienes dieron por entero a la destrucción. Cuando llegamos a oírlo, entonces empezó a derretírsenos el corazón, y todavía no se ha levantado espíritu en persona alguna a causa de ustedes, porque Jehová su Dios es Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo. ’’
Cerca de 500 años después de que los israelitas hubieron entrado en la tierra que Jehová había prometido a Abrahán, Dios hizo un pacto con David por un reino. El pacto afirmaba que el reino de David duraría para siempre; en otras palabras, que un descendiente de David sería la semilla prometida y que la simiente heredaría el trono de Israel.
No es insignificante que poco después de que Dios escogiera a David, cuando era sólo un niño, el espíritu de Dios impulsó a David a enfrentar al gigante filisteo Goliat. Aunque los hombres de guerra israelitas le tenían pavor a Goliat, David se embarcó en la batalla con el imponente gigante vestido de armadura, armado sólo con una honda y cinco piedras pequeñas, ¡y el nombre de Jehová!
Su encuentro con Goliat, inspirado por la fe, es descrito así: ” A su vez, David dijo al filisteo: “Tú vienes a mí con una espada y con una lanza y con una jabalina, pero yo voy a ti con el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de las líneas de batalla de Israel, a quien tú has desafiado con escarnio. Este día Jehová te entregará en mi mano, y yo ciertamente te derribaré y te quitaré la cabeza; y ciertamente daré los cadáveres del campamento de los filisteos este día a las aves de los cielos y a las bestias salvajes de la tierra; y personas de toda la tierra sabrán que existe un Dios que pertenece a Israel. Y toda esta congregación sabrá que ni con espada ni con lanza salva Jehová, porque a Jehová pertenece la batalla, y él tiene que darlos a ustedes en nuestra mano”.
El nombre de Jehová era superior al guerrero filisteo.
Después de la muerte del infiel y apóstata rey Saúl, fue David quien capturó la fortaleza jebusea de Jerusalén y la convirtió en la capital de Israel. Heredando el trono de su padre, Salomón construyó un templo glorioso sobre la colina más alta de Jerusalén. Fue allí donde Jehová hizo residir su nombre.
Pero trágicamente, aquellos a los que Dios había reclamado como su pueblo y con los que había concluido un pacto sagrado, se volvieron apóstatas, adoptando la religión demoníaca en forma de baalismo. Pero eso no fue todo. El capítulo ocho de Ezequiel revela que las mujeres judías tomaron la práctica detestable de llorar por el dios Tamuz, aparentemente como una costumbre religiosa anual. Tamuz se identifica con el Nemrod renacido. En Isaías 7:18, Jehová también acusó a los judíos que rompían el pacto de hacer sacrificios a la reina de los cielos. En resumen Satanás logró inyectar la religión de Babel en Israel.
Después de llamar pacientemente a su nación rebelde al arrepentimiento, Jehová actuó para librar su nombre de oprobio. Primero hizo que las diez tribus de Israel fueran en cautividad a Asiria, y luego destruyó Judá, Jerusalén y el templo por medio de la Babilonia de Nabucodonosor. Pero entonces Dios hizo caer a Babilonia por medio de Ciro; el rey de los Persas y Jehová recompró a su nación castigada.
Por medio de Isaías, Jehová predijo la caída de Babilonia y la recompra de Jacob antes de que Babilonia se convirtiera en la tercera potencia de la historia bíblica. Fue el propósito de Dios usar la nación de Israel como un testigo terrenal de su divinidad. Isaías 43: 12-15 explica: ” Yo mismo he anunciado y he salvado y he hecho que sea oído, cuando no había entre ustedes [dios] extraño. De modo que ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, y yo soy Dios. Además, todo el tiempo yo soy el Mismo; y no hay nadie que efectúe liberación de mi propia mano. Me pondré activo, y ¿quién puede volverla atrás?” Esto es lo que ha dicho Jehová, el Recomprador de ustedes, el Santo de Israel: “Por causa de ustedes ciertamente enviaré a Babilonia y haré que desciendan las barras de las prisiones, y los caldeos en las naves con gritos quejumbrosos por su parte. Yo soy Jehová el Santo de ustedes, el Creador de Israel, su Rey”.
Pero incluso después de la destrucción de Nabucodonosor, el rey persa, Darío, reconoció que el nombre de Jehová todavía estaba unido a Jerusalén y al segundo templo. El edicto del rey declaraba: ” Y que el Dios que ha hecho residir allí su nombre derribe a cualquier rey y pueblo que alargue la mano para cometer una violación y destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo, Darío, sí emito una orden. Sea hecho prestamente.” (Esdras 6:12)
Más allá de la destrucción original de Jerusalén y de su reconstrucción, Dios inspiró a otros profetas hebreos además de Isaías para registrar sus juicios futuros y decisiones judiciales. Tejidos a través de las diversas profecías dirigidas principalmente a Israel y Judá, y en menor medida a las naciones circundantes, Jehová reveló más detalles sobre la semilla de la mujer y la aniquilación final de la serpiente y su simiente. Sin embargo, con la venida de Jesucristo en el primer siglo, se hizo evidente que el propósito de Jehová era cambiar el lugar donde su nombre debía residir del templo reconstruido y la ciudad de Jerusalén. Fue el nombre de Dios el que luego se asoció con la recién formada congregación cristiana internacional de Cristo.
LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ
Bajo inspiración, Santiago, el medio hermano de Jesús, explicó a los judíos cristianizados que la conversión de los no judíos a la fe de Cristo fue en cumplimiento de la profecía hebrea del capítulo nueve de Amós. Santiago, en ese entonces, declaró: “Symeón ha contado cabalmente cómo Dios por primera vez dirigió su atención a las naciones para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre. Y con esto convienen las palabras de los Profetas, así como está escrito: ‘Después de estas cosas volveré y reedificaré la cabaña de David que está caída; y reedificaré sus ruinas y la erigiré de nuevo, para que los que queden de los hombres busquen solícitamente a Jehová, junto con gente de todas las naciones, personas que son llamadas por mi nombre, dice Jehová, que está haciendo estas cosas, conocidas desde la antigüedad’. ’’
Aunque el nombre personal de Dios ha sido quitado desde hace mucho tiempo de la mayoría de las traducciones modernas de la biblia, y ninguna traducción popular de la biblia (aparte de la Traducción del Nuevo Mundo) usa el nombre de Jehová en el Nuevo Testamento, se puede discernir, por medio del discurso de Santiago y del decreto escrito que posteriormente circuló entre las congregaciones, que el nombre personal de Dios fue pronunciado y muy probablemente también escrito en la forma del Tetragramatón. Sólo los bíblicamente ignorantes o los más perversos enemigos de la verdad insistirían en que el nombre de Dios es “Dios” o el “Señor”. El Dios de los hebreos era “conocido desde antiguo” como Y-H-W-H. Siendo así, según la profecía, los cristianos deben ser llamados por el nombre personal de Dios. Y, obviamente, los testigos de Jehová están asociados de manera exclusiva con el nombre de Dios en tiempos modernos.
Sin embargo, de acuerdo con las Escrituras y la historia no hay registro de que los cristianos originales fueron específicamente llamados por el nombre que se presentó con tanta prominencia en las Escrituras Hebreas. De hecho, el capítulo 11 del libro de los Hechos afirma que fue por Divina Providencia que a los seguidores de Jesús se les llamo ‘’cristianos”. ¿En qué sentido fueron los discípulos de Cristo llamados por el nombre de Jehová?
Al examinar la profecía de Amós más de cerca, esta dice que la gente que sería llamada por el nombre de Dios entraría en escena después de la reconstrucción de la cabaña de David. La cabaña de David es una referencia al reino de David, es decir, el reino de Dios, ya que se dice que los reyes se sientan en el trono de Jehová. Jesús fue sin duda la descendencia de David y por lo tanto, el heredero del trono. Pero ¿se sentó Jesús en el trono del reino de Dios en el primer siglo? No. Jesús fue presentado simplemente como el heredero aparente, similar a la manera en que David fue ungido para ser rey, pero tendría que soportar muchas penalidades y persecuciones antes de que realmente se sentara en su trono. Según el Salmo 110, Jesús se sentaría a la mano derecha de su Padre hasta que todos sus enemigos fueran colocados delante de él como un banquillo para sus pies.
Sin embargo, Jesús comenzó a gobernar sobre su congregación, a la que el apóstol Pablo se refirió como “el Israel de Dios” y el templo de Dios. La nación carnal de Israel y el templo de piedra habían servido a su propósito. Israel había producido al Mesías. Además, como está registrado en Mateo 21:43, Jesús dijo a los judíos que el reino de Dios sería tomado de ellos y dado a una nación que produciera su fruto. En otras palabras, la realización futura del propósito de Dios vendría a través de la congregación cristiana, que Cristo comparó a una nación.
De hecho, en las palabras iniciales de la carta de Santiago, los saludos cristianos se extienden a “las doce tribus dispersas”. Esa salutación no se refiere a las doce tribus de la nación de Israel, sino a la congregación cristiana, que fue establecida sobre los doce apóstoles de Cristo. De la misma manera, también se dice que los 144.000 herederos con Cristo, que componen la semilla mesiánica de la mujer, provienen de las doce tribus de Israel, ya que, como Pablo estableció en su carta a los Gálatas, los que pertenecen a Cristo son la verdadera semilla de Abrahán. No es coincidencia que también se dice que los 144.000 tienen el nombre personal de Dios (Y-H-W-H) y Cristo escrito en sus frentes.
Al convertirse en el Israel de Dios, la congregación de Cristo ha tomado el lugar de Israel en la profecía. Eso significa que todas las profecías se realizarán en última instancia en relación con la organización de los seguidores de Cristo, no con los judíos, y ciertamente no con la amenaza nuclear en Medio Oriente hoy conocida como Israel.
Sin embargo, poco después de establecerse el cristianismo, Satanás logró subvertirlo en apostasía, tal como lo había hecho con el antiguo Israel y Judá. En lugar de ser un pilar de apoyo de la verdad, como la congregación original había sido, la cristiandad ha sido durante mucho tiempo la promotora de la religión de Babel. Sin embargo, con la aparición de los estudiantes internacionales de la biblia, ahora conocidos como testigos de Jehová, una forma reconocible de cristianismo primitivo finalmente emergió y con ella un lugar donde Dios ha hecho que su nombre resida.
Pero incluso esa organización se ha corrompido. Así, el sagrado nombre de Jehová ha sido profanado.
Volviendo ahora al último capítulo de Amós, el último lapso de versículos dice así: ‘’Y ciertamente recogeré de vuelta a los cautivos de mi pueblo Israel, y ellos realmente edificarán [las] ciudades desoladas y [las] habitarán, y plantarán viñas y beberán el vino de ellas, y harán jardines y comerán el fruto de ellos.’ ”‘Y ciertamente los plantaré sobre su suelo, y ya no serán desarraigados de su suelo que les he dado’, ha dicho Jehová tu Dios”.
Los israelitas y los judíos que fueron dispersados por los asirios y los babilonios y fueron reunidos de nuevo en su patria después de la conquista persa de Babilonia en el año 537 a. C. Sin embargo, los judíos repatriados fueron una vez más desarraigados de su patria y dispersados por los romanos en el año 70 d.C. Esto indica que el cumplimiento primario de la profecía de Amós, y por extensión de todas las profecías hebreas, se relaciona con el Israel cristiano de Dios.
La implicación es que la congregación de Cristo está destinada a sufrir una destrucción igual a la que la nación de Israel y Jerusalén sufrieron.
Considere, por ejemplo, Amós 9: 8-9: ” ‘¡Miren! Los ojos del Señor Soberano Jehová están sobre el reino pecaminoso, y ciertamente lo aniquilará de sobre la superficie del suelo. No obstante, no aniquilaré completamente a la casa de Jacob —es la expresión de Jehová—. Porque, ¡miren!, voy a mandar, y ciertamente zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones, tal como uno zarandea el harnero, de modo que ni una piedrecita cae a la tierra. A espada morirán… todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: ‘La calamidad no se acercará ni llegará hasta nosotros’. ’’
En una ilustración, Jehová comparó a los israelitas individuales con piedrecitas, ya que serían puestos en un harnero y zarandeados, quizás como un cateador que sacudía la suciedad y la grava en busca del oro. Jesús usó comparaciones similares, como el trigo y la mala hierba y los peces adecuados y no adecuados que son separados de la red del pescador, para ilustrar cómo los elegidos serán seleccionados de entre los que son rechazados.
Pablo también ilustró cómo la organización cristiana será sometida al fuego y sólo el trabajo de aquellos que hayan construido con materiales resistentes al fuego, como el oro y la plata sobreviviría; mientras que el trabajo de los que hayan edificado sobre el fundamento con madera, heno y rastrojos sería destruido.
Así como Amós predijo que Dios recogería a su pueblo en su tierra natal, Jesús también predijo una gran recolección de los elegidos de los cuatro vientos.
Esto explica por qué los cristianos del primer siglo no fueron llamados por el nombre de Jehová. El cumplimiento definitivo de la profecía se producirá cuando la congregación de Cristo, que fue simbolizada por la cabaña de David, sea sometida al fuego del juicio de Jehová. Después de la purga ardiente, Jehová pondrá su nombre sobre su pueblo y los elegidos serán entonces reunidos en el reino. El remanente castigado cumplirá la profecía como testigos de Jehová. El yacimiento caído de David será reconstruido cuando el último de los 144,000 sea sellado y reunido a Cristo para estar con él sobre el monte celestial de Sión. La verdadera semilla de Dios será revelada. Es entonces cuando las naciones se verán obligadas a saber que Jehová es Dios.
La fase cristiana del propósito de Dios se habrá cumplido entonces y los testigos de Jehová seguramente serán parte central de ella.