Poco después de que el gran diluvio redujera la población de la tierra a ocho almas, Satanás puso en marcha un esquema que ha tenido una influencia de gran alcance en todos los que han vivido hasta el presente. El diablo tenía conocimiento acerca de la intención de Dios de producir una semilla o descendencia, que aplastaría la cabeza de la serpiente. Después de todo, Jehová dirigió la llamada profecía edénica al ser que originalmente se disfrazó de una serpiente parlante.
El bisnieto de Noé, Nemrod, se convirtió en un poderoso rey que se oponía a Jehová. Como constructor de ciudades, organizó a la nueva familia humana emergente bajo su tiranía e inició un proyecto de construcción de una torre en desafío a Dios, quien había ordenado a los hijos de Noé que se dispersaran y llenaran la tierra.
De acuerdo con diferentes leyendas, Nemrod tuvo una muerte violenta. Probablemente, este individuo era un asesino. Quizás su muerte fue a manos de los adoradores de Jehová, quienes cumplían el mandato de Dios dado a Noé de que cualquier persona que derramara la sangre de un hombre tendría que renunciar a la sangre de su propia alma. En cualquier caso, Satanás difundió la leyenda de que Nemrod era la semilla de la mujer que sufrió la herida del talón y que había sido resucitado en el mundo espiritual de manera invisible.
Más tarde, cuando Jehová confundió el lenguaje de los constructores de la torre, estos se vieron obligados a dispersarse alrededor del mundo. Estos llevaban consigo la leyenda de Nemrod y desarrollaron varios mitos y ceremonias religiosas para honrar a su héroe caído. Con el tiempo, Nemrod emergió como el dios babilónico Tammuz, el consorte de la diosa de la fertilidad, Ishtar, a la cual debe su nombre la Pascua celebrada en algunos países germánicos, siendo este, Easter. Su muerte y “resurrección” se conmemoraban cada primavera, ya que se creía que Tammuz se levantaba del inframundo y su renacimiento se manifestaba en la naturaleza como la primavera. Hubo muchas variaciones y nombres diferentes entre los mitos de las culturas antiguas, pero la creencia subyacente era siempre la misma.
El dios Tammuz era un falso mesías creado a propósito. Satanás, por supuesto, sabía que el Mesías vendría a través de la descendencia de Abrahán y del linaje del rey David. El hecho de que las mujeres judías en Jerusalén lloraran por Tammuz significaba que el Diablo había tenido éxito en sustituir al venidero Mesías por uno falso.
Para preparar a la gente para la venida del verdadero Mesías, era imperativo que Dios aniquilara primero la idolatría y el culto demoníaco a Tammuz, el cual había echado raíces entre los israelitas. Sin duda alguna, Jehová no destruye caprichosamente a los malvados. Sólo lo hace para llevar a cabo su propósito. En ese sentido, la destrucción de Jerusalén fue un éxito, como lo demuestra el hecho de que los judíos repatriados no volvieron a practicar la adoración de ídolos, al menos no abiertamente.
Cuando Jesús vino al templo de su Padre para inspeccionarlo, él echó a los cambistas y comerciantes; sin embargo, no hay constancia de que haya destruido ídolos o derribara postes sagrados, lo que seguramente habría hecho si hubieran estado en el templo. Aunque la mayoría de los judíos no pusieron fe en Jesús, esto no se debía a que lloraban por Tammuz o adoraban bestias o ídolos repugnantes.
Desde el principio, Satanás trató de oponerse a la propagación del cristianismo a través de la intimidación y la persecución. Sin embargo, la estrategia de ataque frontal tuvo muy poco éxito. Por lo tanto, con el tiempo, el Diablo cambió astutamente de tácticas, pues se infiltró con éxito y subvirtió gradualmente el cristianismo, de modo que para el siglo IV los obispos apóstatas que fueron convocados a Nicea permitieron al emperador pagano de Roma decidir sobre cuestiones doctrinales cruciales, como la relación de Jesús con Dios, convirtiendo a Constantino en la cabeza de facto de la iglesia de Cristo. A lo largo de los siglos, todos los misterios satánicos de Babilonia fueron infundidos en el catolicismo y en todas sus numerosas derivaciones.
Durante todos los siglos que perduró el apropiadamente llamado Oscurantismo, Satanás tuvo un dominio absoluto sobre la verdad. Sin embargo, con la invención de la imprenta, la marea comenzó a cambiar de manera gradual y acertadamente, el primer libro impreso fue la Biblia. Hacia el final del siglo XIX, la Biblia estaba ampliamente disponible en los idiomas dominados por la cristiandad. Muchos europeos y americanos se hicieron lectores de la Biblia. El campo estaba maduro para el resurgimiento del cristianismo genuino en la forma de los Estudiantes Internacionales de la Biblia y la renovación del llamado y la elección de individuos que están destinados a estar en unión con Jesús en su Reino. Y con la reaparición de los auténticos hijos ungidos de Dios, el Engañador se vio obligado a cambiar de táctica una vez más. Ya no podía esperar que los hijos del Reino cayeran en la religión babilónica de la cristiandad.
Dado que todos los cristianos verdaderos aceptan a Jesús como el Mesías y creen en su promesa de que volverá, Satanás ha puesto en marcha otro esquema más sofisticado para crear un falso Cristo. No, no el falso Cristo de la cristiandad, el falso dios de la trinidad. El diablo se dispuso a crear una segunda venida de Cristo falsa, una falsa parusía, dirigiendo sus maquinaciones a aquellos que se habían liberado de la cristiandad. Él ha logrado colocar esta creencia como la piedra angular de muchas interpretaciones proféticas de la Sociedad Watchtower Bible and Tract Society y esto se ve evidenciado por el hecho de que desde el principio, cuando los Estudiantes de la Biblia que se asociaron con C.T. Russell estaban empezando a comprender las verdades básicas sobre la naturaleza del alma y la falsedad de la doctrina de la Trinidad y el infierno, también aceptaron sin lugar a dudas la extraña y nueva enseñanza de que en 1874 había comenzado una parusía invisible de Cristo. Aunque la fecha se ha “reajustado” la noción de una presencia invisible, en curso, siempre se ha considerado como una verdad incuestionable.
El apóstol Pablo, inspirado por el espíritu, previó esto mismo cuando advirtió a los tesalonicenses que no se alarmaran ni se entusiasmaran demasiado con las expresiones aparentemente inspiradas y los anuncios oficiales y mensajes escritos que afirmaban que la presencia había comenzado y que el día de Jehová estaba aquí. Pablo fue enfático: la presencia de Cristo no comenzará a menos que haya una apostasía primero.
¿Aludía Pablo a la apostasía que ocurrió hace siglos cuando el cristianismo se convirtió en la religión del estado de la bestia imperial de Satanás? Eso no parece razonable. Parece más probable que Pablo estuviera indicando que debía haber una apostasía entre los cristianos inmediatamente antes de la Segunda Venida del Señor.
¿Quién puede negar que los testigos de Jehová consideran las declaraciones del Cuerpo Gobernante como “expresiones inspiradas” o que los voluminosos escritos de la Sociedad no se escriben con autoridad apostólica?
Pablo explicó que las “expresiones inspiradas” y los escritos de tipo apostólico en realidad emanan de un hombre del desafuero. Pablo continuó diciendo: “Pero la presencia del desaforado es según la operación de Satanás con toda obra poderosa y señales y portentos presagiosos mentirosos, y con todo engaño injusto para los que están pereciendo, como retribución porque no aceptaron el amor de la verdad para que fueran salvos. Por eso Dios deja que les vaya una operación de error, para que lleguen a creer la mentira, a fin de que todos ellos sean juzgados por no haber creído la verdad, sino haberse complacido en la injusticia.’’ (2 Tes. 2: 9-12).
En el contexto de los versículos anteriores, Pablo reveló que el hombre del desafuero afirmará descaradamente que es un dios y que este se sienta en el templo espiritual de Dios. Este acontecimiento no transcurre durante siglos, como en el caso del clero, a quien la Watchtower identifica como el hombre compuesto del desafuero. La declaración inspirada de Pablo indica que los verdaderos cristianos estarán expuestos a un dios falso dentro de ellos, en el templo espiritual, un dios cuya autoridad es su conocimiento especial con respecto a la presencia invisible de Cristo, lo cual no es muy diferente del ‘’conocimiento especial’’ que poseían los sacerdotes acerca de la supuesta resurrección invisible de Tammuz.
En su libro épico Las Dos Babilonias, Alexander Hislop detalla cómo los iniciados en el culto de Tammuz experimentaban manifestaciones mágicas sobrenaturales presididas por los sacerdotes de ese dios. A veces el lugar se sacudía o veían algo en forma de luz en una pared u otras veces la oscuridad los envolvía como una manifestación de la presencia de Tammuz. Lo mismo ocurre con el hombre del desafuero. Satanás le da poder al realizar todo tipo de obras poderosas, señales mentirosas, maravillas y todo tipo de engaño malvado.
Las mujeres judías que lloraban por Tammuz en el templo de Jehová seguramente eran conscientes de lo que estaban haciendo pues debían saber que el Mesías prometido no había sido asesinado. La profecía de Isaías, que había sido escrita incluso antes de que las 10 tribus fueran llevadas en cautiverio, revelaba que el Mesías sería aplastado en el futuro. No había ninguna base para su llanto por Tammuz pues era un falso cristo.
Siguiendo la misma línea de razonamiento, los Estudiantes de la Biblia, y más especialmente los testigos de Jehová de la actualidad, deben saber que no existe tal cosa como una parusía invisible. La doctrina de la parusía invisible de la Watchtower equivale a lo que Pedro llamó una “historia falsa artificiosamente tramada”. Por el contrario, las Escrituras revelan que el Mesías será visto por los elegidos la segunda vez que aparezca.
Nadie debería cuestionar que la aparición de Jesús en el primer siglo cambió el mundo. En el mundo occidental, la era moderna comenzó el año en que se cree que Jesús nació. Sin embargo, sea cual sea la huella que Jesús haya dejado hace 2.000 años, la Segunda Venida de Jesucristo será mucho más impactante. Su venida significará el fin del mundo de Satanás. Sabiendo que su fin es inevitable, los demonios tienen la intención de acabar con los hijos de Dios. Jehová, en su imparcialidad, ha permitido que el error de Satanás avance hasta crear un falso Cristo y un falso dios. ¿No advirtió Jesús mismo que habrá muchos falsos profetas y falsos Cristos que engañarían, si fuera posible, incluso a los elegidos?
En el último comentario de la Watchtower acerca de Ezequiel, ellos refutan casualmente su enseñanza de larga data de que Jerusalén tipifica a la cristiandad y, obviamente tienen la razón. Eso es precisamente lo que e-Watchman ha estado diciendo desde que entró en línea en 2002. Pero al hacerlo, Betel ha repudiado casi todo lo que han escrito interpretando a los profetas hebreos. ¿Qué representa entonces Jerusalén? Ellos no lo dicen y eso implica que Jerusalén – en sentido negativo – no tipifica nada para ellos.
Sin embargo, debería ser obvio que Jerusalén es un tipo, que establece un patrón del actuar de Dios en el futuro. El antitipo de Jerusalén y el templo es la congregación de Cristo durante la Segunda Venida. Las mujeres en el templo de Jehová que lloran por Tammuz encontrarán un paralelo entre las personas que profesan estar ofreciendo adoración pura a Jehová, pero que no aceptarán a Cristo cuando venga. Estas son los impenitentes seguidores del falso Cristo que Satanás ha colocado en el templo espiritual de Dios. Son las vírgenes insensatas a quienes se les cerrara la puerta cuando el novio llegue a la oscuridad de la noche.
Continuará…