Hace poco hable con un amigo y él me sugirió que yo debería escribir un tema títulado “Política de la Religión”. Él no me dio explicaciones, pero viendo la situacion en la que él se encontraba, entendí lo que él me quiso decir. Por lo tanto, el artículo de esta semana tratará este tema.
Para evitar malentendidos, no queremos que se confunda la expresión: “La Religión en la Política” con “Políticas de Congregación”. Entre los testigos de Jehová, la expresión “¨Políticas de Congregación” tiene que ver con el maniobrar y las cosas que hacen los ancianos en el desempeño de sus funciones, así como lo que hacen para conservar sus puestos. Sin duda alguna, la gran mayoría de los anciaanos sirven con espíritu humilde y con la intención de beneficiar a sus hermanos. Desafortunadamente, debido a los efectos de nuestra imperfección y de la carne caída, algunos hombres parecen estar más motivados por sus intereses personales y deseos de autoglorificación que por el deseo de servir y beneficiar a sus hermanos.
No hay duda que esta es la razón por la que la Biblia aconseja a los ancianos a no creerse dueños de la congregación, pues es tendencia innata de los hombres el querer dominar a los demás. Existen hombres que creen que de alguna manera la congregación es propiedad de ellos, y; por lo tanto, ven a los otros ancianos o a otros hermanos capacitados como rivales, o futuros rivales. Este tipo de razonamiento es; sin duda alguna, el razonamiento bestial del que nos hablaba el apóstol Santiago. Desafortunadamente, esto es algo que se da con frecuencia dentro de nuestras congregaciones. Esto no es algo único entre nosotros. Aún antes de ser unguidos ya había rivalidades entre los apóstoles pues cada uno de ellos se consideraba mejor que el otro, y peleaban y discutían sobre quién era el mayor entre ellos. Por lo tanto, este tipo de casos no debe sorprendernos.
Yo conocí a un hermano que era uno de los más maravillosos ancianos que he tratado en toda mi vida. Él era muy generoso; una figura paternal que siempre ofreció apoyo a aquellos que tuvieron la suerte de tenerlo como pastor principal en su congregación. Él era amado y respetado por muchos…….pero no por todos.
Como anciano presidente de la congregación en una ocasión se presentó ante él una persona joven que confesó haber cometido fornicación. Como todos sabemos, el procedimiento judicial oficial nos dice que debe formarse un comite que investigue el hecho. Sin embargo, en este caso, el anciano presidente consideró que la persona estaba verdaderamente arrepentida y por consiguiente le dijo: “Véte y no peques mas”. Debido a que este asunto se manejo de una manera privada y no de acuerdo a los procedimientos oficiales de la Sociedad Watchtower, un ambicioso anciano que servía en la misma congregación utilizó esto como pretexto para que este anciano fuera removido y promover así su autonombramiento.
Este anciano ambicioso tuvo éxito; el anciano presidente fue destituido y él logró coronarse como el Rey de la Congregación. Este noble anciano había sido un magnífico ministro y después; como recompensa a un servicio de 40 años, este anciano fue destituido ignominiosamente debido a las intrigas del anciano ambicioso. El efecto que esto tuvo dentro de la congregación fue devastador.
Aunque este es uno de los más extremosos casos de política de congregación que he conocido, no es el único. Estos casos son muy comunes. He conocido hombres que; de alguna manera, son mejores que aquellos que tienen un puesto dentro de la congregación; sin embargo, debido a que son considerados como una amenaza al poder y prestigio de otros ancianos que codician el primer lugar, son hostigados o no son recomendados para una promoción o nombramiento.
Al ver la gran cantidad de cartas que he recibido parece ser que han habido muchos hermanos que han tenido experiencias similares y han sido víctimas de esta clase de juego. Esto nos recuerda a Diótrefes; de quien el apóstol Juan decía, “Le gustaba tomar el primer lugar entre los hermanos.”
Desde el día en que fundé e-watchman.com, me he esforzado al máximo por tomar el camino difícil y no sucumbir ante los insultos y falta de consideración hacia mi, y no hacer de e-watchman.com un foro para ventilar agravios y querellas personales. Desafortunadamente, este tema tiene que tratarse; sino para arrreglar la situación, al menos para dar consuelo y esperanza a todos esos hermanos que han sido víctimas del proceder no muy Cristiano de algunos ancianos o compañeros de creencia. No hay duda que muchos testigos han tropezado debido a esto. Por lo tanto, es bueno al menos considerar el por qué Dios permite la existencia de esta gente entre su pueblo. -Si acaso son parte de su pueblo-.
Si analizamos Las Escrituras nos damos cuenta del por qué Dios permite que de manera temporal exista esta clase de personas entre su pueblo. 1Pedro 4:12 nos dice: “Amados, no estén perplejos a causa del incendio entre ustedes, que les está sucediendo para prueba, como si algo extraño les sobreviniera.”
Es en verdad desconcertante y desalentador ver que aquellos que supuestamente son nuestros hermanos y ministros terminan siendo nuestros opresores y perseguidores. Lo que hace a esto aún más difícil es que la víctima; por lo regular, siempre vive en silencio y a solas esta persecución. Esto se debe a que se nos ha condicionado a pensar que nuestra persecución siempre proviene de fuentes “mundanas”. Por ejemplo, con frecuencia leemos en la revista La Atalaya acerca de hermanos y hermanas que han sufrido fuerte oposición familiar, o de hermanos que soportaron el brutal trato en los campos de concentración de Hitler. Desafortunadamente casi nunca, o mejor, dicho nunca leemos acerca de aquellos que sufren y que han sufrido bajo la tiranía de muchos ancianos “Cristianos” en nuestras congregaciones; tiranía que puede ser tan fuerte y opresiva como las antes mencionadas.
De alguna forma, los testigos de Jehová son como una gran familia disfuncional, donde todos saben que las cosas andan mal pero nadie habla sobre ello. Después de todo, se supone que vivimos en un “Paraíso espiritual”, libre de problemas y persecuciones; por eso, cuando la persecución proviene desde dentro de la congregación y sufrimos a manos de nuestros propios hermanos, todo nos parece muy extraño; tal y como lo dijo el apóstol. Por esta razón Dios permite que suceda “Ese incendio entre ustedes”, pues el versículo que sigue nos dice que “Al contrario, sigan regicijándose, por cuanto son partícipes del sufrimiento del Cristo, para que también durante la revelación de su gloria se regocijen y se llenen de gran gozo.”
Aunque el consejo antes mencionado está dirigido para aquellos que tienen una esperanza celestial, todos los Cristianos son llamados a ser partícipes del sufrimiento de Cristo. Pero, ¿Cuáles fueron algunos de los sufrimientos de Cristo? Primeramente, Cristo sufrió porque sus compatriotas; los Judíos, eran crueles e insensatos. Marcos 3:5 nos habla de una ocasión en que Jesús; asqueado de ellos, “Los miro con indignación, estando Él cabalmente contristado por la insensibilidad de sus corazones.”
Por consiguiente, Jesús sufrió por la insensibilidad de otros en la congregación Judía. No hay duda que Jesús sufrió, pues ni siquiera su propia familia creía que Él era el Mesías. Y eso no era todo. Hubo un momento en que su familia creyó que Jesús se había vuelto loco. El mismo capítulo de Marcos nos dice que: “Cuando sus parientes oyeron esto, salieron para apoderarse de Él, porque decían: ha perdido el juicio.”
Hubo también ocasiones en que sus propios discípulos lo decepcionaron. En la noche de la Última Cena, los apóstoles aún tenían la discusión sobre quién era el mejor de ellos. Después, en el Jardín de Getsemani, Jesús les pidió que por favor se mantuvieran orando y despiertos. El relato lee así: “Entonces Él les dijo: “Mi alma está hondamente contristada hasta la muerte, Quédense aquí y manténganse alerta conmigo.” Sin embargo, cada vez que Él volvió, los encontró dormidos.
Por lo tanto, los sufrimientos de Cristo no solo fueron los de naturaleza física cuando fue torturado y ejecutado. Él también sufrió el dolor emocional de la ansiedad, la decepción y el rechazo.
No hay duda que el apóstol Pablo fue un partícipe de los sufrimientos de Cristo; de hecho, él sufrió más que cualquier otro Cristiano. Aparte de ser golpeado y apedreado por chusmas Judías, así como el haber sido preso en varias ocasiones, Pablo también sufrió a manos de sus hermanos de congregación.
Aparentemente fue Pablo quien fundó la congregación de Corinto en uno de sus viajes misionales; sin embargo, por increíble que parezca, él no fue bien recibido tiempo después por la congregación que él mismo fundó, en una subsecuente visita que él realizó. Los apóstoles superfinos, que obviamente eran los que estaban a cargo de la congregación, lo trataron con falta de respeto pues decían que aunque sus cartas eran sobrias y de mucho peso, su aspecto físico era muy débil y su léxico inferior y despreciable. Pablo trató de convencer a la congregación de los atributos que él tenía y lo hacían apóstol, pero; aparentemente, esto no impresionó en nada a la congregación. Es por eso por lo que Pablo se vio en la necesidad de escribirles una segunda carta, que en parte decía así: “Me he hecho irrazonable. Ustedes me obligaron a ello. Porque debiera ser recomendado por ustedes, pues no resulté ser inferior a sus apóstoles superfinos ni en una sola cosa, aunque nada soy.” (2Corintios 12:11)
Si el propio apóstol Pablo sufrió la falta de respeto y no fue recomendado por los Cristianos de Corinto, ¿Debería sorprendernos que en este momento haya hermanos calificados, y que sin embargo, no sean recomendados?
Pablo también llegó a la conclusión del por qué Cristo permite que sucedan esta clase de cosas dentro de la congregación. La conclusión a la que él llegó fue que el sufrir insultos y vejaciones por parte de sus hermanos era también parte del sufrimiento de Cristo. Es por eso por lo que él escribió: “Por eso muy gustosamente prefiero jactarme respecto a mis debilidades, para que el poder de Cristo permanezca como tienda sobre mi. Por lo tanto, me complazco en debilidades, en insultos, en necesidades, en persecuciones y dificultades por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy poderoso.”
Aunque las pruebas de congregación sean difíciles de tratar y superar, el asunto adentro es el mismo que el asunto afuera, ¿Mantendremos nuestra integridad a Dios, a pesar de las injusticias y vejaciones de nuestros hermanos?
Santiago 5:9-11 es una fuente de inspiración y aliento, pues nos aconseja a no enfadarnos unos con otros y a no murmurar unos contra los otros.
Santiago escribió: “No exhalen suspiros unos contra otros, hermanos, para que no vayan a ser juzgados. ¡Miren ! El Juez está de pie delante de las puertas. Hermanos, tomen por modelo de sufrir el mal y de ejercer paciencia a los profetas, que hablaron en el nombre de Jehová ¡Miren! Pronunciamos felices a los que han aguantado. Ustedes han oído del aguante de Job y han visto el resultado que Jehová dio, que Jehová es muy tierno en cariño y misericordioso.”
En vista de las agobiantes circunstancias en que se encuentran muchas congregaciones,- sin mencionar las dificultades y decepciones tan desalentadoras que nos ha causado la Sociedad Watchtower-, la expresion “El Juez está a las puertas”, debe servirnos; más que nunca, para esperar con fe el juicio de Jehová.