Martes 30 de junio
La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia, pero la buena palabra es lo que lo regocija (Prov. 12:25).
Pablo mostró que incluso quienes dan ánimo también necesitan recibirlo. A los cristianos que vivían en Roma les escribió: “Anhelo verlos, para impartirles algún don espiritual a fin de que se les haga firmes; o, más bien, para que haya un intercambio de estímulo entre ustedes, por cada uno mediante la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía” (Rom. 1:11, 12). Como vemos, hasta el apóstol Pablo a veces necesitaba que lo animaran (Rom. 15:30-32). Los hermanos que hacen grandes sacrificios en su vida para dedicarse a servir a Jehová a tiempo completo merecen que los elogiemos. También necesitan ánimo aquellos hermanos y hermanas que están solteros porque desean obedecer el mandato de casarse “solo en el Señor” (1 Cor. 7:39). Y no debemos olvidar a los cristianos que se mantienen fieles ante la persecución o la mala salud (2 Tes. 1:3-5). w18.04 21 párrs. 3-5
El texto diario de hoy se basa en un artículo que cita Hebreos 10: 24 y 25, en donde se exhorta a los cristianos a alentarse unos a otros “sobre todo al ver que el día se acerca”. En ese artículo también se nos dice lo siguiente: “en nuestros días, tenemos razones de sobra para creer que está cerca el día de Jehová, que será ‘grande y muy inspirador de temor’.’’
Aunque ciertamente creo que el día de Jehová está cerca, puesto que se afirma que “tenemos razones de sobra” para creerlo, naturalmente podríamos preguntarnos cuáles son esas razones, pero la Atalaya no las menciona en ese artículo.
La Tercera Guerra Mundial es definitivamente una posibilidad. De hecho, ciertas instituciones influyentes están haciendo un esfuerzo decidido para empujar a las naciones que poseen armas nucleares a una guerra. Existen numerosos puntos de quiebre en todo el mundo que podrían encender fácilmente una conflagración global. Pero, a pesar de la alarmante situación actual, la Watchtower no está preocupada por nada de eso. La razón detrás de ello consiste en que los videntes de Betel no esperan otra guerra mundial. Eso no hace parte de sus expectativas proféticas. Una tercera guerra mundial simplemente sería demasiado destructiva. Esto fue lo que dijeron al respecto en la Atalaya del 1 de abril de 1997:
“En segundo lugar, nuestro siglo es testigo del cumplimiento de algunos rasgos de la señal de Jesús a un grado que pudiéramos calificar de extremo. Por ejemplo, ¿cabe alguna duda de que, desde 1914, las guerras son mucho peores que antes? Si estallara una tercera guerra mundial, y las potencias nucleares utilizaran todo su armamento, la Tierra probablemente quedaría carbonizada, y la humanidad se extinguiría. En esta misma línea, Revelación 11:18 predijo que en estos días en que las naciones se hallan ‘airadas’, la humanidad estaría ‘arruinando la Tierra’. En la actualidad, y por primera vez en la historia, la contaminación y la degradación ambiental amenazan la habitabilidad del planeta. Así que también este aspecto se está cumpliendo a un grado casi —si no totalmente— extremo. ¿Pudiera ser que las guerras y la contaminación siguieran empeorando hasta el punto de que el hombre se destruyera a sí mismo y acabara con el planeta? No, pues la Biblia misma decreta que la Tierra durará para siempre y que los humanos de corazón recto vivirán sobre ella.’’
Aunque en una ocasión más reciente los centinelas de Betel afirmaron que no saben si ocurrirá una Tercera Guerra Mundial, su forma de pensar sigue siendo la misma que cuando escribieron lo citado anteriormente. Lo absurdo de su declaración debería ser evidente para todos los que hayan leído las palabras de Jesucristo cuando habló de una gran tribulación que está destinada a venir sobre toda la tierra habitada. Jesús dijo que ese holocausto global sería tan severo que, si Dios no intervenía, nadie sobreviviría. En otras palabras, si Dios no actuaba, la humanidad entera se extinguiría.
A pesar de que los testigos de Jehová están familiarizados con la profecía de Jesús, aparentemente ellos no la entienden correctamente. La Sociedad ha repetido incontables veces que la Gran Tribulación comenzará cuando las Naciones Unidas ataquen a Babilonia la Grande. Durante los últimos 20 años, he desafiado a los centinelas de Betel para que demuestren que lo que dicen es cierto. No obstante, ellos se han negado. Los testigos de Jehová no necesitan ningún respaldo bíblico. El “esclavo” ha hablado.
De acuerdo, pero si el principio de la Gran Tribulación consistirá solo en un ataque a las organizaciones religiosas falsas y actualmente la Sociedad nos dice que la mayoría de sus adeptos sobrevivirá a esa embestida por parte de los gobiernos, ¿por qué sería necesario que tal acontecimiento fuera “acortado’’ o de lo contrario nadie se salvaría? Ningún testigo de Jehová es capaz de responder esa pregunta.
La verdad es que el Reino de Dios no está gobernando. Jesús no fue coronado como Rey en 1914. Satanás no ha sido expulsado del cielo. La Primera Guerra Mundial no fue un cumplimiento de la señal. Estos no son los últimos días.
Sin embargo, la Watchtower sí tiene razón en una cosa: el día de Jehová está cerca. En el futuro cercano, vamos a ser testigos de cómo el mundo estalla en guerra. El sistema financiero global se va a colapsar. Habrá escaseces de alimentos y pandemias, mucho peores que la del COVID-19. Finalmente, habrá llegado para la Sociedad su anhelado día de Jehová, pero no resultará ser lo que ellos esperan y por esa razón es que se nos dice: “¡Ay de los que esperan con muchas ganas el día de Jehová! ¿Qué significará para ustedes el día de Jehová? Será oscuridad en vez de luz. Será como el hombre que escapa del león y se encuentra con un oso y, cuando entra en su casa y apoya la mano en la pared, lo muerde una serpiente. ¿No será el día de Jehová oscuridad en vez de luz? ¿No habrá sombras en vez de claridad?’’ (Amós 5: 18-20).