Todo se remonta al Edén. Un ángel se rebeló contra Dios y usurpó su lugar como gobernante de la raza humana recién creada, que en ese momento solo constaba de dos almas. Su malvada influencia se hizo dolorosamente evidente tan pronto como la gente comenzó a multiplicarse fuera de las puertas del Edén. Como si fuera un presagio de lo que vendría, el primer hijo nacido de Adán y Eva se convirtió en el asesino de su hermano menor. Siglos después, el apóstol Juan explicó que Caín se originó del Maligno y mató a su hermano.

La historia de la raza humana es testigo del derramamiento de sangre de miles de millones que han sido asesinados por diversos medios. El asesinato más atroz de todos los tiempos fue la terrible muerte de Jesús, el Hijo del Dios viviente.

Jehová tiene otros hijos en el mundo. Muchos ya han sido asesinados por el Maligno. Los apóstoles Santiago, Pedro y Pablo fueron ejecutados, y muchos otros fueron asesinados por romanos y judíos. La Iglesia católica torturó y ejecutó a cientos de miles de “herejes” durante la Inquisición y asesinó a muchos miles de musulmanes durante las Cruzadas.

Dios ha permitido que Satanás continúe con su reinado de asesinato y terror hasta el presente. Y ay del mundo, porque se va a poner mucho, mucho peor. Eso se debe a que, cuando Cristo asuma el poder, Satanás y sus ángeles serán arrojados del cielo. Habrá un genocidio global. La campaña para eliminar a la mayor parte de la humanidad ya se está puesta en marcha.

Después del juicio de la casa de Dios, luego de que los escogidos hayan sido refinados, Satanás pondrá sus ojos sobre ellos en un último intento desesperado de volverlos contra Jehová y Cristo. Las masas de la humanidad serán infundidas con el espíritu asesino de Satanás durante la hora de la oscuridad. Por esa razón, como si hubiera hablado en nombre de los hermanos de Cristo, David menciona lo siguiente: “Oh, Jehová mi Dios, en ti me he refugiado. Sálvame de todos los que me persiguen y rescátame. De lo contrario, ellos me harán pedazos como leones, me llevarán sin que nadie me rescate” (Salmo 7:1, 2).

Tal como nos recordó Pablo, como grupo somos invencibles. La muerte no tiene poder sobre nosotros. Si Dios está con nosotros, ¿quién podría provocarnos un daño permanente? Aun así, Dios no ha demostrado su amor protector ni ha expresado su ira, al menos no todavía. Jehová nunca ha hecho rendir cuentas al mundo en general por el asesinato de Cristo o de innumerables cristianos ungidos a lo largo de los siglos. Así que, la oración de David está guardada en las Escrituras para ser liberada en el futuro, cuando Gog de Magog ataque al pueblo de Dios, tal como se registra en Ezequiel.

“Levántate, oh, Jehová, en tu furor; ponte en pie contra la furia de mis enemigos; despierta para mí y exige que se haga justicia. Que te rodeen las naciones; y tú, desde lo alto, actuarás contra ellas. Jehová sentenciará a los pueblos. Júzgame, oh, Jehová, según mi rectitud, de acuerdo con mi integridad”.

Puesto que el Reino estará gobernando entonces y aquellos que hayan sido sellados y reservados para el Reino de Cristo serán reconocidos por el Dios Todopoderoso como reyes de ese Reino —como los hermanos aprobados de Cristo—, la persecución del remanente de la descendencia de la mujer será un ataque directo contra Dios. Por eso David dijo “que te rodeen las naciones”.

Seamos honestos. En el fondo, la mayoría de la gente odia a Dios. Los ateos odian a Dios más que nadie. Lo odian tanto que fingen que no existe. La mayoría de los “cristianos” también odian a Dios. Viven su fe como si Jehová no existiera. Han borrado su nombre de la Biblia y solo hablan de Jesús. Debido a eso, la oración de David le pide a Jehová Dios —quien es odiado por la mayoría de la humanidad— que ponga fin al mundo inicuo de Satanás:

“Por favor, acaba con las malas acciones de los malvados, pero afianza a los justos, porque tú eres el Dios justo que examina el corazón y las emociones más profundas” (Salmos 7:9).

En el mundo posterior a la tribulación, los hijos del Reino darán testimonio de la presencia auténtica de Cristo y del inminente fin de este inicuo sistema de cosas dominado por el Diablo. Jesús predijo que los escogidos comparecerán ante gobernadores y reyes para darles testimonio. El mensaje será un ultimátum: inclínense ante el nuevo Rey de la Tierra o serán destruidos para siempre.

“Dios es mi escudo, el Salvador de las personas de corazón recto. Dios es un juez justo; Dios proclama sus sentencias todos los días. Si alguien no se arrepiente, él afila su espada, tensa su arco y lo pone a punto. Prepara sus armas mortales, deja listas sus flechas llameantes” (Salmos 7:10-13).

Que vuelen los misiles hipersónicos. Que las armas nucleares sacudan la Tierra. Jehová tiene sus propias flechas de fuego y ha entregado su espada y su arco a su comandante supremo: Cristo.

“Miren al que está gestando la maldad; ha concebido desgracias y da a luz mentiras. Excava un hoyo y lo hace profundo, pero cae en el agujero que él mismo hizo. Las desgracias que él provoca recaerán sobre su propia cabeza; su violencia caerá sobre su coronilla. Alabaré a Jehová por su justicia; le cantaré alabanzas al nombre de Jehová, el Altísimo” (Salmo 7:14-17).

Es increíble que la sociedad occidental, una vez reconocida como la protectora del cristianismo, se haya vuelto tan corrupta. Los gobernantes humanos del mundo la han corrompido intencionalmente. Claro, Satanás es el dios a quien obedecen, pero ellos hacen felices el trabajo del Diablo.

Después de la Primera Guerra Mundial, se estableció el Instituto Tavistock de Londres para emplear la psicología para degradar a la humanidad. Desde entonces, Tavistock ha sido el maestro detrás de la propaganda y manipulación de la opinión pública tras bambalinas. La invención de la radio, la televisión y el Internet han sido una bendición para la guerra psicológica del Imperio británico contra la civilización cristiana. Todo el entretenimiento popular moderno es indirectamente un producto de Tavistock.

Una de las mentiras más atroces que el Imperio ha dado a luz recientemente es que no existe una distinción biológica entre hombres y mujeres. Sin duda, la razón por la cual una mentira tan satánica se mantiene en alto es porque la Biblia dice “Hombre y mujer los creó” (Génesis 1:27). ¡Hasta ese punto odia Satanás a Jehová!

Después de que la inadvertida operación bancaria de tipo repo por parte de la Reserva Federal – la cual ya asciende a 40 billones de dólares – comenzara en septiembre de 2019 y se extendiera hasta 2020 bajo la excusa de aliviar de la pandemia, se ha hecho evidente que uno de los grandes bancos que domina el mundo tuvo gravísimos problemas. Al ser consciente de que todo su sistema monetario está a punto de colapsar y desmoronarse bajo el peso de trillones y trillones de deuda denominada en dólares, el Príncipe Carlos ha dispuesto que los bancos corten la financiación de todas las industrias esenciales. Por esencial nos referimos a las industrias que producen alimentos y las redes para proporcionar energía y combustible. El Imperio británico que opera a través del sistema del banco central ha excavado un hoyo enorme sabiendo que miles de millones de personas morirán de hambre y que inevitablemente habrá guerras cuando el sistema se derrumbe.

No obstante, en última instancia, ya sea que los gobernantes humanos lo sepan o no, el dios de este mundo que odia a Jehová tiene la intención de exterminar a los hijos del Reino. La oración de David asegura que la violencia perpetrada por los líderes de este mundo se les devolverá. Y el hoyo que han cavado resultará ser el pozo sin fondo del Gehena en el cual caerán.

¡Qué glorioso será ese día! ¡Al ver al imperio de Satanás completamente destruido, vuelto cenizas, todos los sobrevivientes en el cielo y en la Tierra cantarán alabanzas al nombre de Jehová, el Altísimo!