La Organización señala correctamente que Isaías es un profeta antiguo con un mensaje moderno. De hecho, el mensaje contenido en la antigua profecía de Isaías es de suma relevancia para la Sociedad Watchtower y los testigos de Jehová en este momento.
El nombre Isaías significa “salvación de Jehová”. El nombre Jesús significa lo mismo, solo que la redacción está invertida en la construcción del nombre. El nombre del Hijo de Dios significa: “Jehová es salvación”. La salvación de Jehová es un nombre apropiado para el autor de esta profecía considerando el hecho de que no solo hay muchas profecías mesiánicas contenidas en Isaías, sino que la profecía misma se enfoca en la relación de Jehová con su nación y su intención de corregir, disciplinar y, al final, salvar a los que responden a su amor.
El primer capítulo de Isaías resume la situación. El pueblo de Dios se ha alejado de él y ha tratado al Santo de Israel con falta de respeto. Han dejado a Jehová, es decir, se han vuelto apóstatas. Dios tendrá que arreglar las cosas.
Aunque la profecía de Isaías se escribió casi 200 años antes de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén, el capítulo inicial habla desde el punto de vista de la ciudad sitiada. Isaías 1:7-9 dice: “La tierra de ustedes está desolada. Sus ciudades han sido quemadas con fuego. Ante sus propios ojos, hay extranjeros devorando su país. Es como una tierra arrasada por invasores. Han dejado a la hija de Sion como un refugio en una viña, como una choza en un campo de pepinos, como una ciudad cercada por el enemigo. Si Jehová de los ejércitos no nos hubiera dejado unos cuantos sobrevivientes, habríamos llegado a ser como Sodoma y nos habríamos parecido a Gomorra”.
Las circunstancias descritas en Isaías son muy similares a la descritas en la profecía de Joel. Jesús también predijo que lo que representa la ciudad de Jerusalén sería desolado y que el lugar santo de Dios sería pisoteado por extranjeros. Desde luego, los testigos de Jehová saben que la profecía de Jesús se cumplirá durante la conclusión del sistema de cosas. De igual manera, si bien la profecía de Isaías se centraba inicialmente en la antigua ciudad de Jerusalén, el cumplimiento final se relaciona con el remanente de la novia, la verdadera “hija de Sion”. Y Jesús dijo que la gran tribulación sería interrumpida a causa de los elegidos. Eso es lo que Isaías predice con respecto a los sobrevivientes de la desolación. Esto indica que los juicios contenidos en Isaías se cumplirán durante la tribulación. Será como si Dios le hablara a su pueblo entonces a través de Isaías.
Por supuesto, Betel enseña que el lugar santo destinado a la desolación es la cristiandad. Pero si ese fuera el caso, ¿deberíamos esperar que los pocos sobrevivientes que menciona pasaje citado anteriormente provengan de la cristiandad? Además, ¿por qué manifiesta Jehová su determinación de enderezar las cosas entre él y su pueblo descarriado y limpiarlo de su pecado?
A continuación, Dios se dirige a los líderes de su pueblo de una manera muy poco favorable y les comunica lo siguiente: “Oigan las palabras de Jehová, dictadores de Sodoma. Presten atención a la ley de nuestro Dios, gente de Gomorra”.
Sin duda, esta dura reprimenda no podría aplicar a los que dirigen a los testigos de Jehová, ¿cierto?
Tome nota de que Isaías se dirige a quienes adoran formalmente a Jehová. Por eso el profeta habla de “la ley de nuestro Dios”. Ahora, analice el contexto en el que Dios se dirige a los líderes de su pueblo como los “dictadores de Sodoma”:
“‘¿De qué me sirven sus muchos sacrificios?’, dice Jehová. ‘Estoy harto de sus ofrendas quemadas de carneros y de la grasa de animales bien alimentados, y no me complace la sangre de toros jóvenes, corderos ni cabras. Ustedes vienen a presentarse ante mí, ¿pero quién les ha pedido eso, que pisoteen así mis patios? Dejen de traer más ofrendas de grano que no valen nada. Detesto el incienso de ustedes. Lunas nuevas, sábados, convocar reuniones…, no soporto que usen poderes mágicos a la vez que celebran sus asambleas solemnes. Odio sus lunas nuevas y sus fiestas, se han vuelto una carga para mí; estoy cansado de aguantarlas’” (Isaías 1:11-14).
La ley de Dios requería que los israelitas ofrecieran regularmente sacrificios de animales en el tabernáculo portátil y más tarde en el templo de Jerusalén. Como judío, incluso Jesús guardó la Ley de Moisés y asistió a las fiestas tradicionales. Pero Dios se disgustó con tales muestras de adoración porque su pueblo no guardó los asuntos más importantes de la ley, a saber: la rectitud, la misericordia y la justicia.
Los testigos de Jehová pueden ser conscientes o no del hecho de que, en muchos aspectos, la Sociedad Watchtower ha imitado al antiguo sistema judío de adoración. Por ejemplo, así como había tres festivales anuales principales a los que todos los judíos debían asistir, la Watchtower requiere que los testigos de Jehová asistan a tres asambleas especiales cada año, que actualmente constan de una asamblea regional, una asamblea de circuito y un día especial de asamblea. (No hay indicios de que los cristianos del primer siglo se hayan reunido en grandes asambleas, excluyendo a los miles de judíos que se reunieron para escuchar a Jesús en varias ocasiones).
Y así como el día de reposo judío en la época de Jesús generalmente implicaba una asistencia a la sinagoga, los testigos de Jehová asisten religiosamente a una reunión durante el fin de semana y también a una reunión a mitad de semana. En esas reuniones, siempre se ofrecen oraciones públicas a Jehová, que pueden compararse con el incienso perfumado que usaban los sacerdotes hebreos en su adoración. Además, los testigos de Jehová ofrecen regularmente ofrendas simbólicas de cereales en sacrificio a Dios en forma de predicación pública.
Ahora analice el comentario de la Organización que se encuentra en la página 22 del libro Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I:
“Sodoma y Gomorra sufrieron destrucción, no solo por sus prácticas sexuales pervertidas, sino también por su carácter implacable y altanero. Quienes oyen a Isaías deben de horrorizarse al verse comparados a la gente de aquellas ciudades maldecidas. Pero Jehová ve a su pueblo tal como es, e Isaías no atenúa el mensaje divino para ‘regalarles los oídos’”.
Más adelante, en la página 24, la Watchtower declara:
“En nuestro día, la cristiandad tampoco se ha granjeado el favor divino con su incesante repetición de oraciones inútiles y sus otras ‘obras’ religiosas. Es de vital importancia que nosotros no caigamos en la misma trampa”.
Entonces, la Sociedad aplica la reprimenda de Dios a la cristiandad. Aquellos que integran al clero son supuestamente los “dictadores de Sodoma” cuya dureza y altivez Dios intenta corregir. Sin embargo, de igual manera, se advierte a los testigos de Jehová que no caigan en la misma trampa de practicar una forma vacía de religión. No obstante, ¿es posible que a los ojos de Jehová toda la organización de los testigos de Jehová sea culpable de practicar un mero formalismo? Algunas personas de afuera ciertamente ven a la Sociedad Watchtower como una religión “basada en obras”. Y se ha escuchado a muchos testigos de Jehová lamentarse por el énfasis desmesurado que se pone en la cantidad de horas que uno dedica al servicio del campo, la asistencia a las reuniones y la presión constante de estar siempre conformes en aras de la unidad organizativa.
Es innegable que la religión que practican actualmente los testigos de Jehová ha llegado a ser una versión cristianizada del judaísmo, con fariseos, sumos sacerdotes, festivales regulares, sinagogas y una actitud de superioridad y justicia propia. ¿No debería la humildad al menos mover a los testigos de Jehová a contemplar la posibilidad de que la denuncia del Todopoderoso emitida a través de los versículos iniciales de Isaías esté dirigida a los líderes de la Watchtower durante el juicio de la casa de Dios?
De hecho, Betel lo admite en cierta forma.
Unos párrafos más adelante, la Sociedad asegura que en 1919 Dios dejó en claro que la cristiandad había sido rechazada. Aquí está lo que menciona el párrafo 24:
“El propio pueblo de Jehová se ha hecho su enemigo. Se tiene bien merecida la venganza de Dios, quien ‘se desembarazará’ o librará de ellos. ¿Supondrá eso la destrucción total y permanente del pueblo que lleva Su nombre? No, pues Él pasa a decir: ‘Y de veras volveré mi mano sobre ti, y eliminaré por fundición tu escoria espumajosa como con lejía, y ciertamente quitaré todos tus desperdicios’”.
Mientras aplica la mitad de la reprimenda de Dios a la cristiandad, la Watchtower también manifiesta que Dios en realidad está tratando con su pueblo, no solo con aquellos que afirman falsamente serlo. Siendo así, ¿se les enseña a los testigos de Jehová que Dios limpiará la congregación en el futuro? No. Eso supuestamente ya ocurrió. El párrafo 25 lo dice:
“La profecía de Malaquías 3:1-5, muy posterior al destierro en Babilonia, indicó que Dios realizaría de nuevo una refinación. Apunta al tiempo en que Jehová Dios visitaría el templo espiritual acompañado de su ‘mensajero del pacto’, Jesucristo, lo que al parecer ocurrió al final de la I Guerra Mundial. Jehová inspeccionó y efectuó una criba de cuantos afirmaban ser cristianos, separando a los verdaderos de los falsos. ¿Con qué resultado?”
¿De verdad eliminó Dios las impurezas de los Estudiantes Internacionales de la Biblia al final de la Primera Guerra Mundial? Esta es una proclamación audaz para cualquier organización. Lo que asevera la Sociedad es que en el período de 1914 a 1919 Jehová hizo que sus pecados rojo escarlata fueran blancos como la nieve. En otras palabras, la Sociedad Watchtower se ha declarado pura y justa a los ojos de Jehová: la “Ciudad de Justicia” y la “Población Fiel” descritas en los versículos 26 y 27. No puede haber un día futuro de ajuste de cuentas para aquellos que son tan privilegiados. Pero si la interpretación de Betel es verdadera, si Jehová realmente llamó a la Sociedad Watchtower “Ciudad de Justicia” en 1919, ¿por qué no se evidencia el otro aspecto de la profecía? ¿Qué aspecto? El siguiente versículo, lo muestra: “Y el ruidoso estrellarse de los sublevadores y el de los pecadores será al mismo tiempo, y los que dejan a Jehová se desharán” (TNM, 1987).
De acuerdo con la profecía, los juicios de Dios contra los sublevadores y los pecadores serán “al mismo tiempo”. ¿Qué evidencia hay de que los que cometieron apostasía contra Jehová hayan llegado a su fin? Evidentemente, el mensaje de juicio contenido en Isaías aún no se ha revelado.
Indiscutiblemente, los que dirigen a la Sociedad Watchtower han asegurado ser los gobernantes de la profética “Ciudad de Justicia”. Su aseveración, sin embargo, es falsa. En realidad, son los arrogantes “dictadores de Sodoma” con quienes Jehová aún no ha entrado en juicio. Son ellos los que se han negado a defender los derechos de los huérfanos. Los príncipes de Betel han perpetrado numerosos fraudes contra los testigos de Jehová y se aferran obstinadamente al engaño de 1914.
Han usado sus poderes mágicos contra los testigos de Jehová, parte del cual se evidencia en las infames imágenes subliminales que contaminan la literatura de la Sociedad, algunas de las cuales incluso aparecen en el mismo libro que estamos considerando aquí.
Los príncipes legales de Betel han negado perversamente justicia a miles de niños abusados sexualmente, alegando en la corte que los ancianos cristianos no tienen la obligación de proteger a los niños de los delitos sexuales de un congregante; pero cuando se han visto obligados por la amenaza de un juicio con jurado, han pagado silenciosamente millones, solo para poner astutamente a las víctimas bajo órdenes de mordaza legales con el objetivo de evitar que hablen sobre los crímenes que se cometieron en su contra o la forma deplorable en que sus denuncias fueron manejadas por la Sociedad Watchtower.
Los príncipes de Betel viajan por el mundo dando discursos públicos esperando a cambio una gratificación, la cual es dada cuando los hermanos se acercan, les dan la mano y les pasan discretamente un regalo en efectivo. Mientras tanto, la Organización afirma con arrogancia haber sido declarada justa por Dios, a la vez que denuncian al clero empleando la misma reprensión que Dios dirige hacia ellos: ¡los dictadores de Sodoma!
“Tus príncipes son tercos y cómplices de los ladrones. A todos ellos les encantan los sobornos y van en busca de regalos. No le hacen justicia al huérfano y nunca atienden el caso legal de la viuda” (Isaías 1:23).