PREGUNTA # 9 – ¿Cómo explicas que tanto Jehová como Jesús poseen los mismos títulos? Pues ambos son conocidos como ‘’Señor de señores’’, ‘’Salvador’’, ‘’Dios poderoso’’, ‘’el Primero y el Último’’, ‘’Rey de Israel’’, ‘’Roca’’, ‘’Luz’’, ‘’Todopoderoso’’, ‘’Alfa y Omega’’ y ‘’Pastor’’.

RESPUESTA: Esto puede ser explicado fácilmente por aquellos que conocen las Escrituras.

Primero, Jesús es el Señor porque el Señor Jehová fue quien le dio ese título. Esa es una verdad muy básica. El apóstol Pedro les explicó eso a los judíos que acababan de matar a Jesús unas semanas antes, pero que no sabían que Jehová lo había resucitado. Pedro le dijo lo siguiente a la multitud reunida: “Porque David no subió a los cielos, pero él mismo dice: ‘Jehová le dijo a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos como banquillo para tus pies’. Por lo tanto, que toda la casa de Israel sepa sin duda alguna que Dios hizo Señor y también Cristo a este Jesús a quien ustedes ejecutaron en un madero”.

La verdad es muy simple: Dios hizo a Jesús Señor y Cristo.

El apóstol estaba citando el Salmo 110:1, donde se nos dice lo siguiente de acuerdo con la NVI: ‘’Así dijo el Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies’.’’

La mayoría de los lectores sin duda saben que las traducciones populares preferidas por los trinitarios han eliminado el nombre personal de Dios, negándose a traducir YHWH como un nombre propio. Siguiendo el ejemplo de la Versión Autorizada del Rey Jacobo, otras traducciones como la Nueva Versión Internacional usan el título Señor en lugar del nombre personal de Dios. Pero para hacer una distinción entre Jehová y otros señores utilizan mayúsculas. Sin embargo, el Salmo 110 presenta un dilema para los trinitarios, ya que es obvio que el SEÑOR mayor – con todo en mayúsculas – invita al Señor menor a sentarse en su trono. Ya que Jesús es el Señor con letra minúscula y mayúscula al principio, es evidente que él no ejerce autoridad sobre el Gran SEÑOR, ni mucho menos son iguales. Aunque a Jesús se le llama, con razón, el Señor de señores, es innegable que él no es señor sobre el Señor Soberano Jehová.

En cuanto al hecho de que los dos Señores comparten el título de Salvador, eso también es fácil de aclarar. Unos días después de que Pedro hablara originalmente con los judíos, fue arrestado y se le ordenó que dejara de predicar. En respuesta, el apóstol dijo: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, a quien ustedes mataron colgándolo en un madero. Dios lo elevó a su derecha como Agente Principal y Salvador para que Israel pueda arrepentirse y recibir el perdón de sus pecados. Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el espíritu santo, que Dios les ha dado a los que lo obedecen como gobernante.’’

Pedro nuevamente testificó acerca del hecho de que Dios había resucitado a Jesús y lo había exaltado a su diestra de poder, convirtiéndolo en el Agente Principal y Salvador. Ni siquiera los tercos y obstinados judíos que mataron a Jesús eran tan insensatos como para pensar que Pedro estaba diciendo que Jesús era Dios. No, Jesús fue nombrado por Dios para ser el Salvador debido al hecho de que había sacrificado su vida humana, lo cual es la base de nuestra salvación.

El que compartan otros títulos también puede ser explicado de manera similar. Sin embargo, la designación de ser el Primero y el Último es diferente. Tal como Dios declara en Isaías en numerosos lugares, él es el Primero y el Último. Pero las Escrituras cristianas revelan que antes de su venida a la tierra, Jesús fue la primera creación de Dios. Apocalipsis 3:14 confirma que Jesús fue “el principio de la creación de Dios”. En su carta a los Colosenses, Pablo explicó que Jesús no solo fue el primogénito de toda la creación, sino que fue el primero en todas las cosas. Por ejemplo, él es el primogénito entre muchos hermanos, lo cual significa que fue la primera persona en nacer de nuevo como parte de la nueva creación y también es el primogénito de los muertos en alcanzar la vida inmortal.

Él es el Último en el sentido de que su lugar especial en el arreglo de Dios nunca será superado por otro. Jesús es y será para siempre la piedra angular del propósito de Dios, por medio de quien se llevará a cabo toda la voluntad de Jehová. Con la excepción de Jehová mismo, Jesús es el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el Primero y el Último.