Pregunta enigmática #26 para los Testigos de jehová.

El libro de Apocalipsis es el último de una compilación de 66 libros por una buena razón. Se basa en la historia de numerosos lugares, personas y cosas que trasmiten a través de  simbolismo  las cosas por venir.

Por ejemplo, en las cartas de Jesús a las congregaciones, él habla de personajes históricos como Jezabel y Balaam. No debemos suponer que estas personas literalmente estaban dentro de la congregación  a la que Jesús se refería, sino más bien,  que los nombres de Jezabel y Balaam  evocan   la connotación famosa de dichas personas.

La palabra siniestra “Armagedón” procede de un lugar hebreo llamado Megido. Pero no debemos imaginar que todas las Naciones de este mundo serán  arrastradas literalmente  a este lugar al norte de Israel. Los testigos de Jehová entienden que la guerra del gran día del Dios Todopoderoso en el lugar llamado Armagedón tendrá un alcance global.

Consideremos un par de ejemplos. En el capítulo 14 de Apocalipsis los mismos  144.000 son representados de pie sobre el monte Sión, junto con el Cordero de Dios. El monte Sión, por supuesto, se asoció con la ciudad de Jerusalén y la adoración a Jehová. Se entiende, sin embargo, al menos por los lectores que comprenden la Biblia, que el Monte Sión en Revelación no es una referencia a la colina literal donde  el rey David  capturó  a los   jebuseos alrededor de 1000 años antes de que Cristo estuviese  en la tierra. Por el contrario, desde el monte Sión fue donde se estableció inicialmente el trono de Israel, así como la ubicación del templo de Jehová, el monte Sión es un símbolo del Reino de Dios, que es un reino celestial, no de esta Tierra.

Además, Apocalipsis 21: 2 describe una nueva Jerusalén, que baja del cielo. Una vez más, ya que Jerusalén era la capital de los reinos de Israel y de Judá, el centro de la adoración verdadera y el lugar donde Jehová puso su nombre, la Nueva Jerusalén también simboliza al Reino de Dios que está destinado a gobernar esta tierra después del cataclismo que se avecina.

En vista del hecho evidente de que el monte de Sion y Jerusalén, así como muchos otros lugares, se utilizan de manera simbólica, ¿por qué debemos suponer que las 12 tribus de Israel han de ser tomadas literalmente? No lo son.

Por otra parte, el libro de Apocalipsis fue escrito mucho después de que Jesús ya había declarado que el Reino de Dios iba a ser quitado a  Israel y dado a una “nación” que produjera su fruto. Esa nación es la congregación de Cristo. Inicialmente todos sus miembros eran israelitas. Sin embargo,  unos  tres años después que empezó la era cristiana, personas que no eran  israelitas  se bautizaron y fueron ungidas, compartiendo así  la misma herencia  de  los descendientes carnales de Jacob, a quien Jehová  también llamó  Israel.

Esta es la congregación de Cristo, que es el cimiento verdadero de Abraham que traerá bendiciones a todas las naciones, como Jehová prometió a Abraham. En su carta a los Gálatas, Pablo se refiere a esta congregación como “el Israel de Dios.”

De acuerdo con esa designación, en el saludo de las palabras de apertura de la carta de Santiago el escritor envía saludos a “las 12 tribus que se encuentran dispersas,” llamándolos “mis hermanos.” Podemos estar seguros de que el escritor cristiano no se está  dirigiendo  a los judíos como sus hermanos, muchos de los cuales odiaban a Jesús y perseguían  a sus seguidores.

Además de lo anterior, el Apocalipsis fue escrito más de 20 años después que  Jerusalén había sido destruida por los romanos. La destrucción fue un cumplimiento de la propia profecía de Jesús. Se subrayó el hecho de que Jehová había terminado de utilizar a la nación de Israel. Y el hecho de que los cristianos que habían estado viviendo en Jerusalén sobrevivieran al Holocausto fue la prueba de que Dios había transferido su bendición de Israel y los judíos a los cristianos.

Y es muy probable que la destrucción de Jerusalén y toda Judea también destruyera el documento  de los linajes familiares, por lo que a medida que pasaba el tiempo, se hizo imposible determinar a partir de qué tribu ancestral una persona de herencia hebrea pudo haber descendido.

De acuerdo con su uso en la Revelación  los 12,000 de las 12 tribus parecerían como  un símbolo de la integridad de la intención de Dios de tomar a 144.000 seres humanos y  convertirlos en parte de una nueva creación, junto con Jesucristo.

Es bueno tener en cuenta, también, que cuando Jesús comenzó su ministerio, él eligió a 12 apóstoles. Todos aquellos que han sido llamados a su Reino después, podrían  ser considerados  como descendientes espirituales de los 12 apóstoles.

Es por ello que en el capítulo 21 de Apocalipsis en la descripción de esta nueva Jerusalén que desciende del cielo como una novia  adornada para su esposo, el apóstol Juan escribió:De modo que me llevó en [el poder del] espíritu a una montaña grande y encumbrada,  y me mostró la santa ciudad  de Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios, y que tenía la gloria de Dios.  Su resplandor era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe que brillara con claridad cristalina. Tenía un muro  grande y encumbrado, y tenía doce puertas, y a las puertas doce ángeles, y había nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. Al oriente había tres puertas, y al norte tres puertas, y al sur tres puertas, y al occidente tres puertas. El muro de la ciudad también tenía doce piedras de fundamento, y sobre ellas los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. Ahora bien, el que hablaba conmigo tenía como medida una caña de oro, para que midiera la ciudad y sus puertas y su muro. Y la ciudad se extiende en cuadro, y su longitud es tan grande como su anchura. Y midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; su longitud y anchura y altura son iguales.   También, midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, según la medida de hombre, [y] a la vez de ángel.”