Esta es una continuación de los artículos que analizan el libro de Jeremías.

Todo lo relacionado con la segunda venida de Cristo ha sido distorsionado y, en realidad, ocultado. Podríamos sospechar que el Diablo es el culpable y, por supuesto, lo es. Pero a Satanás solo se le permite llevar a cabo su operación de error porque esta le conviene al propósito de Dios de permitir que una “influencia engañosa” sirva para que este se complete. 

Cuando llegue el día y la hora de la revelación del Hijo del Hombre entonces todo cambiará. El mundo explotará, tal como se ha planeado que suceda. Y aquellos que voluntariamente, a sabiendas, hayan promovido el fraude de que Cristo ha estado gobernando desde 1914, que hayan tiranizado a las ovejas de Jehová y hayan usado los recursos de la Watchtower como si no fueran meros custodios serán tratados como enemigos de la verdad.

Hasta este punto, el esclavo ha ignorado la advertencia del Amo. ¿Cuáles serán las consecuencias? “El amo de ese esclavo vendrá un día en que él no lo espera y a una hora que él no sabe, y le dará el peor de los castigos y lo pondrá con los hipócritas. Ahí es donde llorará y apretará los dientes” (Mateo 24:50, 51).

En la primera parte de esta serie de artículos se argumentó que el tiempo de angustia para Jacob tiene que ver con la gran tribulación. En el capítulo 30 de Jeremías, Dios le habla a “Jacob”, quien en realidad es lo que el apóstol Pablo llamó “el Israel de Dios”, diciéndole: “Y tú, mi siervo Jacob, no tengas miedo —afirma Jehová—, no te aterrorices, oh, Israel. Porque voy a salvarte de un lugar lejano, y a tu descendencia, de la tierra de su cautiverio. Jacob volverá y estará tranquilo y en paz, sin que nadie lo asuste” (Jeremías 30:10).

Al hablar de las cosas que vendrán sobre el mundo, Jesús también exhortó a sus discípulos a que no se aterrorizaran. Tal exhortación está justificada debido a que durante el tiempo de la angustia de Jacob, los hombres se desmayarán de miedo, temiendo las cosas que vendrán sobre el mundo. Jesús reveló que “si ese tiempo no se acortara, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos ese tiempo será acortado” (Mateo 24:22).

Era imposible para las personas que vivieron antes de la era atómica imaginar un escenario en el que el mundo enfrentaría una crisis existencial aterradora; “existencial” en el sentido más estricto de la palabra, pues no existía el peligro de una guerra nuclear. Desafortunadamente, ahora mismo sí existe y no se requiere mucha imaginación para figurar lo que una guerra de ese tipo podría provocar. Después de todo, es de conocimiento común que las naciones poseen miles de dispositivos nucleares, así como sistemas de entrega contra los que no se puede hacer nada, como algunos misiles hipersónicos, con el poder de destruir el mundo muchas veces, si eso fuera posible. ¡Una verdadera amenaza existencial!

Más desconcertante aún es que nunca antes en la era atómica las naciones con armas nucleares han estado en conflicto directo, pero que esa situación esté cambiando con la guerra en Ucrania. Acertadamente, esta guerra ha sido llamada una guerra de poder, la cual involucra a la alianza de la OTAN contra Rusia. Sin duda alguna, es por esa razón que el expresidente Trump advirtió que la guerra nuclear es la mayor amenaza que enfrenta la humanidad en la actualidad. Y, como era de esperarse, Londres, la capital de un imperio a punto de caer, que hace mucho tiempo se ganó el infame título de “la pérfida Albión”, es el principal provocador.

La salvación de “Jacob” contrasta con la aniquilación de las naciones del mundo de Satanás. El versículo 11 nos dice lo siguiente: “Porque yo estoy contigo —afirma Jehová— para salvarte. Pero voy a exterminar a todas las naciones por las que te he esparcido; sin embargo, a ti no te voy a exterminar. Te disciplinaré hasta el grado debido; de ninguna manera te dejaré sin castigo”.

Se desconoce hasta qué punto permitirá Dios que la bestia extermine a las naciones. Apocalipsis revela que a los jinetes del Apocalipsis se les dará autoridad “sobre la cuarta parte de la tierra para matar con una espada larga, con hambre, con una plaga mortal y con los animales salvajes de la tierra” (Apocalipsis 6:8). 

Desde un punto de vista geopolítico, el Imperio anglosajón está siendo socavado por La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. Las naciones del sur de Asia son fundamentales para conectar Oriente y Occidente. También vale la pena señalar que China y las naciones islámicas tienen la menor cantidad de testigos de Jehová.

Es interesante que, en el primer siglo, el espíritu santo les prohibió a Pablo y sus compañeros predicar en Asia. Por supuesto, en el primer siglo, “Asia” era una pequeña provincia romana en lo que ahora es Turquía y no el vasto continente de Asia en la actualidad. No obstante, el punto es que el espíritu santo impidió que los cristianos predicaran en un área en particular. Tal vez, por providencia divina, los testigos de Jehová hayan sido igualmente restringidos por el espíritu santo de predicar en áreas que podrían convertirse en la zona cero de una guerra nuclear.

Jesús habló del ser castigado al grado debido en relación con el esclavo fiel y prudente. Con respecto a las consecuencias del actuar del esclavo ignorante y del esclavo que voluntariamente no obedeció a su amo, el Señor dijo: “Entonces, el esclavo que entendió la voluntad de su amo pero no se preparó ni hizo lo que él le mandó recibirá muchos golpes. Pero el que no la entendió y aun así hizo cosas que merecen golpes recibirá pocos golpes. Realmente, a quien se le dio mucho se le exigirá mucho, y a quien se le encargó mucho se le exigirá más de lo normal” (Lucas 12:47, 48).

El recibir “muchos golpes” es lo mismo que recibir “el peor de los castigos” y sufrir el mismo destino que los hipócritas.

Al diagnosticar la condición espiritual de Jacob, Jehová pasa a decir: “No hay remedio para tu desgracia. Tu herida es incurable. No hay quien defienda tu causa, no hay forma de curar tu úlcera. Para ti no hay cura” (Jeremías 30:12, 13).

Tenga en cuenta que la profecía de Jeremías que se está considerando está destinada a cumplirse en la “parte final de los días”, tal como se declara en el último versículo del capítulo 30. Entonces, Aquel que escudriña los corazones y las mentes y que sabe todas las cosas ya ha emitido este sombrío pronóstico de su organización terrenal, el cual será entregado a través de la agencia del Reino de Cristo en su venida. Aunque los testigos de Jehová no tienen ni idea, la Watchtower tiene una enfermedad terminal. No hay cura para su condición espiritualmente corrupta. No hay reforma posible. Nada que pueda decirse o hacerse para defender su causa. No hay esperanza para ella.

La razón por la que esto es relevante y está registrado en las Escrituras consiste en que el propósito eterno de Dios está ligado a la organización representada por “Jacob”, identificada de otro modo por el apóstol como la congregación de los primogénitos. El éxito del cristianismo se basa en la finalización del templo espiritual en construcción compuesto por 144.000 piedras vivas. El exterminio de Jacob no es realmente una opción. Dios debe administrar el grado apropiado de castigo para producir un pueblo justo que luego pueda entrar en el Reino. Tal como señaló Pablo, la disciplina no es agradable, pero es necesaria para agradar a Dios. Por ese motivo es que Jehová actuará de la siguiente manera: “Todos tus apasionados amantes se han olvidado de ti. Ya no te buscan más. Pues te he golpeado como lo haría un enemigo, te he castigado como lo haría alguien cruel, por tu enorme culpa y tus muchos pecados. ¿Por qué te quejas de tu desgracia? ¡Tu dolor es incurable! Es por tu enorme culpa y tus muchos pecados por lo que yo te hice esto” (Jeremías 30:14, 15).

¿Qué forma tomará este cruel castigo? La forma de una guerra mundial, hambre y peste, las cuales culminarán en una guerra nuclear y el colapso del sistema actual. Pero todo será obra de Dios. La Watchtower dejará de funcionar y existir. Hasta ahora, el Cuerpo Gobernante ha pretendido ser el portavoz de Jehová. Afirman ser la única fuente de la verdad. De hecho, afirman cumplir con un rol similar al de los profetas de la antigüedad al aseverar conocer con precisión el significado de las profecías bíblicas y anunciarlo al mundo. Irónicamente, sin embargo, en ellos se están cumpliendo muchas profecías bíblicas, aunque no las que ellos quisieran. Y, en el futuro, se cumplirán muchas más, como cuando acontezca lo siguiente: “Ese día todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profeticen; y no usarán la prenda de vestir oficial de pelo para engañar. Y cada uno de ellos dirá: ‘No soy profeta. Soy un hombre que cultiva la tierra, porque un hombre me compró cuando yo era joven’. Y, si alguien le pregunta ‘¿Qué son esas heridas que tienes entre los hombros?’, contestará ‘Son heridas que me hicieron en casa de mis amigos’” (Zacarías 13:4-6). 

La expresión “ese día” se refiere al “día que pertenece a Jehová” (Zacarías 14:1). Si los profetas se avergonzarán es porque sus interpretaciones demostrarán ser completamente falsas. Honestamente, ¿hay alguna otra institución en la Tierra que se haya comprometido tan a fondo con la autenticidad de sus propios pronósticos proféticos con respecto al regreso de Cristo como un hecho consumado? ¿Qué será de aquellos que han proclamado vigorosamente que la parusía comenzó en 1914 cuando comience la verdadera presencia de Jesucristo?

Al igual que Job cuando Jehová se le apareció en medio de una feroz tormenta de viento para reprenderlo por sus imprudentes declaraciones, los que han pretendido ser profetas se taparán la boca con las manos y negarán haber sido profetas. Las “heridas entre los hombros” son lo mismo que los latigazos causados por el Amo en las espaldas del esclavo descarriado. “La casa de mis amigos” es Betel. Solo después de haber recibido el castigo adecuado, aquellos que queden de los hijos del Reino serán perdonados, sanados y nombrados sobre todos los bienes del Amo.

Continuará…