El libro de Apocalipsis es como un portal. No solo es un relato de lo que sucederá en el futuro, sino que es una ventana a la dimensión invisible. El capítulo 12 nos muestra una gran señal en el cielo: “una mujer estaba vestida con el sol, tenía la luna debajo de sus pies y en su cabeza llevaba una corona de 12 estrellas. Estaba embarazada, y gritaba por los dolores y el intenso sufrimiento de dar a luz”.

Y, a continuación, estalla una guerra allí: “Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles también lucharon, pero no pudieron vencer, ni quedó ya sitio para ellos en el cielo. Así que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, al que llaman Diablo y Satanás, que está engañando a toda la tierra habitada. Él fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”.

Nosotros no podemos ver lo que sucede en la dimensión espiritual. No hay ningún dispositivo electrónico o telescopio capaz de ver dentro del reino de los espíritus. La guerra que estallará y el derrocamiento definitivo del Diablo sólo será discernible después de que ocurra, cuando la cabeza de la bestia sea herida mortalmente y se recupere, después de lo cual los santos serán atacados y aplastados.

No hay duda, al menos en mi opinión, de que la guerra en el cielo no tuvo lugar en 1914. Todo lo que la Watchtower ha enseñado en cuanto al año 1914 es parte de la operación de Satanás, la influencia engañosa bajo la cual los testigos de Jehová se encuentran en este momento.

Dadas nuestras limitaciones humanas y las señales y obras poderosas y engañosas que se le ha permitido a Satanás realizar hasta este momento, y el hecho de que toda guerra se basa en el engaño, es posible, y me inclino a decir que es incluso probable, que la guerra en el cielo ya haya ocurrido, que haya tenido lugar recientemente y que los demonios han sido expulsados de las supremas alturas.

No existe una cronología que nos permita determinar cuándo llegará el Reino al poder, iniciando así la guerra en el cielo. Los siete tiempos son simplemente un truco inteligente y, de hecho, es el elemento clave del engaño de 1914. La única cronología relacionada con la posguerra en el cielo se expresa de diversas maneras en el período de 1.260 días que comienza cuando la bestia herida de forma mortal milagrosamente vuelve a la vida. Sin embargo, hay un período intermedio indeterminado entre la guerra en el cielo y la muerte y resurrección de la bestia. Ese intervalo de tiempo parece que se expresa de la siguiente manera: “Él se quedó de pie en la arena del mar” (Apocalipsis 13:1).

En ese pasaje, el pronombre “él” se refiere al dragón después de ser arrojado del cielo. Como si se manifestara físicamente en la tierra, Apocalipsis nos dice lo siguiente a continuación: “Entonces vi una bestia salvaje que subía del mar. Tenía 10 cuernos y 7 cabezas. En sus cuernos llevaba 10 coronas y en sus cabezas nombres blasfemos. La bestia salvaje que vi parecía un leopardo, pero sus pies eran como de oso y su boca como de león. Y el dragón le dio a la bestia su poder, su trono y gran autoridad”.

Es cierto, la bestia simbólica de siete cabezas existe desde los faraones egipcios, antes de Moisés. Pero de acuerdo con su voluntad, Dios a veces ha utilizado a los imperios bajo el control de Satanás para beneficiar a su pueblo. Por ejemplo, cuando los judíos estaban cautivos en Babilonia, Jehová usó al Imperio medopersa bajo Ciro para derrocar a Babilonia. Un ángel le explicó a Daniel que se puso de pie para apoyar y fortalecer al rey de Persia para asegurar la liberación de los judíos. Y durante la era cristiana, al Imperio romano se le impidió erradicar completamente a los seguidores de Jesús.

Por consiguiente, el que el dragón le dé su poder y gran autoridad a la bestia es algo que no habrá ocurrido antes. Y solo podrá suceder si Dios lo permite, lo cual hará. La bestia salvaje se convertirá en la expresión más completa de los principados demoníacos. Una vez más, eso es algo que solo puede suceder si Cristo, el Rey de reyes, Señor de señores y Príncipe de príncipes, retira su control y ya no se erige como un fortalecedor para los reinos actuales.

Cuando el dragón se queda de pie en la arena del mar, la restricción impuesta al hombre del desafuero también es removida. ¿Quién ha estado actuando como freno al hombre que desafía la ley? Nada menos que Jesús, la cabeza de la congregación. ¿No dijo Jesús que estaría con sus discípulos todos los días hasta la conclusión del sistema? Si Cristo está con sus discípulos hasta la conclusión, entonces durante el tiempo del fin no estará con ellos hasta que comience su parusía. Durante ese intervalo, al hombre del desafuero se le permitirá actuar sin ninguna restricción. Presumiblemente, es en ese momento cuando dará sus fatales “instrucciones que tendremos que seguir para salvarnos” a aquellos que no han amado la verdad.

Dada la telaraña de mentiras impenetrables que asfixian al mundo y la imposición de una tiranía en todos los niveles con el pretexto de salvar vidas de una pandemia falsa, el inminente colapso del sistema financiero global y el surgimiento del Estado profundo que paraliza a los gobiernos nacionales, sin mencionar el aumento de la maldad que vemos en aquellos que dirigen a los testigos de Jehová, el cual se ve reflejado en parte al hacer obligatorio el mandato que emana de la bestia de ponerse la vacuna, parece como si el dragón ya hubiera sido expulsado de los cielos y Cristo hubiera quitado toda restricción.