Lunes 26 de febrero
Sean obedientes y sumisos a los que los dirigen, porque ellos están cuidando de ustedes (Heb. 13:17).
¿Y si hay una epidemia en el lugar donde vivimos? ¿Qué debemos hacer? Obedecer las instrucciones que den las autoridades, como lavarse las manos, mantener el distanciamiento social, usar mascarilla o cubrebocas y respetar las cuarentenas. Si tomamos en serio estos asuntos, demostraremos que valoramos la vida que Dios nos ha regalado. Cuando ocurren emergencias, puede que nos llegue información incorrecta o poco exacta a través de nuestros amigos, conocidos o los medios de comunicación. En vez de creernos todo lo que escuchamos, hacemos bien en prestar atención a las fuentes más confiables del Gobierno y de las autoridades médicas (Prov. 14:15). Además, debemos seguir las instrucciones que nos den el Cuerpo Gobernante y las sucursales sobre las reuniones de congregación y la predicación, pues ellos hacen todo lo posible por utilizar información exacta y confiable para tomar esas decisiones. Al cooperar con ellos, protegemos nuestra salud y la de los demás, y quizás logremos que se hable mejor de los testigos de Jehová (1 Ped. 2:12). w23.02 23 párrs. 11, 12
Cuando comencé a leer la Biblia, antes de haber tenido contacto alguno con los testigos de Jehová, me quedé atónito cuando leí el capítulo 12 del Apocalipsis sobre una guerra que estallaba en el cielo y Satanás y todos sus ángeles eran arrojados a la Tierra. No sabía si eso ya había ocurrido, pero parecía una posibilidad muy real. Ciertamente, el mundo parecía estar en las garras de una fuerza invisible y maligna, algo que es mucho más evidente ahora.
Tiempo después, por supuesto, me asocié con los testigos de Jehová y creí en lo que enseña la Watchtower de que esa guerra épica ya había ocurrido y que el Diablo y sus demonios habían sido expulsados del cielo y confinados a la Tierra desde 1914. Los gobiernos del mundo y, sin duda, las religiones han estado bajo el control de fuerzas demoníacas.
Sin embargo, hubo un cambio. Ahora, 50 años después, estoy absolutamente seguro de que la guerra en el cielo no ha tenido lugar. De hecho, hay evidencia convincente de que hay una operación de Satanás en curso diseñada para convencer incluso a los herederos del Reino de que Cristo ha comenzado a gobernar y que la paz ya ha sido quitada de la tierra. Mientras tanto, el Diablo ha estado maniobrando a sus secuaces terrenales para que lleven a cabo sus planes y estén listos para el día y la hora en que el Reino realmente comience a gobernar y empiece el tiempo del fin. Pero algo debe suceder antes de que estalle la guerra en el cielo. ¿Qué cosa?
En su segunda carta a los Tesalonicenses, el profeta Pablo escribió acerca de la parusía y dijo lo siguiente acerca de ella: “cuando él venga a ser glorificado con relación a sus santos y a ser admirado ese día entre todos los que han demostrado fe, pues ustedes recibieron con fe el testimonio que les dimos”. En otro lugar, concretamente en su carta a los Romanos, el apóstol habla de la revelación de los hijos de Dios. No hace falta decir que la revelación de los hijos de Dios se producirá como resultado de la revelación de Jesús a ellos.
Juan, que estuvo presente cuando ocurrió la transfiguración de Cristo delante de él y otros dos apóstoles, escribió en su primera epístola: “Amados, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando él sea manifestado seremos como él, porque lo veremos tal como es” (1 Juan 3:2).
Cuando Pablo les habló a los Tesalonicenses sobre la parusía, el apóstol emitió una advertencia sobre una operación de Satanás que tendría que ver con pronunciamientos y cartas que declararían que la presencia había comenzado y que el día del Señor había llegado. Luego, el apóstol profetizó y nos dio información vital sobre un acontecimiento crucial que debe tener lugar antes de que Cristo vuelva. De nuevo, ¿cuál? Léalo usted mismo: “Que nadie los engañe de ninguna manera, porque ese día no vendrá sin que antes llegue la apostasía y sea revelado el hombre que desafía la ley, el hijo de la destrucción”.
La expresión “ese día” se refiere al día de Jehová, a la parusía. Y la apostasía debe tener lugar inmediatamente antes de la presencia y manifestación de Cristo. Jesús se refirió a Judas como el hijo de la destrucción. Esa es la misma designación dada al hombre que desafía la ley. Eso significa que este “hombre” es un escogido, tal como lo fue Judas, en el sentido de que Judas fue seleccionado por Jesús como uno de los 12 apóstoles. La cristiandad se ha estado marinando en la apostasía durante siglos, así que decir que el clero debe apostatar antes de la presencia de Cristo no tiene sentido. La apostasía que debe ocurrir justo antes de la venida del Señor debe darse dentro de la congregación de personas ungidas de Cristo. Sí, esta se daría entre aquellos que dirigen la organización, en otras palabras, entre quienes llevan la delantera. Obviamente, no podemos esperar que el Cuerpo Gobernante anuncie esto como “nueva luz”.
Ahora, en lo que respecta al texto diario, ¡qué astuto por parte de Satanás el usar las Escrituras contra nosotros! Judas, si recuerda, conspiró con los judíos y los ocupantes romanos, también conocidos como “César”, para traicionar a Jesús. Los líderes de los testigos de Jehová también han conspirado con los promotores globalistas de un gobierno mundial dirigido por los Illuminati, cuyo objetivo declarado es eliminar un porcentaje bastante grande de la humanidad, un proceso que los maltusianos ven como un simple sacrificio de bestias inservibles. ¿Debemos someternos a los planes de un multimillonario nerd informático y eugenista declarado que se hace pasar por virólogo y al rey Carlos, que ha pasado toda su vida adulta trabajando en un plan para lograr que las naciones se destruyan a sí mismas? ¿Y por qué las naciones deberían abdicar de su autoridad ante la Organización Mundial de la Salud, financiada por la Fundación Gates? ¿Quién le dio a la ONU autoridad sobre las personas que viven en naciones soberanas? ¿Por qué la Watchtower acepta esta pretensión de que la OMS tiene alguna autoridad? Por cierto, la monarquía británica adoptó el maltusianismo durante la época victoriana y ya ha matado a decenas de millones de indios, irlandeses y africanos por diversos medios. Actualmente, el Imperio pretende reducir la población a unos mil millones manejables aproximadamente. Esta no es una teoría de conspiración, es una conspiración real entre los satanistas pedófilos que gobiernan el mundo.
Mi pregunta es: ¿dónde están los centinelas? ¿Están pendientes de lo que sucede a nuestro alrededor como tanto presumen? ¿Por qué no tocan la trompeta? ¿Por qué no anuncian lo que realmente está sucediendo? En verdad, ¿dónde están los que llevan la delantera y velan por el rebaño de Jehová? Sólo hay una explicación razonable para su silencio ante este mal que azota al mundo.
Hace muchos años, la Revista Consolación solía advertir sobre los males asociados a todas las vacunas. La Watchtower afirmaba que las vacunas eran un plan del Diablo. Decir eso parece un poco extremo ahora teniendo en cuenta que las vacunas han erradicado ciertas enfermedades que solían ser comunes. Es cierto que ningún medicamento está exento de efectos secundarios. Las vacunas no están exentas de riesgos. Pero ahora el Cuerpo Gobernante está feliz de ser elogiado por el mundo por su descarado respaldo a las inyecciones de ARNm y por su celosa cooperación con las mismas instituciones que anteriormente ha expuesto como instrumentos de Satanás. ¿Qué pasó con la neutralidad? ¿Qué sucedió con el hecho de que las decisiones en materia médica son algo personal? (Solo para estar seguros, lo que ahora llaman “vacuna” no se parece en nada a las vacunas que se han utilizado durante décadas. Es una tecnología de edición de genes completamente nueva que tiene el potencial de ser muy mortal).
Vuelvo a plantear la pregunta: ¿Alguien puede explicarme por qué es asunto del gobierno o de la Watchtower si usted o yo decidimos no vacunarnos? Los “expertos” inicialmente afirmaban que las personas vacunadas no podían propagar el contagio. Esa sería sin duda una razón legítima para obligar a todo el mundo a inyectarse. Pero eso simplemente no es cierto. El tiempo ha demostrado que las afirmaciones de los “expertos” han sido viles mentiras. ¿A qué fuentes confiables de información se refiere la Watchtower? Porque todo lo que viene de los canales principales, oficiales, ha sido mentira. Las personas vacunadas ni siquiera son inmunes a la infección contra la que se suponía que debían estar vacunadas. Entonces, nuevamente, ¿por qué el Cuerpo Gobernante usaría su autoridad como “esclavo fiel y prudente” de Cristo para obligar a los testigos de Jehová a someterse a inyecciones de una sustancia peligrosa que no proporciona inmunidad ni previene el contagio y que ha causado millones de reacciones adversas y muertes en todo el mundo? Una vez más, sólo hay una explicación razonable.
Lo que ha hecho la organización es irreversible. Incluso si la Organización Mundial de la Salud o el Centro para el Control de Enfermedades emitieran decretos declarando que las vacunas no son seguras ni efectivas, el Cuerpo Gobernante no se retractaría de su respaldo. ¿Cómo podría? Ha afirmado que Jehová Dios proporcionó las vacunas especialmente para su pueblo para que pudieran permanecer en la tierra de los vivos. No, la apostasía no se puede revertir. El bocado ha sido entregado a Judas, quien se lo ha comido con avidez y se ha ido a la oscuridad de la noche.
¿Y aun con todo esto debemos ser sumisos ante los que nos dirigen? ¿Los que nos dirigen hacia dónde?