“A ti acudo, oh, Jehová. Dios mío, confío en ti. No permitas que quede avergonzado. No dejes que mis enemigos disfruten a costa mía”

La frase “En Dios confiamos” se convirtió en el lema oficial de los Estados Unidos en 1956 y el eslogan aparece en todas las monedas del país. Sin embargo, estas no son propiedad del pueblo de los Estados Unidos sino de un cartel de banca privada llamado la Reserva Federal. Una institución que es un instrumento para la destrucción de la nación. Por lo tanto, es bastante indecoroso imprimir tal lema en lo que la Biblia llama “ganancias deshonestas” (Tito 1:11).

Confiar en Dios me recuerda un viejo chiste. Un tipo se cae de un acantilado y se agarra de una rama para no terminar muerto al fondo del abismo. Colgado de esa rama, a cientos de metros de altura, comienza a clamar por ayuda: “¡Si hay alguien allá arriba en el cielo, ayúdeme, por favor!”. Sorpresivamente, una voz celestial le contesta, diciéndole: “Estoy aquí. Solo déjate caer y te atraparé”. El hombre sigue colgado por un rato pensando en las instrucciones que le acaban de dar. Y, luego, vuelve a gritar: “¿Hay alguien más allá arriba?”.

Lo que nos enseña este chiste es que confiar en Dios es fácil cuando las cosas van bien. No obstante, cuando todo se pone patas arriba, es difícil. Los testigos de Jehová han puesto su confianza en Dios. Pero tal confianza implica invariablemente confiar en hombres que nos muestran cada vez más que no la merecen. Y el que muchos se irriten ante la idea de que el esclavo fiel y discreto ha sido infiel e imprudente es una prueba de ello.

“De hecho, ninguno de los que ponen su esperanza en ti quedará avergonzado, pero a los que son traidores sin motivo les espera la vergüenza” (Salmos 25:3). 

El ser “traidores sin motivo” ciertamente describe al Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová. No hay ninguna justificación bíblica para que la Watchtower haya respaldado tanto una práctica médica tan controvertida como el uso de vacunas que utilizan ARN mensajero.

A través de sus informes durante el verano de 2021, el Cuerpo Gobernante declaró que Jehová les había insinuado que las vacunas eran seguras y efectivas. En todos los aspectos, la Watchtower respaldó completamente el programa de vacunación de la Organización Mundial de la Salud. El Cuerpo Gobernante reprendía a quienes los cuestionaban, afirmando que Dios nunca permitiría que ellos y los betelitas se sometieran a las inyecciones si estas fueran dañinas. Sin embargo, por desgracia, las vacunas han demostrado ser ineficaces para prevenir el COVID-19 y detener su propagación. Eso es un hecho. Cualquiera que lo discuta es un ignorante o alguien a quien le han lavado el cerebro. Todo el programa promovido por Bill Gates y las Naciones Unidas ha sido un fracaso monumental, a menos, por supuesto, que las vacunas pretendan ser un arma biológica, en cuyo caso el programa ha sido un éxito.

David Splane exhortó a los testigos de Jehová a reflexionar en el alcance de lo que Jehová llega a conocer y sabe. Ese es un buen consejo, pues los testigos de Jehová deberían preguntarse por qué el Dios que todo lo sabe recomendaría algo tan inútil como usar máscaras de tela, o por qué haría algo mucho peor, como aprobar que todos reciban un elixir que no brinda inmunidad, ni evita el contagio, pero que ha acabado con la vida de cientos de miles o, tal vez, incluso millones de personas. Indudablemente, Jehová sabe que el Cuerpo Gobernante ha sido un “traidor sin motivo”.

Cuando los hombres que afirman ser los únicos portavoces de Jehová Dios dicen cosas que son engañosas y falsas, nuestra confianza en Dios se pone a prueba. Y es exactamente por esa razón que Jehová lo permite.

Por otro lado, ¿a quién se refiere el salmo cuando dice “mis enemigos”? Citando del capítulo 7 de Miqueas, Jesús dijo que “los enemigos de cada uno serán los de su propia casa” (Mateo 10:36). Sin mencionar que el Señor advirtió que durante el tiempo del fin “el hermano entregará a su hermano para que lo maten, y el padre a su hijo, y los hijos se volverán contra sus padres y harán que los maten” (Marcos 13:12). 

Aunque el Cuerpo Gobernante afirma que estamos viviendo los últimos días de los últimos días, aún no hemos experimentado todo lo que Jesús predijo. ¿Conoce usted a alguien que haya sido entregado por su familia para que se le dé muerte? Me imagino que su respuesta es no. Y eso es un problema, porque la verdad es que no hemos visto nada de lo que Jesús predijo, o al menos no todo, lo cual es un requisito necesario para que realmente estemos ante la señal de su presencia, puesto que él mismo dijo: “Lo mismo ustedes, cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas” (Mateo 24:33).

Indudablemente, sin embargo, sus palabras se cumplirán muy pronto. Las “guerras y noticias de guerras” son el pan de cada día. Los líderes políticos incluso advierten sobre la proximidad del “Armagedón”. Evidentemente, el Cuerpo Gobernante ya ha provocado de manera tonta una división entre los vacunados y los no vacunados. En el caso de que se dé alguna otra pandemia y otro programa de vacunación obligatorio, no es inconcebible que se produzca un cisma entre los testigos de Jehová y este prepare el escenario para que muchos pierdan la fe y se odien mortalmente entre sí. 

“Dame a conocer tus caminos, oh, Jehová; enséñame tus sendas. Hazme andar en tu verdad y enséñame, porque tú eres mi Dios de salvación. Todo el día tengo mi esperanza puesta en ti” (Salmo 25:4, 5). 

Uno de los engaños más poderosos es la enseñanza de que la profecía que se encuentra en el capítulo 2 de Isaías se está cumpliendo actualmente entre los testigos de Jehová. Se dice que la afluencia de personas de todas las naciones es el cumplimiento de la profecía que nos indica que en la parte final de los días la gente dirá: “Vamos, subamos a la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob. Él nos enseñará sus caminos, y nosotros andaremos en sus sendas” (Isaías 2:3).

Se les hace creer a los testigos de Jehová que los caminos de Dios no son más que las enseñanzas de la Watchtower y que sus exaltadas sendas no son más que todo lo que deben hacer de acuerdo con la organización. Eso no quiere decir que todo esté mal o que los testigos de Jehová estén bajo un completo engaño, no, solo que hay algo superior. Como todavía no ha comenzado la parte final de los días, no podemos afirmar que la montaña de la casa de Jehová ha sido elevada por encima de todo, ni aseverar que Dios nos ha enseñado directamente sus caminos. Todavía debemos esperar a que todo eso suceda. Hay un camino que aún no ha sido revelado.