“Denle a Jehová lo que le corresponde, hijos de poderosos, denle a Jehová lo que le corresponde por su gloria y fuerza. Denle a Jehová la gloria que su nombre merece. Inclínense ante Jehová con adorno santo”.
¿Qué le daría usted a alguien que lo tiene todo? Eso es algo que tal vez muchas personas se preguntan. Por supuesto, no hay hombre o mujer que lo tenga todo. Es cierto que algunas personas tienen más dinero del que podrían gastar. Quizás algunos tengan fama y fortuna. Otros tal vez incluso sean felices. Su familia podría estar bien y ser feliz también. Pero eventualmente, todos deben dejarlo todo atrás e ir a la Tumba.
Dios, por otro lado, lo tiene todo literalmente. Él tiene una familia feliz de hijos en el cielo. Se le llama el Dios feliz. No tiene limitaciones de ningún tipo y no puede morir de ninguna manera. Así que, ¿qué se le da a Dios, que lo tiene todo? Simplemente, respeto, alabanza y gracias. Eso es realmente todo lo que Dios pide. E, indudablemente, es lo que se merece.
Hace años, cuando estaba estudiando la Biblia, tuve una conversación con una mujer de mi familia que se sentía ofendida porque Dios exigía nuestra adoración. En su opinión, un dios que haría demandas tan irrazonables sería egoísta. Aunque ella estaba realmente describiendo a Satanás, tal vez muchos se pregunten lo siguiente: ¿desea el Creador que lo adoremos debido a que tiene un gran ego? Analícelo desde un punto de vista humano. La mayoría de los inventores y creadores ponen su nombre personal en su trabajo. Los pintores suelen firmar su trabajo en la esquina izquierda o derecha. Los autores suelen escribir o imprimir sus nombres personales en sus libros. La gente incluso paga más por una copia autografiada. Las canciones siempre tienen el nombre del compositor y titular de los derechos de autor. ¿Por qué es impropio e indecoroso entonces que el Creador de todo ser viviente, así como de todo lo inanimado, desee recibir la gloria que su nombre merece?
Mi familiar se equivocó en otro aspecto. Dios no exige nuestra adoración, respeto o agradecimiento. Él permite que la humanidad haga lo que le plazca sin tenerlo en cuenta, al menos por el momento. Jesús dijo que Dios incluso provee lluvia y sol para los impíos. Por supuesto, la mayoría de las personas religiosas tienen alguna forma de adoración, pero no se basa en la verdad. Jesús, que conoce a Jehová mejor que nadie, le dijo una vez a una mujer samaritana que Dios estaba buscando personas que estuvieran dispuestas a adorarlo con espíritu y con verdad. ¡Piénselo! Adorar a Dios es un privilegio que él solo otorga a las personas que tienen la actitud correcta.
Darle a Jehová la gloria que merece su nombre trae a colación un tema importante. Dado que Jesús dijo que Dios solo acepta la adoración que se basa en la verdad, cualquier cristiano que ignore el nombre personal de Dios no puede darle a Jehová el honor que se merece.
Hay un enemigo de Dios que conoce muy bien su nombre y lo desprecia. Durante mucho tiempo, Satanás ha tratado de evitar que las personas conozcan el nombre personal de Dios. Poco después de que se completó la Biblia, los copistas comenzaron a eliminar el Tetragrámaton de las Escrituras Griegas Cristianas. Y aunque YHWH aparece casi 7.000 veces en el texto hebreo, los traductores modernos han traicionado a Dios al eliminar su nombre de toda la Biblia.
Los testigos de Jehová al menos le han dado a Jehová el honor que se merece al restaurar el nombre divino en el libro que él inspiró y al decir la verdad sobre su propósito y su relación especial con Jesús.
Con respecto a lo que dice el salmo acerca de inclinarse ante Jehová con “adorno santo”, hay una vieja expresión en inglés conocida como “wear one’s Sunday best”, la cual traducida al español sería “vestir el mejor domingo”. Esta expresión proviene del hecho de que las personas generalmente vestían sus mejores atuendos para ir a la iglesia como una forma de mostrar honor y respeto. Ese no es el caso hoy en día, ya que los feligreses se presentan con ropa informal. Por mucho que deteste ponerme traje y corbata y peinarme, nunca iría a una reunión vestido con ropa informal. No se trata de complacer a los hombres. Se trata de darle a Jehová su debido respeto, al menos así debería ser.
“La voz de Jehová se oye sobre las aguas; el glorioso Dios truena. Jehová está sobre muchas aguas. La voz de Jehová es poderosa, la voz de Jehová es espléndida. La voz de Jehová quiebra los cedros, sí, Jehová hace pedazos los cedros del Líbano. Hace brincar al Líbano como un ternero y al Sirión como un toro salvaje joven. La voz de Jehová golpea con llamas de fuego. La voz de Jehová hace que el desierto tiemble; Jehová hace que el desierto de Cadés tiemble. La voz de Jehová hace temblar y parir a las ciervas, desnuda los bosques. Y en su templo todos exclaman: ‘¡Gloria!’” (Salmo 29:3-9).
Nadie vivo hoy ha oído la voz de Jehová. Una vez, estando Jesús en el atrio del templo, Jehová habló desde los cielos y los judíos creyeron que había tronado. No obstante, el poder de Dios se puede percibir en la creación, tal como dijo Pablo en Romanos: “Porque sus cualidades invisibles —su poder eterno y divinidad— se ven claramente desde la creación del mundo, pues se perciben por las cosas creadas” (Romanos 1:20).
El poder de la naturaleza es una expresión del poder personal de Dios. La asombrosa energía de un rayo, la atronadora explosión de un volcán y el enorme tamaño de las estrellas son tan solo ejemplos en los que vemos reflejado lo poderoso que Jehová es. En efecto, “denle a Jehová lo que le corresponde por su gloria y fuerza”.
Los cedros del Líbano se renovaban cada cierto tiempo en la antigüedad. Eran enormes. La región montañosa estaba cubierta de bosques con esos majestuosos gigantes. Tal vez la referencia a Jehová haciendo pedazos los cedros del Líbano se origine en las tormentas que podrían haber caído sobre algunos de esos árboles que de otro modo serían robustos.
En cuanto a lo que menciona el salmo de escuchar la voz de Jehová, podemos esperar figurativamente escuchar a Jehová rugir cuando llegue el día y la hora para que comience el juicio. “Jehová rugirá desde Sion, elevará su voz desde Jerusalén. Y el cielo y la tierra se estremecerán; pero Jehová será un refugio para su pueblo, una fortaleza para el pueblo de Israel” (Joel 3:16).
Los versículos finales del salmo 29 armonizan con la profecía de Joel. “Jehová está sentado en su trono por encima de las aguas de la inundación; Jehová estará sentado en su trono como Rey para siempre. Jehová le dará fuerzas a su pueblo. Jehová bendecirá a su pueblo con paz” (Salmo 29:10, 11).