¿Qué hay en un nombre? ¡¡Todo!!; es decir, si ese nombre es el nombre personal de Dios. Aunque los eruditos discuten entre ellos mismos la pronunciacíon correcta del nombre de Dios; YHWH, el simple hecho que Las Escrituras nos dicen que este es el nombre personal de Dios debe inspirarnos a la reverencia. La Deidad Bíblica a la que llamamos Jehová, en Español, nos dice de manera enfática en su Palabra que Su Nombre será declarado por todas las naciones y que Él producirá un pueblo que no solo invocará Su Nombre, sino que ellos mismos también serán llamados por Su Distintivo Nombre.
La pregunta es: ¿Son los testigos de Jehová ese pueblo? Antes de contenstar esta pregunta analicemos las objeciones de algunos a la idea que los testigos de Jehová cumplen la profecía y los patrones bíblicos como para ser llamados un pueblo para el nombre de Dios.
De manera irónica, tal vez el más grande opositor a este hecho sea un ex-miembro del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová; su nombre es Ray Franz. En su libro “En búsqueda de la libertad Cristiana”, Franz dedica un capítulo a la pregunta si los testigos “Son un pueblo para el nombre de Dios”; tal y como la Sociedad Watchtower enseña.
Según Franz, solo existe una denominación aceptable para los Cristianos, y esa denominación es “Cristianos”. Aunque es cierto que la Biblia dice que por“Providencia divina” los seguidores de Jesús llegaron a ser conocidos como Cristianos durante el Primer Siglo, los apóstoles reconocieron que gentes de todas las naciones también estaban destinadas por la profecía para ser un pueblo que llevara el nombre de Jehová.
El capítulo 15 del libro de Hechos es un registro de cómo los apóstoles y los ancianos de Jerusalén resolvieron la cuestión acerca de la circuncisión. En esa ocasión los apóstoles hicieron una declaración pública basada en los profetas, y; de manera especial, citaron al profeta Amós, diciendo: “Varones, hermanos y hermanas, Simeón ha contado cabalmente como Dios por primera vez dirigió su atención para sacar de entre las naciones un pueblo para su nombre. Y con esto convienen las palabras de los profetas, así como está escrito: Después de estas cosas volveré y reedificaré la cabaña de David que está caída; y reedificaré sus ruinas y la erigiré de nuevo, para que los que queden de los hombres busquen solícitamente a Jehová, junto con gente de todas las naciones; personas que son llamadas por mi nombre, dice Jehová que está haciendo estas cosas conocidas desde la antigüedad.”
Cualquier persona que quiera reflexionar acerca de este hecho puede darse cuenta que Jesús “No era conocido desde la antigüedad”. En el Primer Siglo Jesús era; por así decirlo, “Un recién llegado” en ese tiempo. Sin embargo, ¡¡Jehová si era conocido!! Jehová era el Dios de los Judíos; conocido “Desde la antigüedad”. Además, Dios reveló a Moisés que el Nombre Jehová era una Conmemoración y un Honor que se le debía a Él de generación a generación.
Esto es una prueba contra aquellos que dicen que Jehová cambió su nombre a Jesús, o que Dios tiene más de un nombre personal, o cualquier otra tontería.
Aún así, no hay evidencia que los Cristianos originales hayan sido llamados por el nombre personal de Dios. Sin embargo, la profecía de Amós; de manera irrefutable, aplica el nombre distintivo de Dios a los seguidores de Cristo. Lo que debe ser de particular interés es que la profecía de Amós se presta para ser aplicada a otro tiempo. Debido a la importancia de este tema, consideremos esta profecía de manera más detallada:
“En aquel día levantaré la cabaña de David que está caída y ciertamente repararé sus brechas. Y sus ruinas levantaré, y ciertamenete la edificaré como en los días de mucho tiempo atrás, a fin de que tomen posesión de lo que queda como residuo de Edóm, y todas las nacione sobre las cuales ha sido llamado mi nombre, es la expresión de Jehová.” (Amós 9:9-11)
El reino original de Israel de diez tribus fue destruido por el imperio Asirio y el reino de Judá fue destruido por el imperio Babilonio de Nabucodonosor. Con el tiempo, Jehová restauró nuevamente todas las tribus esparcidas de Israel y las trajo a su tierra original, pero la llamada “Cabaña de David” no fue restaurada cuando Jerusalén fue reedificada por los Judíos repatriados. De hecho, el reino de David nunca más fue restaurado en la Jerusalén terrenal. Como sabemos, la “Cabaña de David” es otra manera de decir “La casa de David”, y; por lo tanto, el reino de David. Debido a que Jesús era “Hijo” de David, y el heredero legal al trono de David, entonces podemos decir que la “Cabaña de David” es lo mismo que el reino de Cristo Jesús.
La profecía de Amós está en armonía con los otros profetas que predicen que Dios juzgará a su organización, y de esta manera efectuará una separación entre los fieles y los infieles. Amós 9:9 lee: “Porque ¡Miren! voy a mandar, y ciertamente zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones, tal y como se zarandea el harnero, de modo que ni una piedrecita cae a la tierra. A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: La calamidad no se acercará ni llegará hasta nosotros.”
No obstante, de acuerdo con Franz, los testigos de Jehová están equivocados si creen que Dios tiene algun interés en enderezar las cosas con su organización en este momento. Como supuesta prueba a tal declaración, en la página 523 de su libro “En búsqueda de la libertad Cristiana”, Franz escribe acerca de los antiguos Judíos, diciendo:
“Ningún pueblo en toda la tierra estaba más íntimamente conectado con el Tetragramatón, -Yaweh o Jehová,- que la nación Israelita a quien dirigió las palabras: “Ustedes son mis testigos”. Sin embargo, Dios no enderezó a su pueblo, ni su Hijo tampoco.”
Obviamente, cualquiera que ha leído alguna vez la Biblia sabe perfectamente bien que Dios SÍ disciplinó a su pueblo, y lo hizo en numerosas ocasiones. Es por eso por lo que Jehová destruyó a Israel y a Jerusalén; lo hizo para enderezar y censurar a su pueblo rebelde. De hecho, en el versículo que Franz cita, Jehová dice: “Ustedes son mis testigos” y esto tiene que ver con la disciplina y la misericordia de Dios.
Franz continúa especulando, diciendo:
“El que Dios tome un pueblo para su nombre tiene que ver con mucho más que una aplicación nominal sobre un grupo de gente. Es mas bien una demostración personal de aquellos que santifican y proclaman el nombre de Dios; es más que un simple uso repetitivo del término Yahwe o Jehova.”
Lo que Franz dice es cierto: El ser testigo de Jehová envuelve mucho más que repetir el nombre de Dios, pero a Franz le gustaría hacer creer a los crédulos lectores que los testigos de Jehová invocan el nombre de Dios como si se tratara de una plegaria religiosa a una deidad enigmática. La verdad es; y Franz lo sabe, -pues él ayudó a producir La Enciclopedia “Ayuda Para Entender la Biblia”,- que la Sociedad Watchtower desde sus inicios siempre ha enfatizado el carácter y el propósito de La Persona Jehová; no solo Su Nombre.
Un ejemplo de cómo los testigos de Jehová han santificado el nombre de Dios es al haber desechado por completo la blasfemia doctrinal Católica del fuego eterno. No obstante, Franz afirma que los testigos de Jehová NO han hecho más que la Iglesia Católica a la hora de honrar el nombre de Dios.
Es obvio que este señor es un mentiroso, un farsante y un descarado.
La verdad del asunto es que los testigos unguidos de Jehová tienen una relación especial con Jehová Dios; tanto personalmente, así como congregación. Sin embargo, tal y como nuestros predecesores Judíos, también nosotros tendremos que rendir cuentas por nuestros actos.
Por ejemplo, el capítulo 36 del libro de Ezequiel lee:
“No por causa de ustedes lo hago oh casa de Israel, sino por mi santo nombre el cual ustedes han profanado entre las naciones adonde han ido. Y ciertamente santificaré mi gran nombre, que estaba siendo profanado entre las naciones, que ustedes profanaron en medio de ellas; y las naciones tendrán que saber que yo soy Jehová -es la expresión del Señor Soberano Jehová- cuando yo sea santificado entre ustedes delante de los ojos de ellas. Y ciertamente los sacaré a ustedes de las naciones y los juntaré sobre su suelo.”
La casa de Israel profanó el Gran Nombre de Dios de muchas maneras. Una de las formas más graves fue por medio de practicar la religión falsa. Por lo tanto, la idolatría practicada por los Israelitas obligó a Dios a castigar severamente a su pueblo, y Él lo hizo por medio de permitir que Israel, y después Judá, fueran conquistados y tiranizados por otras naciones. Esto profanó el nombre de Dios aún más, pues dio la apariencia que Jehová era un dios impotente; incapaz de defender y proteger a su pueblo de gente adoradora de ídolos. Por eso, después de castigar a su pueblo, Dios actuó en contra de las naciones para así santificar su nombre del oprobio que las naciones le habían causado.
Algunos tienden a restarle importancia a profecías como la previamente mencionada, pues ellos aducen que estas aplicaron al Israel de la antigüedad. Sin embargo, el contexto de la profecía de Ezequiel nos indica que ésta aplica a los Cristianos que estarían vivos durante el retorno de Cristo y el subsecuente fin del mundo, pues Ezequiel 38:16 nos dice que esto sucederá “En la parte final de los días.” Por ejemplo, Ezequiel 37:25 nos dice que “David” será el principal de entre los recogidos del pueblo de Dios. Como ya hemos mencionado, los Judíos repatriados nunca más volvieron a tener un rey descendiente de David. Por lo tanto, es aparente que la profecía se refiere a esos Cristianos que están bajo la dirección de Jesús; el cual es llamado “El león que es de la tribu de Judá y la raíz de David.” (Revelación 5:5). En uno de los últimos versículos de Revelación, Jesús dice: “Yo soy la raíz de David y el lucero brillante de la mañana.”
Es claro que los juicios detallados de la profecía de Ezequiel aplican a los Cristianos que viven durante el regreso de Jesús. Por lo tanto, es la congregación unguida Cristiana “La que tendrá que saber que Él es Jehová” de una manera muy especial. Esto está en conección con el juicio de Jesús sobre la casa espiritual de Dios y el establecimiento por fin del paraíso espiritual en el que Jehová nos dirá: “Ustedes son mis testigos.” Es evidente que los testigos llenan los requisitos de esta profecía al ser ellos los que han profanado el nombre de Dios.
Esto nos trae de vuelta a la pregunta que nos planteamos al principio: ¿Se cumple en los testigos de Jehová la profecía de Amós que predice a un pueblo que servirá al Nombre del Dios Altísimo?
La respuesta es no. O al menos todavía no.
De acuerdo a la profecía de Amós, el pueblo al que se le adjudica este nombre es aquel que sobrevive la refinación y purificación que se efectúa al final del sistema de cosas. Esta refinación se llevará a cabo cuando Jehová sacuda a todas las naciones durante la futura Gran Tribulación.
La profecía de Joel predice una gran catástrofe a nivel mundial, allí leemos: “Y ciertamente daré portentos presagiosos en los cielos, y en la tierra sangre y fuego y columnas de humo. El sol mismo será convertido en oscuridad, y la luna en sangre, antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor.”
Nuestra fe en el Poder Salvador del Nombre de Jehová será determinante en ese tiempo, pues se nos dice que los sobrevivientes de futuro holocausto serán aquellos que invoquen el nombre de Jehová: “Y tiene que ocurrir que todo aquel que invoque el nombre de Jehová será salvo; porque en el Monte Sión y en Jerusalén resultarán estar los escapados; tal y como ha dicho Jehová, y entre los sobrevivientes, aquellos a quienes Jehová llama.” (Joel 2:32)
De manera similar, la profecía de Malaquías predice que se hará una distinción entre el justo y el inicuo; enfatizando la importancia del nombre de Jehová en nuestra salvacion: “En aquel tiempo, los que estaban en temor de Jehová hablaron unos con otros, cada uno con su compñero, y Jehová siguió prestando atención y escuchando. Y un libro de recuerdo comenzó a ser escrito delante de Él, para los que estaban en temor de Jehová y para los que pensaban en su nombre. Y ciertamente llegarán a ser míos, -ha dicho Jehová de los ejércitos-, en el día en que produzca una propiedad especial. Y ciertamente les mostraré compasión, tal y como un hombre le muestra compasión a un hijo que le sirve. Y ustedes verán de nuevo la distinción entre uno justo y uno inicuo, entre uno que sirve a Dios y uno que no le ha servido.”
Es bueno que lector se de cuenta que la profecía nos indica que se favorece a aquellos que están en temor de Jehová y que “Piensan en su Nombre” y llegan a ser una propiedad especial para Él, EN ESE TIEMPO. Pero, ¿Cuándo sucede esto? El versículo siguiente nos dice que Jehová produce una propiedad especial compuesta de aquellos que aman y temen su nombre durante la Gran Tribulación. Malaquías 4:1 nos dice: “Porque ¡Miren! viene el día que está ardiendo como el horno, y todos los presuntuosos y todos los que hacen iniquidad tienen que llegar a ser como rastrojos. Y el día que viene ciertamente los devorará, -ha dicho Jehová de los ejércitos-, de modo que no se les dejará ni raíz ni rama mayor. Y a ustedes, los que están en temor de mi nombre, el sol de la justicia ciertamente brillará con curación en sus alas; y realmente saldrán y escarbarán el suelo como becerros engordados.”
Por lo tanto, podemos decir que si bien es cierto que la religión conocida cono testigos de Jehová no cumple la profecía de ser “Un pueblo para Su Nombre”en este preciso momento; sin duda alguna, estamos en posición de serlo en el futuro. Los testigos de Jehová han desempeñado un papel fundamental, pues han dado a conocer las bases sobre las cuales se efectuará el futuro juicio divino.
Las Escrituras nos insinúan que el nominal nombre de “Testigos de Jehová” será desechado y será reemplazado por otro nombre; un nombre tal vez basado en la pronunciación correcta del tetragramatón YHWH; Nombre del Dios Verdadero. Háblandole a su organización semejante a mujer en Isaías 62:2, Jehová predice: “Y realmente se te llamará por un nombre nuevo, que la mismísima boca de Jehová te designará.”