Boletín del Reino #17
Durante muchas décadas, la Sociedad Watchtower ha expandido la predicación mundial a más y más países. Recientemente, la Organización superó la marca de publicaciones en más de 1.000 idiomas. Verdaderamente, ese es un logro fenomenal. No hay duda de que las buenas noticias se están predicando en todo el mundo tal como Jesús dijo que ocurriría, o al menos así solía ser.
Ahora, con la crisis del COVID-19, Betel ha cerrado todo. Cuando gran parte de los países alrededor del mundo ordenaron originalmente el confinamiento, este fue presentado como una medida temporal para detener la propagación. Poco a poco, luego de un tiempo, en muchas partes las cosas han vuelto a la normalidad. Sin embargo, aunque para muchas personas ha sido así, tal no ha sido el caso para los testigos de Jehová. Aún no han vuelto ni la predicación pública ni las reuniones. Incluso en Suecia, donde no hubo confinamiento, el Cuerpo Gobernante ordenó a los testigos de Jehová que dejaran de predicar y de reunirse.
A pesar de las extraordinarias medidas tomadas, la Sociedad afirma que 5.000 testigos de Jehová han muerto a causa del virus. Eso es realmente triste. Pero en una organización de 8 millones, más un número considerable de publicadores inactivos y no bautizados, suponiendo que son 10.000.000 en total, 5.000 representan el 0.05%.
Como sabemos, en términos de letalidad, este virus en particular afecta casi exclusivamente a las personas mayores y a aquellas con problemas de salud subyacentes. Las personas más jóvenes e incluso las personas de mediana edad sin problemas de salud graves no se ven afectadas tan gravemente. Aparentemente, millones de personas tienen el virus y no presentan ningún síntoma. Incluso si se enferman, este se manifiesta como un resfriado o una gripe común. Dado que ese es un hecho médicamente establecido, ¿por qué debería la Watchtower poner en cuarentena a toda la asociación mundial de predicadores del Reino?
En la actualización #4 del Cuerpo Gobernante, el hermano Anthony Morris leyó Proverbios 14:16, que dice: “El sabio es cauteloso y se aparta del mal, pero el insensato es imprudente y confía demasiado en sí mismo”.
Lo que se dio a entender al leer ese texto es que es insensato e imprudente que los testigos de Jehová se aventuren a salir a la calle a predicar las buenas nuevas. El hermano Morris también dio a entender que los testigos de Jehová actuarían con insensatez si se llegaran a reunir en sus salones del reino.
El representante del Cuerpo Gobernante continuó afirmando que la vida es lo más importante ahora. Irónicamente, la predicación siempre había sido presentada como una obra que salva vidas. Ciertamente, eso es lo que enseña la Biblia. Siendo eso verdad, ¿qué ha cambiado, de modo que ahora la importantísima obra de salvar vidas que Cristo encargó sea considerada como demasiado arriesgada para realizarla? ¿Por qué se cree ahora que se salvan vidas al evitar lo que antes se consideraba un trabajo salvador de vidas?
Efectivamente, sería prudente que los ancianos y los enfermos tomen las precauciones adecuadas, como evitar grandes reuniones. Y, claro, sería responsable que las personas sanas evitaran la interacción innecesaria con personas vulnerables, ya que todos podemos ser portadores asintomáticos del virus. No obstante, ¿por qué prohibir que todos los testigos de Jehová lleven a cabo su ministerio y se reúnan? ¿Por qué se considera demasiado arriesgado e imprudente ponerse de pie junto a un exhibidor de información en una esquina con una mascarilla?
Como seguramente saben todos los testigos de Jehová, Jesús ordenó directamente a sus discípulos que salieran a predicar y hacer discípulos. El principal ministro de Cristo, el apóstol Pablo, le ordenó solemnemente a Timoteo: “predica la palabra; hazlo con urgencia en tiempos buenos y en tiempos difíciles”. Indudablemente, nos encontramos en tiempos difíciles. Y, lamentablemente, ahora que la Sociedad ha prohibido llevar el mensaje del Reino de casa en casa, irónicamente, millones de personas que usualmente no están en sus hogares en estos momentos sí lo están. Y, dada la gran ansiedad e incertidumbre que muchos están experimentando, sería especialmente oportuno visitarlos ahora con un mensaje de consuelo y esperanza.
No deberíamos creer que hacer visitas domiciliarias es un acto de imprudencia mortal. No lo es. Durante la campaña presidencial que acaba de concluir en los Estados Unidos, los voluntarios que representan al Partido Republicano realizaron más de 20 millones de visitas domiciliarias. Según un artículo del Christian Science Monitor, en el período previo a las elecciones, los republicanos llamaban a un promedio de dos millones de puertas por semana. Eso es comparable al alcance de los testigos de Jehová en los Estados Unidos antes del confinamiento teocrático del Cuerpo Gobernante.
Pero si los defensores de Donald Trump hicieron campaña activamente para su presidencia durante la pandemia, ¿por qué se considera imprudente e insensato que los ministros saludables se involucren en una campaña pública para anunciar al Rey y su Reino? Algo anda muy, muy mal.
La pregunta que los testigos de Jehová deberían plantearse es la siguiente: ¿quién ha autorizado al Cuerpo Gobernante a derogar las órdenes de Cristo? La respuesta es nadie. ¿Quién podría hacer tal cosa? Ningún ser humano, por fiel o prudente que sea, tiene la autoridad para contravenir los mandatos de Jesucristo. El hecho de que los testigos de Jehová pretendan llevar a cabo la obra escribiendo cartas y haciendo llamadas telefónicas no solicitadas nos dice que Betel no ha dado la obra mundial por terminada. Por lo tanto, dado que no ha finalizado, al ordenar la suspensión de la predicación pública y la obra de hacer discípulos —la razón misma de la existencia de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania— el Cuerpo Gobernante se ha opuesto a Dios.
Mi objetivo con este breve mensaje no es hablar de la falsedad de la doctrina de 1914, salvo decir que es estúpido suponer que la señal de la conclusión del sistema no puede presentarse en el futuro. Es sumamente imprudente insistir que el mundo no puede sumergirse en una guerra, hambre y pandemias que superen con creces los acontecimientos asociados con ese año.
El apóstol Pablo predijo por inspiración que la parusía genuina no comenzará “sin que antes llegue la apostasía y sea revelado el hombre que desafía la ley, el hijo de la destrucción. Él es un opositor y se eleva por encima de todo lo que se considera un dios o es objeto de adoración, de modo que se sienta en el templo de Dios y se presenta públicamente como un dios” (2 Tesalonicenses 2:3, 4).
Estamos siendo testigos de la apostasía predicha. Independientemente del motivo alegado de salvar vidas, al ir en contra de las disposiciones del líder del cristianismo, el Cuerpo Gobernante se ha exaltado a sí mismo incluso por encima del Dios Fuerte: Jesucristo. Solo piénselo, lo que la Iglesia católica, los comunistas, los nazis y otros entes poderosos no han podido hacer con su fuerte oposición a lo largo de los años en diferentes partes del mundo, Satanás finalmente lo ha logrado al inducir al Cuerpo Gobernante a prohibir la obra mundial, y no solo eso, sino también al incitarlos a desaprobar la asociación cara a cara de los testigos de Jehová.
El mensaje que se transmitió a los antiguos líderes del pueblo de Jehová que se encuentra en Isaías es más relevante y oportuno para los testigos de Jehová de la actualidad: “En cuanto a mi pueblo, sus capataces son unos abusadores, y son mujeres quienes lo gobiernan. Pueblo mío, tus líderes te llevan a la deriva y confunden el rumbo de tus caminos. Jehová toma su posición para presentar la acusación; se pone de pie para dictar sentencia sobre los pueblos. Jehová llamará a juicio a los ancianos y a los príncipes de su pueblo. ‘Ustedes han quemado la viña, y tienen en sus casas lo que les han robado a los pobres. ¿Cómo se atreven a aplastar a mi pueblo y a restregar las caras de los pobres en el polvo?’, afirma el Señor Soberano, Jehová de los ejércitos” (Isaías 3:12-15).
En este momento crítico, los testigos de Jehová se están refugiando en sus casas debido a que los líderes les han ordenado no aventurarse a salir a la calle. ¿Dónde está el espíritu valiente de Cristo que solía prevalecer? Cuán cierto es que el Cuerpo Gobernante ha incendiado la viña. La viña es el ministerio del campo, el cual ha sido completamente abandonado y declarado fuera de los límites, como si hubiera sido incendiado intencionalmente. En lugar de mostrar valor y liderazgo en estos tiempos desafiantes, el Cuerpo Gobernante se ha convertido en una mujer que prefiere evitar el peligro.
Con respecto a lo que ha sido robado, no se equivoque, incluso antes de que se ordenara el cierre de todos los salones del reino a causa del terror inducido por esta pandemia tan publicitada, la Organización ya había cerrado casi 1.000 salones del reino y los había puesto a la venta, desplazando así a decenas de miles de hermanos. Aunque los hermanos y hermanas locales se hacen cargo de todos los costos de construcción y mantenimiento, sin mencionar que todos los lugares de adoración han sido dedicados solemnemente a Jehová Dios, la Sociedad los está vendiendo como bienes raíces comunes. Mientras tanto, los príncipes de Betel residen en un elegante castillo de granito ubicado en un bosque tranquilo con vistas a un lago.
No debería pasar mucho más tiempo antes de que Jehová tome su posición para presentar la acusación.
Si usted es un buscador de la verdad, descargue el folleto gratuito titulado: La segunda venida de Cristo: ¿qué significará para usted?
Este mensaje está siendo distribuido electrónicamente a los testigos de Jehová. Envíelo a sus amigos y contactos. Además, se enviará por correo directamente a varias sucursales de la Sociedad junto con el folleto mencionado anteriormente.