La edición de Estudio de la Atalaya de febrero de 2017 trae un artículo titulado: “¿Quién Dirige Hoy Al Pueblo De Dios?”

Los editores parecen tener la intención de equipararse a los apóstoles, hábilmente haciéndolo al referirse repetidamente a los apóstoles como “el cuerpo gobernante”. (Nótese el uso de minúscula en las letras ‘’c’’ y ‘’g’’). A continuación se presenta una compilación de 10 referencias al “cuerpo gobernante’’ del primer siglo, las cuales aparecen en sólo cuatro párrafos, siendo estos del 4 al 7.

“Con el tiempo, otros ancianos ungidos empezaron a colaborar con los apóstoles en atender a todas las congregaciones. Formaban un cuerpo gobernante que las dirigía.”

“Los cristianos del primer siglo sabían que Jehová dirigía al cuerpo gobernante mediante Jesús, a quien reconocían como su Líder”.

 ‘’ ¿Por qué? En primer lugar, el espíritu santo le dio poder al cuerpo gobernante

“Aunque este fue derramado sobre todos los cristianos, capacitó específicamente a los apóstoles y a los ancianos de Jerusalén para cumplir con su papel de superintendentes. Por ejemplo, en el año 49, el espíritu santo guió al cuerpo gobernante para que tomara una decisión sobre el asunto de la circuncisión.”.

“La carta en la que el cuerpo gobernante comunicó su decisión revela que manifestaba fe y amor, aspectos del fruto del espíritu”.

“En segundo lugar, los ángeles ayudaron al cuerpo gobernante“.

“Además, los ángeles promovieron y aceleraron la predicación, que supervisaba el cuerpo gobernante“.

“En tercer lugar, la Palabra de Dios guió al cuerpo gobernante.”

“Aunque los ancianos que componían el cuerpo gobernante tenían autoridad en la congregación, reconocían que su Caudillo era Jesús”.

““Pero quiero que sepan que la cabeza de todo varón [incluidos los miembros del cuerpo gobernante] es el Cristo; […] a su vez, la cabeza del Cristo es Dios” 

No es necesariamente inapropiado describir a los apóstoles y a los ancianos del primer siglo como un cuerpo gobernante. Ellos dirigieron y gobernaron las congregaciones. No hay duda de eso. Pero, ¿por qué cambiarles el nombre? ¿Por qué no referirse a ellos simplemente como los apóstoles y ancianos, como hicieron los primeros cristianos y como los testigos de Jehová siempre lo han hecho? La razón del cambio sutil es inquietante. El Cuerpo Gobernante no está interesado realmente en cambiar el nombre de  los apóstoles a “el cuerpo gobernante”. La intención es ocupar el lugar de los apóstoles, al menos en la mente de los testigos de Jehová.

Pero he aquí el problema: los apóstoles fueron únicos para el cristianismo. Son las piedras de fundamento del mismo, junto con Cristo como la piedra angular de la congregación del Primogénito, tal como se describe en el capítulo 21 de Apocalipsis: ‘’ El muro de la ciudad también tenía doce piedras de fundamento, y sobre ellas los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. ’’

Los apóstoles del primer siglo no fueron sucedidos por otros.  Ellos siguen siendo los únicos apóstoles de la congregación de Cristo, y los escritos de Mateo, Juan, Pedro y Pablo son la única base para enseñar y guiar a los discípulos de Jesús. Aquellos que desean pasar como apóstoles tienen una agenda. Pablo, el llamado 13º apóstol, o el apóstol de las naciones, trató con aquellos a quienes él sarcásticamente llamó “los apóstoles superfinos”. Evidentemente eran hombres de importancia entre los corintios, probablemente oradores griegos, por lo que denigraron a Pablo diciendo que tenía una presencia personal débil y que era un terrible orador público. Es por eso que Pablo respondió, escribiendo: ‘’ Porque yo considero que ni en una sola cosa he resultado ser inferior a sus apóstoles superfinos. Pero aunque yo sea inexperto en el habla, ciertamente no lo soy en conocimiento; pero [esto se lo] hemos manifestado a ustedes de toda forma en todas las cosas. ’’

Los apóstoles superfinos criticaron a Pablo por elevarse al rango de apóstol, lo que obviamente hicieron debido al hecho de que Pablo se refirió a ellos como ” apóstoles superfinos”.

Totalmente consciente del peligro espiritual que representan los apóstoles superfinos, el apóstol genuino continuó revelando la motivación de esos impostores, diciendo de ellos: “Porque tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, que se transforman en apóstoles de Cristo.  Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz.  No es, por lo tanto, gran cosa el que sus ministros también sigan transformándose en ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras. ’’

Bajo inspiración, Pablo reveló que Satanás se había infiltrado con éxito en la congregación de Corinto por medio de hombres que se habían disfrazado hábilmente como ministros cristianos. Es por eso que Pablo expresó su temor de que la congregación -sin tener en cuenta el engaño de que Satanás estaba trabajando en ellos- era como Eva, que en su ingenuidad conversó personalmente con el Diablo, el cual efectivamente se había disfrazado de una humilde serpiente.

No debemos suponer que la presencia de falsos apóstoles en la congregación de Corinto era alguna especie de anomalía peculiar. Cristo mismo habló de falsos apóstoles que estaban amenazando a la simbólica congregación de Éfeso en el período previo al día del Señor. En Apocalipsis 2: 2 Jesús dijo: “Conozco tus hechos, y tu labor y aguante, y que no puedes soportar a hombres malos, y que pusiste a prueba a los que dicen ser apóstoles, pero no lo son, y los hallaste mentirosos.”

Lo más relevante es el hecho de que uno de los 12 apóstoles originales era también un agente de Satanás, a quien el Diablo llevó a  traicionar al Hijo de Dios por 30 piezas de plata. Jesús se refirió a Judas como un calumniador, que en hebreo literalmente significa “diablo”. (Lo más destacado es que así como los corintios no tenían idea de quiénes eran realmente los apóstoles superfinos, los 11 apóstoles fieles no tenían ni idea de quién era el traidor de Jesús aunque Cristo le entregó un pedazo de pan para su identificación en su presencia.)

Cristo también se refirió a Judas como “el hijo de la destrucción”. Esa designación es significativa ya que Pablo también usó esa misma expresión en relación al hombre del desafuero. Además, al igual que los apóstoles superfinos, Pablo reveló que el hombre del desafuero es una operación de Satanás destinada a engañar a los seguidores de Cristo con una falsa parusía de Cristo inmediatamente antes de la manifestación real del Señor Jesús.

Curiosamente, Pablo advirtió a los hermanos que no creyeran ni siquiera “una declaración inspirada” o “una carta que parezca ser de nosotros”. El uso de Pablo del pronombre “nosotros” es en referencia a los apóstoles. Por lo tanto, los escritos inspirados de Pablo indican que Satanás se infiltraría eficazmente en la congregación de Cristo por medio de una camarilla de apóstoles superfinos, que anuncian la presencia de Cristo y el día de Jehová.

Pero la advertencia de Pablo es muy importante hoy: “Que nadie los seduzca de manera alguna, porque no vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado, el hijo de la destrucción.  Él está puesto en oposición y se alza a sí mismo sobre todo aquel a quien se llama “dios” o [todo] objeto de reverencia, de modo que se sienta en el templo del Dios, y públicamente ostenta ser un dios. ¿No se acuerdan de que, estando todavía con ustedes, yo solía decirles estas cosas?’’

Según los escritos del apóstol genuino a las naciones, la presencia auténtica de Cristo no comenzará a menos que la apostasía venga primero. La relación entre la proclamación de la falsa parusía y la real, es que el hombre del desafuero lleva a cabo su engaño inmediatamente antes de la venida de Cristo. Dicho de otro modo, la poderosa presencia de Cristo es una consecuencia de la apostasía fomentada por el hombre del desafuero.

El fenómeno que estamos presenciando – el Cuerpo Gobernante exaltándose así mismo a una posición apostólica – es previsible y es  un evento preliminar al surgimiento desde el más alto nivel de la organización Watchtower de aquellos que demostrarán estar en total oposición a Cristo en los días por venir.