PREGUNTA: Cuando Cristo regrese para juzgar a los miles de millones de personas que habitan esta tierra para que reciban vida o destrucción eterna, ¿No será ese un proceso que tomará décadas?
No. Las Escrituras hablan del juicio futuro como “aquel día”, el día del Señor, o el día de Jehová, lo cual nos indica que es un período de tiempo relativamente corto, al igual que un día de 24 horas.
Básicamente, lo que la gente haga ahora determinará su destino “en aquel día” de todas formas. Por ejemplo, Jesús indicó que la mayoría de las personas que profesan ser cristianas no son reconocidas por el Señor como tales. En el capítulo siete de Mateo, Jesús lo ilustró de la siguiente manera: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’. Y, sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero.’’
Entonces, de acuerdo con Jesús, los muchos que antes de “aquel día” están satisfechos con su fe y seguros de su salvación, no tendrán una posición favorable ante Jesús cuando comience el juicio.
Las Escrituras, de hecho, revelan la duración del periodo de juicio. Es el período profético de un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo encontrado en Daniel y Apocalipsis, también expresado como 42 meses y 1260 días. En otras palabras, tres años y medio.
Desafortunadamente, los testigos de Jehová se han visto privados de este conocimiento por la doctrina de la Watchtower de 1914. Supuestamente, el período de 42 meses comenzó durante la Primera Guerra Mundial, finalizando en 1919. En 2016, la Watchtower repitió esta insensatez sin sentido en la columna Preguntas de los lectores.
La verdad es que los dos testigos solo aparecen en escena en el periodo posterior a la predicación de las buenas nuevas. Es por eso que están vestidos de saco, lo cual armoniza con la profecía de Joel, que es una representación vívida del fin de la predicación, la enseñanza y el trabajo de hacer discípulos. Por eso en Joel se nos dice lo siguiente “Ofrenda de grano y libación han sido cortadas de la casa de Jehová; los sacerdotes, los ministros de Jehová, han estado de duelo. [El] campo ha sido despojado con violencia, [el] terreno se ha puesto de duelo; porque [el] grano ha sido despojado con violencia, [el] vino nuevo se ha secado, [el] aceite se ha desvanecido”. (Joel 1: 9-10).
“El campo” simboliza exactamente lo que los testigos de Jehová llaman el campo. El siguiente versículo es aún más explícito al decir lo siguiente: “Los labradores han sentido vergüenza; los viñadores han aullado, a causa del trigo y a causa de la cebada; porque la cosecha de[l] campo ha perecido”. Los labradores y los viñadores no son trabajadores agrícolas literales. Simbolizan a los millones de publicadores y precursores que prestan el servicio del campo a diario. Sin embargo, de repente, se presentará un desastre sin precedentes y todo lo que esté en el campo se perderá . Eso es lo que debe ocurrir para que comience el período de juicio.
Eso es evidente por lo que se afirma más adelante en Joel: “Cíñanse, y golpéense los pechos, sacerdotes. Aúllen, ministros de[l] altar. Entren, pasen la noche en tela de saco, ministros de mi Dios; porque de la casa de su Dios han sido retenidas la ofrenda de grano y la libación. Santifiquen un tiempo de ayuno. Convoquen asamblea solemne. Reúnan a [los] ancianos, a todos los habitantes del país, a la casa de Jehová su Dios, y clamen por socorro a Jehová.” ¡Ay del día; porque el día de Jehová está cerca, y como despojo violento del Todopoderoso vendrá!’’
Contrariamente a la vergonzosa y ridícula interpretación de Joel por parte de la Watchtower, obviamente los sacerdotes y ministros de Jehová no son el clero de la cristiandad. Representan a los testigos de Jehová ungidos que se verán abrumados por un desastre imprevisto. Al haber sido inducidos a creer que serán simples testigos del juicio de Jehová, se verán enfrentados a una terrible realidad. Por tal razón ‘’se vestirán de saco’’.
Volviendo al tema de los dos testigos que profetizan vestidos de saco durante 1260 días; su profecía está relacionada con la venida de Cristo. Ellos no hablarán de una futura venida sino de que el Señor ya habrá llegado. Darán testimonio del hecho de que habrán visto a Cristo cara a cara. De eso se trata la parusía. Y eso fue lo que prefiguró la visión de la transfiguración, en la que aparecieron Moisés y Elías.
Moisés y Elías fueron representaciones de los dos testigos. Aunque eso no se mencione de manera explícita, el hecho de que los dos testigos hayan realizado los mismos milagros que Moisés y Elías debería hacer evidente la conexión con la transfiguración.
El significado de la aparición de dos testigos es que el mundo será juzgado en base al trato que les den. Apocalipsis revela que la bestia resucitada no solo peleará contra los dos testigos ungidos, sino que los matará. Como resultado de eso: “Los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio, y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba. Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan, y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron a los que moran en la tierra.’’
No ser enterrado es considerado la peor indignidad. Por lo tanto, el que los pueblos, tribus, lenguas y naciones no permitan que los cuerpos de los dos testigos sean enterrados simboliza que el mundo expresará su desprecio por los mensajeros de Dios. No verán la muerte de los hermanos de Cristo como una pérdida. Se regocijarán y celebrarán, tal como lo harían si Jesús mismo hubiera sido condenado a muerte.
Y como Jesús indicó en su ilustración de las ovejas y las cabras, el trato hacia sus hermanos en su humilde estado es la base para el juicio de las naciones. Lo que se les hace es como si se le hiciera directamente a Jesús, personalmente.
La muerte de los dos testigos no se producirá durante un período prolongado, sino al final de los 42 meses. Y es en ese contexto que la escritura dice que Dios arruinará a los que arruinan la tierra.
Hacia el final del cumplimiento de la profecía de los dos testigos, todos los 144 mil estarán con Cristo en el cielo. El nuevo pacto habrá concluido entonces. Es por eso que el último versículo del capítulo 11 de Revelación dice lo siguiente: “Y fue abierto el [santuario del] templo de Dios que está en el cielo, y se vio en [el santuario de] su templo el arca de su pacto. Y ocurrieron relámpagos y voces y truenos y un terremoto y un granizo grande.’’