Pregunta: ¿Cuál es su punto de vista acerca del COVID-19? ¿Cree usted que sea una maquinación del Diablo para retrasar la predicación o un castigo de Jehová para la Watchtower?

No hay duda de que el confinamiento que existe en muchos países ha afectado a los Testigos de Jehová. ¿Quién hubiera imaginado hace unos meses que la Watchtower cerraría todos los salones del reino, cancelaría todas las asambleas y no se predicaría más de casa en casa hasta nueva orden? Sin embargo, a menos que algo extraordinario ocurra, esta emergencia sanitaria pasará pronto. Por ejemplo, en algunos países alrededor del mundo ya se están levantando las restricciones. Seguramente, poco a poco todo volverá a la “normalidad”, al menos en lo que tiene que ver con moverse libremente.

Por otro lado, creo que muchos testigos de Jehová han disfrutado del descanso de la rutina de las reuniones y el servicio del campo y, tal vez, han aprovechado el tiempo para dedicarse a otras cosas o simplemente para relajarse.

Sin embargo, eso no quiere decir que la pandemia no sea una terrible arma en manos del Diablo. Tal como he explicado antes, la operación de Satanás, acerca de la cual escribió el apóstol Pablo, tiene que ver con convencer a los cristianos de que la parusía ha comenzado y que el día de Jehová está aquí. Con ese fin, el Diablo ha ejercido una influencia engañosa a través del hombre que desafía la ley respaldado por todo tipo de obras poderosas y […] cosas impresionantes y milagros falsos y […] todo tipo de engaño injusto’’. (2 Tesalonicenses 2: 9, 10)

Ya que la aplicación que se le da a la cronología de los siete tiempos y muchas otras pueden ser fácilmente desacreditadas y el hecho de que los Estudiantes de la Biblia originalmente creían que la parusía había comenzado en 1874 y esperaban que en 1914 llegara el fin, parece bastante claro para mí que Satanás estuvo detrás de la expectativa alrededor 1914 y luego provocó la Primera Guerra Mundial, la pandemia de la gripe española y la persecución de los hermanos justo en aquellos momentos como poderosas señales engañosas para apoyar el fraude de la parusía invisible.

Dado que la Watchtower ha declarado que la pandemia del COVID-19 es una prueba más de que Cristo comenzó a gobernar el mundo en 1914 y que ahora estamos viviendo en la parte final de los últimos días, parece probable que este acontecimiento es un “engaño injusto” más inspirado por los demonios para reforzar la falsa concepción de que estamos viviendo durante el tiempo de la presencia de Jesús.

Pero hay más detrás de todo esto. Desde la elección de Donald Trump y la intervención de Rusia en Medio Oriente para evitar que el Imperio anglosajón destruyera Siria, la máquina de guerra que ha estado encubierta ha sido desatada. El Imperio británico, en su forma actual, tiene el objetivo inamovible de detener de una forma u otra el proyecto fenomenal de China conocido como la Nueva Ruta de la Seda, además de querer sabotear los deseos de Trump de mantener buenas relaciones con Rusia y el gigante asiático.

En el transcurso de los últimos 4 años, los británicos y sus agentes en la CIA, el FBI y los medios lo han intentado todo para destruir la presidencia de Donald Trump. Una de sus tretas consistió en tratar de hacer creer al mundo que Rusia intervino en las elecciones de 2016 y otra de ellas fue el tan conocido impeachment o proceso de revocación del mandato del presidente. De alguna manera, Trump sobrevivió a todos esos ataques. Pero apenas fracasó el plan de llevarlo a un juicio político, comenzó la pandemia. ¿Coincidencia? Lo dudo.

Obviamente, el talón de Aquiles del presidente es la economía. Después de todo, él se ha jactado varias veces de haber erigido la mayor economía del mundo y ¿quién podría argumentar lo contrario? El desempleo estaba en un mínimo histórico y los mercados bursátiles en máximos históricos. El presidente mejoró ciertos ​​acuerdos comerciales con China y otras naciones. Y a través del milagro del fracking de esquisto, EE. UU. se ha convertido en el principal productor mundial de petróleo.

Entonces, un día, todo cambió. Todo tuvo que ser cerrado. Ahora Trump tiene que llevar a cabo su campaña de reelección con una gran recesión económica comparada con la Gran Depresión como su “logro”. Así que es obvio que existe un motivo político muy poderoso para crear el mayor caos económico y la mayor miseria posible desde ahora hasta las elecciones presidenciales de noviembre.

La Biblia nos describe a una bestia inusualmente feroz en el libro de Daniel. Esta destruye y aplasta todo lo que encuentra a su paso y es precisamente eso lo que el Imperio Británico ha hecho durante toda su historia. Los británicos han orquestado dos guerras mundiales e innumerables golpes de estado y revoluciones, tal como hicieron en Ucrania recientemente. Han inundado el mundo con heroína y cocaína y a través del FMI y el Banco Mundial, los sicarios económicos han destruido diversas naciones del tercer mundo por medio de engaños financieros.

La bestia anglosajona no permitirá que los chinos continúen haciendo avances para que las naciones oprimidas de África y Asia progresen y mejoren su situación. Eso simplemente no será tolerado. La cooperación internacional choca con la política del imperio de dividir y conquistar. Los globalistas tampoco permitirán que ningún presidente con gorra de béisbol haga que Estados Unidos vuelva a ser grandioso. Eso no va a suceder.

Teniendo esto en cuenta, es muy probable que esta pandemia haya sido planeada, pero no por los chinos. Sería realmente ingenuo pensar que los globalistas no crearían una pandemia que tuviera sus primeros brotes en China.

La emergencia resultante no solo se está utilizando como pretexto para forzar otro rescate multimillonario al sistema financiero ya en bancarrota, sino que el imperio obtiene la ventaja adicional de endeudar más consigo mismo a naciones, corporaciones, empresas, estados, municipalidades, familias, etc. Y la parte más ingeniosa y perversa de todo esto es que ahora los globalistas desean que se responsabilice financieramente a China por toda esta catástrofe. ¡Cuánta astucia!

¿Recuerda usted en diciembre cuando la ciudad de Wuhan fue cerrada? Los medios de comunicación occidentales criticaron a China por ser tan dura al tratar de detener el brote. Incluso cuando el virus comenzó a aparecer en otras partes del mundo, las agencias de noticias afirmaban que no era motivo de preocupación. Ahora, los mismos medios y políticos afirman que China no hizo nada, y por esa razón, la nación asiática es la causante de que el virus se haya esparcido alrededor del mundo y, por lo tanto, debe ser responsabilizada por todo este desastre. De verdad que las personas en general tienen muy mala memoria.

Un portavoz británico incluso afirmó que China permitía que los aviones salieran de Wuhan en enero, lo cual no es cierto.

De modo que, el mundo está siendo infectado, no solo con un patógeno microscópico, sino con un virus mucho más insidioso en forma de propaganda maliciosa. Este tiene el propósito de infectar las mentes con recelo y desconfianza, sabotear las relaciones pacíficas entre las naciones y, en última instancia, crear el ambiente propicio para hundir a los Estados Unidos y Europa en una guerra civil e incluso una guerra con Rusia y China, la cual seguramente llegará a ser termonuclear. Y es en ese momento cuando la predicación de los Testigos de Jehová se suspenderá permanentemente.

¡Qué maquinaciones tan diabólicas! ¿Cierto?