Recientemente, leí la transcripción del discurso del hermano Jackson en la reunión anual titulado “No se sorprenda por los cambios repentinos”. Como es costumbre, en la reunión anual se anuncian ajustes triviales en las políticas y enseñanzas organizacionales. Este año no fue la excepción. El “ajuste” de este año fue un cambio en la comprensión de Apocalipsis 17:17, que dice: “Porque Dios puso en sus corazones llevar a cabo el pensamiento de él, es decir, cumplir el objetivo que ellos tienen en común entregándole su autoridad como reyes a la bestia salvaje hasta que se hayan cumplido las palabras de Dios”.
El “nuevo entendimiento” se refiere al significado del “objetivo”. Durante décadas, se había asumido que el “objetivo” tenía que ver con la destrucción de Babilonia la Grande. Ahora, la Watchtower ha llegado a comprender que ese objetivo tiene que ver con que los reyes entreguen su reino a la bestia salvaje por “una hora”.
Es un ajuste trivial, al menos a simple vista. Aunque el miembro del Cuerpo Gobernante no dijo que las naciones renunciarían a su soberanía, mencionó que entregarían su poder político, lo cual es lo mismo. Jackson señaló correctamente que esto nunca se ha hecho antes. Las naciones no renuncian voluntariamente a su poder de gobierno, aunque, en cierta medida, sí lo hemos visto en algunas naciones de la Unión Europea.
Por razones obvias, el Cuerpo Gobernante no dio una explicación detallada sobre las implicaciones de que todas las naciones entreguen su poder a un cuerpo mundial como las Naciones Unidas. Jackson evitó cuidadosamente decir lo obvio, pero lo diré yo: cuando los estados nacionales abdiquen, las Naciones Unidas se convertirán en un gobierno mundial por el tiempo señalado de “una hora”.
Nadie parece capaz de contemplar las implicaciones de que una nación como los Estados Unidos de América renuncie a su soberanía. Basta con decir que ninguna organización ha aprovechado más la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos —también conocida como la carta de derechos— que la Watchtower y los testigos de Jehová. Si usted no está familiarizado con la primera enmienda, según la página de la Casa Blanca de los Estados Unidos, esta “garantiza que el Congreso no puede crear ninguna ley que establezca una religión oficial o prohibir el libre ejercicio de una religión en particular. Esta enmienda protege la libertad de expresión, de prensa, de reunión, y el derecho de solicitar al gobierno compensación por agravios”.[1]
El destello de “nueva luz” de la Watchtower no es realmente nuevo para muchos de nosotros. Los lectores habituales del sitio web e-Watchman saben que durante los últimos 20 años, el empoderamiento de las Naciones Unidas como gobierno mundial ha sido un tema frecuente de consideración y parte de una nueva perspectiva de las profecías bíblicas. Es sorprendente que el Cuerpo Gobernante recién ahora lo esté considerando tímidamente.
Geoffrey Jackson dirigió a la audiencia a los versículos 12 y 13 del mismo capítulo de Apocalipsis, que dicen: “Los 10 cuernos que viste representan 10 reyes que todavía no han recibido un reino, pero sí recibirán autoridad como reyes por una hora junto con la bestia salvaje. Ellos tienen un mismo objetivo, y por eso le entregan su poder y autoridad a la bestia salvaje”.
El hermano Jackson explicó correctamente que dado que los simbólicos diez reyes no han entregado su reino a la bestia salvaje, eso significa que la profética “hora” aún no ha comenzado. Pero su tardía comprensión sigue sin estar enfocada. De hecho, es imposible para ellos obtener una visión clara. Ningún fragmento de nueva luz puede arreglarlo. Eso se debe a que todo lo que enseña la Watchtower como interpretación confiable de Apocalipsis está equivocado. El día del Señor no ha comenzado. Satanás y sus demonios no han sido expulsados. Los jinetes del Apocalipsis no han comenzado su mortífera cabalgata. La cabeza de la bestia no ha recibido un golpe mortal, ni se ha recuperado. Y la bestia salvaje no ha surgido del abismo como el octavo rey.
Sí, la Liga de las Naciones dejó de existir al estallar la Segunda Guerra Mundial. Las Naciones Unidas fueron fundadas después de la guerra como reemplazo de la Liga extinta. Pero, como señaló Jackson, la ONU es un tigre sin dientes, y la Liga lo era aún más. Estas organizaciones aspirantes a gobiernos mundiales han sido ineficaces porque las naciones no están dispuestas a renunciar a su soberanía.
Tenga en cuenta que a Satanás el Diablo se le permite tener influencia hasta el punto de producir obras poderosas, señales mentirosas y presagios engañosos. ¿Con qué fin? El apóstol Pablo advirtió que los cristianos serían sometidos a una falsa parusía. Hombres con autoridad proclamarían falsamente a través de material escrito y discursos que el día del Señor había comenzado. La desaparición de la Liga y su reaparición como la ONU es una señal mentirosa. Es una señal mentirosa porque no fue el verdadero cumplimiento de la salida de la bestia del abismo.
A los testigos de Jehová no se les permite criticar lo que enseña la Watchtower, de nuevo, por razones obvias. El sentido común debería hacer que cualquier estudiante serio de la Biblia cuestione la enseñanza de la Watchtower de que hay dos bestias salvajes simbólicas de siete cabezas separadas en Apocalipsis. ¿Cómo puede aceptarse tal cosa sin que personas sensatas cuestionen su veracidad? Es un misterio.
El hecho es que las señales mentirosas de Satanás no pueden resistir la verdad. La verdad es que la Liga de las Naciones nunca fue un poder gobernante. El Imperio británico tenía la intención de que lo fuera, pero fue un fracaso colosal debido en gran parte a la negativa del Senado de los Estados Unidos a ratificar el tratado. El nacionalismo prevaleció. La nación más poderosa de la Tierra se negó a renunciar a su soberanía. Siendo así, ¿por qué consideraría Dios a una organización tan impotente como la Liga de las Naciones una bestia salvaje? No lo haría. Por lo tanto, no puede ser cierto que la bestia salvaje de color escarlata ascendió del abismo en 1945 con la creación de las Naciones Unidas. Como señaló Jackson, la ONU es un tigre de papel, no una bestia salvaje.
Solo hay una bestia simbólica de siete cabezas en la Tierra, que corresponde con el dragón de siete cabezas en el cielo. La razón por la que la bestia es descrita ligeramente diferente cuando emerge del abismo —como una bestia salvaje de color escarlata— se debe a su naturaleza cambiada a un monstruo muy enojado y aterrador. Esa ira será un reflejo de la furia de Satanás y sus demonios después de su expulsión del cielo.
Eso armoniza con la naturaleza cambiada de la bestia que tiene dos cuernos como un cordero, sobre la cual Juan escribió: “Entonces vi otra bestia salvaje que subía de la tierra. Tenía dos cuernos como de cordero, pero empezó a hablar como un dragón” (Apocalipsis 13:11).
Decir “pero empezó a hablar como un dragón” sugiere que la potencia angloamericana de dos cuernos no siempre habló como un dragón. Somos conscientes de que la bestia salvaje de siete cabezas con cuerpo de leopardo, pies de oso y bocas de leones es un reflejo de las tres bestias individuales que Daniel vislumbró. La bestia de dos cuernos también representa a un imperio separado, al séptimo reino, que corresponde a la cabeza de la bestia que Juan ve recibir un golpe mortal solo para recuperarse después. El ascenso de la bestia de dos cuernos de la tierra representa la recuperación del golpe mortal y retrata lo mismo que la salida de la bestia de color escarlata del abismo. Ascender de la tierra es lo mismo que emerger del abismo. No obstante, debe notarse que la bestia de dos cuernos como un cordero comienza a hablar como un dragón solo después de subir de la tierra, de la tumba. En otras palabras, después de su recuperación y reaparición, se convertirá en la portavoz de Satanás el Diablo.
La exhortación a no sorprenderse por los cambios repentinos suena bastante hueca, trivial. ¿Cómo no vamos a estar sorprendidos, sí, impactados y horrorizados cuando el dúo angloamericano sufra un golpe catastrófico, simbolizado por su aparente herida mortal en la cabeza? Hablando de cambios repentinos, “cuando ellos estén diciendo ‘¡Paz y seguridad!’, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores de parto de una mujer embarazada, y de ninguna manera escaparán” (1 Tesalonicenses 5:3).
La razón por la que el astuto Diablo ha ideado un plan sofisticado para fingir su expulsión del cielo es que, cuando baje con una furia ardiente e imponga una amenaza existencial para la civilización misma, podríamos quedar paralizados por el shock, el miedo y la confusión. No es de extrañar que Jesús nos instara a no estar aterrorizados ni ceder al miedo, porque el colapso del sistema global será algo aterrador.