Tercera parte del artículo de La Atalaya “Aferrémonos a la verdad con fuerte convicción”.

Bajo el subtítulo “Amamos la verdad” encontramos los siguiente: 

12) Los testigos de Jehová no afirman tener un conocimiento absolutamente perfecto de la Biblia. A veces han cometido errores en su manera de explicar alguna enseñanza bíblica o de organizar la congregación. Pero esto no debería sorprendernos, pues las Escrituras dejan claro que el pueblo de Dios iría comprendiendo la verdad cada vez mejor con el paso del tiempo (Col. 1:9, 10). Jehová va revelando la verdad poco a poco, así que debemos estar dispuestos a esperar con paciencia a que la luz de la verdad se vaya haciendo más brillante (Prov. 4:18). Cuando los hermanos que dirigen la obra se dan cuenta de que necesitamos hacer algún ajuste en nuestra manera de entender o hacer algo, no dudan en cambiar lo que sea necesario. Muchas iglesias de la cristiandad hacen cambios para contentar a sus feligreses o para ganarse las simpatías del mundo. Pero los testigos de Jehová hacemos cambios para acercarnos más a Dios y para adorarlo como Jesús enseñó (Sant. 4:4). Cuando hacemos un cambio, no es porque queramos adaptarnos a las ideas u opiniones que estén de moda, sino porque hemos llegado a entender mejor lo que dice la Biblia. Amamos la verdad (1 Tes. 2:3, 4).

En realidad, no es cierto que Dios revele gradualmente la verdad. Es acertado afirmar que aquellos que dirigen a los testigos de Jehová hacen ajustes triviales y modifican sus doctrinas y políticas cada cierto tiempo, pero aparentemente lo hacen a regañadientes. Por lo general, les lleva décadas aceptar algo que es obvio para los demás.

No obstante, al principio, parece que la verdad doctrinal básica fue revelada prácticamente de la noche a la mañana. Después de un breve período de estudio, Russell y los Estudiantes de la Biblia originales se dieron cuenta de que casi todo lo que enseñan las iglesias de la cristiandad es mentira. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de muchas de sus interpretaciones proféticas. Y hasta el día de hoy, los líderes de la Watchtower se niegan a aceptar la verdad.

Desde el comienzo del grupo de estudio bíblico de Allegheny, Russell implantó la enseñanza de que la parusía de Cristo era invisible. De hecho, el pastor Russell afirmaba que la parusía había comenzado en 1874. La enseñanza de una presencia invisible se convirtió en la piedra angular de la Watchtower. Después de que el Armagedón no llegó en 1914, de acuerdo con las expectativas de los Estudiantes Internacionales de la Biblia, alrededor de 1930 J.F. Rutherford cambió la fecha del comienzo de la presencia de Cristo a 1914. Y aunque Russell afirmaba que el Reino había comenzado a gobernar en 1878, este nuevo presidente de la Watchtower también cambió esta fecha a 1914. Desde entonces, 1914 se ha mantenido como un hecho irrefutable. Si alguien cuestiona la veracidad de todo lo que gira alrededor de 1914, esa persona no puede tener lugar entre los testigos de Jehová. No obstante, todos sabemos que es una gran mentira. 

¿Cómo es posible que para los Estudiantes de la Biblia haya sido tan fácil descubrir y rechazar las falsas doctrinas de la cristiandad y, por otro lado, hayan aceptado lo que seguramente algún día se considerará comúnmente como uno de los mayores engaños jamás perpetrados? La razón detrás de eso es que Dios quiso que así fuera. El apóstol Pablo lo predijo. Bajo inspiración, lo expresó de esta manera: “Pero la presencia del hombre que desafía la ley se debe a la actividad de Satanás con todo tipo de obras poderosas y con cosas impresionantes y milagros falsos y con todo tipo de engaño injusto dirigidos a los que van rumbo a la destrucción, como pago por no aceptar el amor de la verdad para ser salvados. Por eso Dios permite que una influencia engañosa los confunda para que crean la mentira, a fin de que todos ellos sean juzgados porque no creyeron la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Tesalonicenses 2:9-12).

Por favor, note que el pasaje anterior nos indica que Dios permite una influencia engañosa para engañar a aquellos que de otra manera conocerían la verdad. ¿Y por qué? Para probar su amor por la verdad. Una cosa es afirmar amar la verdad, y otra muy diferente demostrarlo.

¿Y cuál es, exactamente, “la mentira” que Dios permite que crean?

Para comprender completamente la profundidad de este asunto tan serio, considere el contexto. El capítulo 2 de 2 a los Tesalonicenses comienza con una advertencia por parte de Pablo. Él les dijo a los hermanos que vivían en Tesalónica que tuvieran cuidado con ciertos anuncios sobre el comienzo de la parusía. Léanlo ustedes mismos: “Sin embargo, hermanos, con respecto a la presencia (pa·rou·sí·a) de nuestro Señor Jesucristo y a que nosotros seamos reunidos con él, les pedimos que no pierdan el buen juicio fácilmente ni se asusten por un mensaje inspirado o por un mensaje oral o por una carta aparentemente nuestra que diga que ya ha llegado el día de Jehová” (2 Tesalonicenses 2:1, 2).

Pablo advirtió a los cristianos ungidos que estén en guardia y no se alarmen indebidamente por declaraciones que suenan oficiales y mensajes escritos que proclaman que la parusía ha comenzado y que el día del Señor está aquí. Como ya se señaló anteriormente, incluso cuando los Estudiantes de la Biblia recién estaban aprendiendo el ABC de la Biblia, fueron engañados al creer que la parusía había comenzado. Si no se trataba de un fraude, ¿por qué fue desechada esta enseñanza en los años 30’s y cambiada al año 1914?

La verdadera prueba de nuestro amor por la verdad comenzará cuando Cristo venga tan inesperadamente como un ladrón en la noche. Una vez que la señal que Jesús predijo realmente se cumpla, es decir, que se levante nación contra nación, haya hambre, grandes terremotos y epidemias, será obvio que la Watchtower ha sido la fuente de una influencia engañosa para el rebaño. Para algunos, ese será el fin de su fe, tal como lo predijo el Hijo de Dios: “Y entonces muchos perderán la fe, se traicionarán unos a otros y se odiarán unos a otros”.

Aquellos que realmente aman la verdad seguirán adelante sin la organización.

¿Cuándo ocurrirá esto? Pablo nos dio un punto de referencia. Él escribió: “Que nadie los engañe de ninguna manera, porque ese día no vendrá sin que antes llegue la apostasía y sea revelado el hombre que desafía la ley, el hijo de la destrucción. Él es un opositor y se eleva por encima de todo lo que se considera un dios o es objeto de adoración, de modo que se sienta en el templo de Dios y se presenta públicamente como un dios. ¿No recuerdan que yo les decía estas cosas cuando todavía estaba con ustedes?” (2 Tesalonicenses 2:3-5).

Un aspecto integral del engaño en el que se encuentran los testigos de Jehová es creer que “el hombre que desafía la ley” es el clero y que la apostasía predicha ocurrió hace siglos cuando Constantino se hizo cabeza del cristianismo y sentó las bases para contaminarlo con todo tipo de enseñanzas paganas. Según Pablo, el hombre que desafía la ley se sienta en el templo de Dios, mostrándose públicamente como un dios, es decir, es reconocido como un cristiano prominente entre la clase ungida del templo. Eso está en armonía con el hecho de que Judas, a quien Jesús identificó como el hijo de la destrucción, la misma designación que se le da a esta entidad apóstata, hizo parte de los 12 apóstoles que Jesús personalmente escogió.

El hecho de que se mencione que debe ocurrir una apostasía antes de la parusía, sin duda significa que esta sucede inmediatamente antes de la revelación de Cristo y no que se hizo manifiesta hace más de mil años.

En los últimos dos años, el Cuerpo Gobernante ha demostrado estar en oposición a la verdad. Con el pretexto de salvar vidas, se ha impedido que los testigos de Jehová se reúnan. Se les ha ordenado que se mantengan alejados de la calle, a pesar de que todos en el mundo se mueven libremente. Y más recientemente, el Cuerpo Gobernante se ha comportado como un dios al decidir sobre asuntos médicos de vida o muerte, al ordenar que todos los testigos de Jehová se arremanguen sus hombros y reciban inyecciones de vacunas experimentales.

De acuerdo con el programa piloto de la Watchtower de reapertura de los salones del Reino que han estado cerrados, nadie podrá ingresar a una instalación a menos que haya recibido la vacuna.

Si esto se convierte en una regla general para todos los salones del Reino que sean reabiertos, asumiendo que eventualmente todos lo serán, al evitar que los no vacunados obedezcan la exhortación de no abandonar el reunirse, el Cuerpo Gobernante habrá rechazado inequívocamente al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos una rápida destrucción, al igual que el hijo de la destrucción predicho, el hombre que desafía la ley.

No obstante, en medio de la futura oscuridad que cubrirá al mundo, con un destello de luz brillante se revelará la verdad y se pondrá al descubierto al hombre que desafía la ley. La organización que funciona como una torre o atalaya caerá. Dios lo ilustra de la siguiente manera: “Y el día de la gran matanza, cuando caigan las torres, habrá arroyos y corrientes de agua en todas las altas montañas y en todas las altas colinas. Y, el día que Jehová vende la herida de su pueblo y sane la grave herida del golpe que él le dio, la luz de la luna llena será como la luz del sol y la luz del sol se hará siete veces más intensa, como la luz de siete días” (Isaías 30:25, 26).