Jw.org tiene un artículo que plantea la siguiente pregunta: ¿Qué es el Armagedón?
Allí, los escritores desacreditan algunos conceptos erróneos comunes, como la ubicación y el alcance de la guerra. Lamentablemente, sin embargo, el Cuerpo Gobernante reitera sus propios conceptos erróneos. El último párrafo en particular está forjado con error e ignorancia:
“¿Cuándo estallará la guerra de Armagedón? Al hablar de una ‘gran tribulación’ que desembocará en la guerra de Armagedón, Jesús declaró: ‘Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre’ (Mateo 24:21, 36). Con todo, la Biblia sí revela que el Armagedón tendrá lugar durante un período que se conoce como la presencia de Jesús, la cual comenzó en 1914 (Mateo 24:37-39)”
Primero, la gran tribulación no culmina en Armagedón. Jesús dijo muy claramente que Dios intervendrá para acortar la gran tribulación, por lo que hay un intervalo entre el final de la tribulación y la guerra del gran día del Dios Todopoderoso en el lugar llamado Armagedón.
La misma Watchtower solía enseñar esto. En 1925, la Watchtower sugirió que la Primera Guerra Mundial había sido el comienzo de la gran tribulación y que Dios la acortó. Durante casi 50 años, los testigos de Jehová creyeron que vivían durante el intervalo entre el final de la tribulación y el Armagedón. Luego, en 1970, la Watchtower abandonó la idea de que la tribulación ya había comenzado y había sido interrumpida. Esto se menciona en el artículo titulado “Paz con Dios en medio de la ‘tribulación grande’” de La Atalaya del 15 de junio de 1970. Allí se nos dice lo siguiente:
“La ‘tribulación grande’ como la cual no ocurrirá una de nuevo todavía está en el futuro, porque significa la destrucción del imperio mundial de la religión falsa (incluso la cristiandad) seguida por la ‘guerra del gran día de Dios el Todopoderoso’ en el Armagedón contra los aliados políticos de la religión falsa babilónica’.
Así que, para los testigos de Jehová, ya no hay intervalo. La tribulación y el Armagedón han sido fusionados.
En segundo lugar, el artículo repite una falsedad muy manida, una repetida por Mark Sanderson en la Reunión Anual de 2021, a saber, que el día y la hora incognoscibles pertenecen al Armagedón. Decir eso es realmente una tontería. Incluso si tomamos como verdadera la interpretación de la Watchtower (que no lo es) de que la religión falsa será destruida durante la gran tribulación y la tribulación continuará hasta el Armagedón, ¿cómo podría entonces tomar a alguien por sorpresa la llegada de esa gran guerra?
Si analizamos el contexto de las palabras de Jesús, nos daremos cuenta de que él hablaba de su parusía. Esto es lo que dijo: “Ahora bien, el día y la hora no los sabe nadie, ni los ángeles de los cielos ni el Hijo; solo el Padre. Porque, tal como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del Hombre” (Mateo 24:36, 37).
Jesús habló más acerca de la hora incognoscible cuando dijo: “el amo de ese esclavo vendrá un día en que él no lo espera y a una hora que él no sabe, y le dará el peor de los castigos y lo pondrá con los hipócritas. Ahí es donde llorará y apretará los dientes” (Mateo 24:50, 51).
El día y la hora que sólo el Padre sabe es el día y la hora en que el Hijo del hombre llegará como ladrón en la noche para comenzar el juicio de sus esclavos. Por esa razón, fue que Jesús nos advirtió con severidad: “Por eso ustedes también estén preparados, porque el Hijo del Hombre viene a la hora en que menos se lo esperan” (Mateo 24:44).
El Cuerpo Gobernante afirma que Jesús vino en 1914. Ese error es la razón por la cual es seguro que Cristo vendrá a la hora en que menos se le espera.
Por último, no existe tal cosa como una presencia invisible. Cuando los Estudiantes de la Biblia comenzaron a descubrir la verdad básica de la Biblia, las doctrinas principales, C.T. Russell adoptó el error de los adventistas de que la parusía sería invisible. De hecho, como he señalado muchas veces, ¡Russell incluso enseñaba que la parusía había comenzado en 1874!
Russell razonaba que, si Jesús regresara visiblemente, sería en la carne, ya que los espíritus son invisibles. Y si Cristo regresara en la carne, eso anularía su sacrificio a favor de la humanidad. Tal razonamiento no es correcto. Por un lado, Jesús siempre ha estado invisiblemente presente con sus discípulos. ¿No nos aseguró que estaría con nosotros todos los días hasta la conclusión? Indudablemente, durante la conclusión, no ocurrirá lo mismo, sino que comenzará algo más que una presencia invisible. Además, Cristo se apareció visiblemente a sus discípulos después de resucitar, aunque, como dijo el apóstol Pedro, haya muerto en la carne y resucitado en el espíritu. Así que, Jesús se apareció a sus discípulos como carne a pesar de que era un espíritu.
Ningún cristiano verdadero negaría que Jesús se convirtió en un espíritu vivificante y, sin embargo, como espíritu, se materializó en un cuerpo humano en numerosas ocasiones para demostrar a sus discípulos que estaba muy vivo. No obstante, indubitadamente, Jesús no invalidó el rescate al hacerse visible a sus discípulos. Siendo eso cierto, ¿por qué se considera imposible una presencia visible de algún tipo?
Asimismo, Jesús se le apareció a Saulo mucho después de haber ascendido al cielo. Y esa aparición no fue en un cuerpo carnal materializado. Pablo vio un destello de Cristo en la gloria. Lo dejó aturdido y sin vista durante tres días. Años más tarde, al escribir sobre la primera resurrección y la parusía, Pablo dijo que Cristo se le apareció “como a alguien nacido prematuramente”. Aunque el fariseo solo vio un destello de luz brillante, Pablo dijo que Jesús se le apareció. ¿Fue una aparición visible a pesar de que Cristo era un espíritu invisible? ¡Sí! ¡Absolutamente!
¿Por qué dijo el apóstol que era como alguien nacido prematuramente? Porque vio a Jesús de la misma manera que los elegidos lo verán cuando se acerque a ellos para ministrarlos durante su parusía. Juan, que junto con Pedro vio la transfiguración, la cual fue un anticipo de la parusía, escribió lo siguiente: “Amados, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando él sea manifestado seremos como él, porque lo veremos tal como es” (1 Juan 3:2).
Aunque Betel tiene miles de años de conocimiento colectivo de investigadores bíblicos ungidos, un hecho muy simple se les escapa: la parusía y manifestación, así como la revelación de Cristo, son todos términos intercambiables. Por lo tanto, “cuando él sea manifestado” será visible para aquellos que hayan sido escogidos.
Sin duda, Dios acortará la tribulación a causa de los escogidos. Durante el intervalo de 42 meses, aquellos que hayan visto a Jesús darán testimonio acerca de él. A estos hermanos de Cristo se les muestra en Apocalipsis como los dos testigos. En Zacarías 4:14 se nos indica que los dos testigos o ungidos “están de pie al lado del Señor de toda la tierra”. ¿Están en el cielo? No. Apocalipsis señala que estarán en la tierra, siendo acechados por la bestia. ¿En qué sentido, entonces, estarán de pie al lado del Señor de toda la tierra? Tenga en cuenta lo siguiente: si estarán de pie junto al Señor del mundo, eso significa que el Señor estará de pie junto a ellos. ¿Y qué significa la palabra parusía en griego? Esto es lo que nos dice la obra Perspicacia para comprender las Escrituras:
“La palabra griega pa·rou·sí·a, que suele traducirse por ‘presencia’, se forma con pa·rá (junto a) y ou·sí·a (derivada de ei·mí, ‘ser’ o ‘estar’). Por consiguiente, pa·rou·sí·a significa literalmente la ‘acción de estar junto a [algo]’, es decir, ‘presencia’. En las Escrituras Griegas Cristianas se usa esa palabra 24 veces, la mayoría de ellas con relación a la presencia de Cristo en conexión con su Reino mesiánico”.
Aunque Jesús estará junto a sus elegidos durante los 1.260 últimos días, obviamente la gente que será atormentada por su mensaje no percibirá que ellos estarán junto al Señor de toda la tierra. Por lo tanto, cuando la bestia mate a todos los que representan al Cristo que ha regresado, que entonces serán los hermanos de Jesús en el sentido más completo, el mundo habrá llegado, por fin, al lugar conocido como Armagedón.