Desde el principio, los líderes de Israel tuvieron tendencia hacia la idolatría. Fue el hermano de Moisés, Aarón, quien hizo un becerro de oro para que los que estaban en el campamento lo adoraran mientras su hermano estaba en la montaña recibiendo los Diez Mandamientos.

Poco después de que Israel se estableció en la tierra prometida, el pueblo comenzó a adorar a los Baales. Una y otra vez Dios los castigó. Ellos se arrepentían y luego la siguiente generación volvía a lo mismo. Lo peor vino del hombre más sabio de su época, Salomón. El segundo rey de Israel ignoró el mandato de Jehová de no multiplicar esposas extranjeras para sí mismo. Aunque construyó y dedicó un magnífico templo a Jehová, con el tiempo sus cientos de esposas paganas inclinaron su corazón lejos de Dios y comenzó a edificar templos para los dioses demoníacos que sus esposas adoraban.

La mayoría de los reyes de Israel y Judá siguieron el mal ejemplo de Salomón. Hubo algunos reformadores, pero tan pronto como morían, la adoración a los demonios aparecía como mala hierba. Durante el tiempo de los profetas, Jehová había decidido aplastar la idolatría de una vez por todas.

Es de destacar que la adoración a los demonios generalmente era al aire libre. Existían los llamados lugares altos y postes sagrados que eran bastante visibles. Por supuesto, los reyes de Israel mantuvieron dos becerros de oro para que los israelitas practicaran su adoración allí y no tuvieran que viajar a Jerusalén para adorar a Jehová. Pero unos 400 años después de que Salomón dedicara el templo a Jehová, este también se contaminó con el demonismo.

Cuando a Ezequiel se le dio una visión del templo, él vio por primera vez el símbolo de celos en la entrada. El símbolo, fuera lo que fuese, era visible para todos los que acudían al templo a adorar. Sin embargo, lo que Ezequiel vio a continuación no era tan evidente. A Ezequiel se le mostró un agujero en la pared del templo y luego Jehová le ordenó que perforara la pared, aparentemente haciendo un agujero lo suficientemente ancho como para entrar. Allí, en la oscuridad, en secreto, había 70 ancianos rindiendo homenaje a una variedad de representaciones de bestias grabadas en la pared y varios ídolos y cosas repugnantes. Estaban quemando incienso y una nube perfumada llenaba el santuario. El incienso era una ofrenda de adoración a los demonios representados por los grabados en las paredes y los ídolos.

Jehová, quién ve en los lugares más oscuros, los recovecos de nuestras mentes y corazones, informó a Ezequiel que los ancianos idólatras decían: Jehová no nos está viendo. Jehová ha abandonado el país.’’

No es que los 70 ancianos no creyeran en Dios. Al parecer sí lo hacían. Incluso usaban su nombre personal. Sin embargo, simplemente creían que a Jehová no le importaban los detestables hechos que ellos cometían. Creían que Jehová simplemente había abandonado el país. Después de todo, unos 150 años antes, Jehová permitió que las 10 tribus del norte fueran sacadas de sus tierras y luego muchos miembros prominentes de la sociedad judía fueron llevados cautivos a Babilonia, el lugar donde estaba Ezequiel en ese momento. 

La profecía de Sofonías revela una actitud infiel similar. Jehová declaró lo siguiente: En ese tiempo examinaré cuidadosamente a Jerusalén con lámparas y les pediré cuentas a los que están satisfechos de sí mismos y dicen en su corazón: ‘Jehová no hará nada bueno ni nada malo’.’’

Los testigos de Jehová reconocen que la profecía de Sofonías es una visión para el futuro, cuando Dios juzgue a la tierra. Es entonces cuando habrá un cambio a un idioma puro. Siendo eso cierto, los satisfechos consigo mismos en Jerusalén que suponen que Dios no hará nada con respecto a sus sucios hechos, están ocultos en la congregación de Cristo, la cual es simbolizada por Jerusalén. Es por eso que Jehová realizará una búsqueda cuidadosa, como con una lámpara para buscarlos y destruirlos. No solo eso, al igual que los 70 ancianos, estos hombres son líderes que suben a la plataforma para ofrecer sacrificios y usan ‘’ropa extranjera’’, es decir, visten elegantemente. Además, las profecías de Ezequiel y Sofonías predicen que cuando llegue el juicio, ninguna cantidad de plata, oro o cualquier otro tipo de riqueza tendrá algún valor para salvarlos.

En la era cristiana, Dios ya no habita simbólicamente en un templo literal. Los cristianos lo adoran con espíritu y con verdad. El verdadero templo es espiritual. Al igual que el templo de Salomón, el santuario espiritual también está infestado de adoradores de demonios. Sin embargo, eso no está a la vista de todos. Todo es llevado a cabo en secreto, como si se hiciera en la oscuridad. Pablo estaba al tanto de ese fenómeno en su día. En el capítulo 11 de su segunda carta a los corintios, el apóstol expresó su temor con respecto a que algunos en la congregación pudieran ser seducidos por Satanás, tal como la serpiente sedujo a Eva. Pablo pasó a exponer un peligro espiritual que se encontraba en medio de ellos. A estas personas, él las llamo “superapóstoles’’. Pablo reveló que ellos usaban un disfraz y se hacían pasar por ministros de justicia. Tenían el poder para hacerlo debido a que imitaban a su padre Satanás, el cual se transforma insidiosamente en un ángel de luz.

Tenga en cuenta que fueron estos mismos corintios ungidos de quienes el apóstol dijo: ¿No saben que ustedes son el templo de Dios y que el espíritu de Dios reside en ustedes? Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ustedes son ese templo’’ (1 Corintios 3: 16-17).

Piénselo, dentro del templo de Dios había hombres que eran fraudes rotundos. Eran lobos disfrazados de ovejas. No eran hijos de Dios, sino de su padre, el diablo. Estaban haciendo la voluntad de su malvado padre al pasar la vida fingiendo ser ministros de justicia dentro de la congregación de Cristo. Y los corintios no sabían que los agentes de Satanás los presidían como los propios apóstoles de Cristo. El apóstol inspirado tuvo que exponerlos como agentes demoniacos falsos. Y su registro se ha conservado para nosotros.

El propósito de la Segunda Venida de Cristo es destruir el mundo de Satanás junto con sus adoradores y, en última instancia, al mismo Resistidor. Pero el juicio comienza primero con la casa de Dios, con la congregación de Cristo. Es por eso que Jesús utilizó una serie de ilustraciones para hablarnos de lo que sucedería durante su juicio, comenzando con una pregunta: “¿Quién es realmente el esclavo fiel y prudente …”? Obviamente, el Señor planteó la frase como una pregunta porque nadie podía responderla hasta que el Amo llegara de nuevo y analizara los hechos de sus esclavos.

Conociendo la larga historia de las operaciones de Satanás contra la adoración de Jehová en la antigüedad y siendo plenamente consciente de la tendencia de los hombres a carecer de fe, Cristo indicó por qué planteó esa pregunta cuando continuó diciendo: Pero, si ese esclavo resulta ser malo y alguna vez dice en su corazón ‘Mi amo está tardando’ y se pone a golpear a sus compañeros y a comer y beber con los borrachos empedernidos, el amo de ese esclavo vendrá un día en que él no lo espera y a una hora que él no sabe, y le dará el peor de los castigos y lo pondrá con los hipócritas. Ahí es donde llorará y apretará los dientes.’’

La actitud del esclavo malvado es similar a la de los 70 líderes y los sacerdotes del tiempo de Sofonías. Todos ellos justifican su infidelidad culpando a Dios de una forma u otra. O Dios está ciego o ha abandonado a su organización o se ha ido y se está retrasando en su regreso. Así es, los 70 ancianos que ofrecían incienso a los demonios tipifican a los hombres malvados que están presentes en el templo cristiano, también llamado la casa de Dios. Estos 70 hombres son similares a los agentes de Satanás que presidían la congregación corintia. Sin embargo, ¿no predijo el apóstol que un hombre que desafía la ley se sentaría dentro del mismísimo templo de Dios y afirmaría ser un dios hasta que la manifestación de Jesús lo destruya?

Dado que hay un esclavo malvado que aún no ha sido expuesto, los 70 ancianos simbolizan especialmente a aquellos que presiden como superapóstoles ahora, pero que quedarán expuestos como agentes inicuos del Diablo cuando Jesús les asigne su parte con los hipócritas.

¿Existe una contraparte moderna de lo que Ezequiel vio en visión cuando miró en la oscura cámara interior y vio ‘’todo tipo de imágenes de animales que se arrastran y de animales asquerosos y todos los ídolos repugnantes de la casa de Israel; [que] estaban grabados por toda la pared’’?  

Durante muchas décadas, la Watchtower ha identificado a la organización de las Naciones Unidas como la bestia salvaje de color escarlata del Apocalipsis, así como la cosa repugnante que Jesús predijo que se pondría de pie donde no debía. La Sociedad ha criticado al clero por idolatrar a la Liga de las Naciones y a la ONU como la expresión política del Reino de Dios en la tierra. La Organización incluso ha declarado que las personas del mundo ya han recibido la marca del 666 por adorar a la repugnante bestia política. Tendríamos que estar de acuerdo en que adorar a una bestia simbólica es tan idólatra y repugnante a los ojos de Dios como ofrecer incienso a un grabado en una pared de cosas raras y bestias repugnantes. 

La mitad de las naciones miembros de las Naciones Unidas ni siquiera afirman ser cristianas; en esa organización encontramos naciones de la cristiandad en unión política con naciones no cristianas o paganas. La Organización de las Naciones Unidas es parte de este mundo y es ‘amiga del mundo’ y, por consiguiente, es “enemiga de Dios.” (Santiago 4:4; Juan 8:23; 18:36) Los que idolatran a esta organización ponen esperanzas mesiánicas en ella, y la cristiandad la acepta como sustituto por el establecido reino mesiánico de Dios. ¡Repugnante!’’ – El reino de mil años de Dios, capítulo 16, párrafo 41.

Dada la postura de la Watchtower acerca de que la ONU es un ídolo despreciable, fue impactante cuando salió a la luz en 2001 que la Sociedad había estado en una asociación secreta con las Naciones Unidas durante 10 años. Los términos de esa asociación requerían que la Watchtower dedicara una parte de su capacidad para llegar al público para difundir información positiva acerca de la ONU y su gran cantidad de agencias asociadas. Los testigos de Jehová no tenían ni idea de que la Atalaya y la ¡Despertad!, las revistas que distribuían en el ministerio del campo, estaban salpicadas de artículos escritos intencionalmente para cumplir con la obligación de la organización de hacer propaganda a favor de la ONU. (No tiene sentido describir aquí hasta qué punto el Cuerpo Gobernante fue culpable, ya que se ha documentado todo en el capítulo 11 del libro Jehová Mismo Ha Llegado A Ser Rey). https://testigosdejehova.info/11-la-alianza/

Ya que la Atalaya y la ¡Despertad! están dedicadas a anunciar el Reino de Jehová y el Betel se considera a sí misma como la propiedad especial de Jehová – la sede de su organización terrenal – cualquier desviación de su misión de servir a Cristo y ser utilizada exclusivamente como un instrumento sagrado para el servicio ofrecido a Dios sería un pecado grave, una rebelión o incluso apostasía.

Dado que la directiva llevó secretamente a todos los ministros de Jehová desde 1992-2001 a servir como emisarios de la misma institución que es considerada una bestia repugnante y un ídolo estercolizo, es como si le hubieran ofrecido un incienso ofensivo a Jehová.

Y cuan ofensivo también debe ser para el cielo que la directiva de la Watchtower proclame descaradamente ser el lugar de la adoración pura. Es como si estuvieran empujando la rama debajo de la nariz del Creador al jactarse piadosamente de ofrecer a Dios el incienso más dulce de la adoración pura. Sin duda alguna, a Dios le repugna el hedor de su asquerosa hipocresía.

Pero la idolatría de los 70 hombres no era lo único detestable. Jehová le dijo a Ezequiel: “Verás que están haciendo cosas detestables que son aún más horribles.’ De modo que me llevó a la entrada de la puerta norte de la casa de Jehová, y allí vi sentadas a unas mujeres que lloraban por el dios Tamuz.’’

Continuará…