Esta es la última entrega de la serie de tres partes que examina el artículo de La Atalaya titulado: “¿Está prestando atención a las advertencias?”.

La parábola de los esclavos y el dinero que se les da es bastante sencilla. Jesús le confía sus asuntos a sus esclavos y, al regresar, les pide cuentas a todos. Dos esclavos son diligentes e incrementan lo que se les confió. Sin embargo, un esclavo es negligente, y el amo le quita el talento que se le dio y se lo entrega al esclavo con diez talentos. Además, el esclavo negligente es echado a la oscuridad de afuera, y Jesús dice lo siguiente acerca de él: “Ahí es donde llorará y apretará los dientes”.

En el párrafo 13, La Atalaya dice que aquellos que se comporten como el esclavo negligente no podrán “entrar en el Reino celestial”. Eso es cierto. Pero, ¿es todo?

Como sabemos, la gran mayoría de los cristianos no formarán parte del Reino celestial. Eso en sí mismo no es un castigo; simplemente no es un privilegio que muchos tendrán. Por otro lado, el ser echado a la oscuridad de afuera es el mismo destino que le espera al esclavo malo que había sido designado para alimentar a los domésticos del amo en su ausencia, pero que comenzó a abusar de sus compañeros esclavos y a hacer amistad con los borrachos del mundo. El llanto y el crujir de dientes indican que tanto el esclavo malo como el negligente se darán cuenta de que han recibido la sentencia de la destrucción eterna. Vivirán un corto periodo de tiempo después de eso, pero sabiendo que les espera la profunda oscuridad del olvido eterno.

La carta de Judas nos indica lo siguiente acerca de esos falsos pastores: “Esos hombres son rocas escondidas bajo el agua mientras comen con ustedes en sus banquetes de hermandad; son pastores que se alimentan a sí mismos sin ningún temor; nubes sin agua llevadas de acá para allá por el viento; árboles sin fruto a finales de otoño, doblemente muertos y arrancados de raíz; olas bravas del mar, que arrojan la espuma de su propia vergüenza; estrellas sin rumbo fijo, para las que está reservada para siempre la más tenebrosa oscuridad”.

El estar “doblemente muertos” significa que han recibido el juicio de la muerte segunda. En cuanto a la descripción de árboles sin fruto a finales de otoño, estos pastores que no temen a Dios tampoco tienen discernimiento. Eso es evidente por el hecho de que a la organización le ha tomado casi 100 años llegar a una comprensión correcta de las tres parábolas “explicadas” por el artículo en cuestión. No fue hasta 2013 que la Watchtower finalmente entendió que Jesús no nombró a un esclavo fiel y discreto sobre todos sus bienes en 1919. Del mismo modo, les tomó un siglo llegar a la conclusión de que el novio tampoco llegó en 1919.

A los testigos de Jehová se les exige creer que nadie puede interpretar la Biblia excepto el Cuerpo Gobernante, y que el espíritu santo de Jehová opera exclusivamente en ellos con ese fin. No obstante, si eso fuera cierto, ¿cómo se explica el hecho de que prácticamente todos los “ajustes” que ha hecho la organización en los últimos años son alguna variación de cosas que ya yo había publicado en Internet años antes? O el Cuerpo Gobernante está leyendo las cartas y libros que les he enviado y examinando e-watchman en línea, o el espíritu santo me está iluminando antes que a ellos. Y esto no se puede atribuir a una simple coincidencia, ya que, según la propia admisión de la organización, se necesita espíritu santo para entender las cosas profundas de Dios.

¿Cuál sería el objetivo del Revelador de secretos al revelar sus asuntos confidenciales a alguien considerado el apóstata más peligroso en Internet, como un superintendente de circuito una vez se refirió a mí en un programa de una asamblea?

El objetivo debe ser el humillar a los altivos. Sin duda, en algún momento se hará de conocimiento común entre los testigos de Jehová de dónde ha estado obteniendo la organización su nueva luz últimamente. Incluso Isaías nos lo indica: “Oigan las palabras de Jehová, ustedes, los que tiemblan ante su palabra: ‘Sus hermanos, que los odian y los excluyen por causa de mi nombre, dijeron: “¡Que Jehová sea glorificado!”. Pero él aparecerá y les traerá alegría a ustedes, y ellos serán los que queden en vergüenza’” (Isaías 66:5).

Recordemos a José, quien soñó que sus 11 hermanos eran estrellas que se inclinaban ante él. Los hermanos de José se sintieron tan indignados de que su hermanito se atreviera a soñar que sería su señor que lo vendieron como esclavo, solo para que el sueño inspirado de José se hiciera realidad cuando se inclinaron ante el primer ministro de Egipto, sin reconocerlo como su hermano menor.

Tenga en cuenta que los “ajustes” que ha hecho la organización en los últimos años son relativamente menores y, por supuesto, no reclamo ningún derecho de autor sobre la verdad. Sin embargo, debería reconocerse que no se atreven a profundizar demasiado en la verdad. Sería abrumador para ellos. La luz sería cegadora. Y estoy hablando específicamente de la parusía. No solo la presencia de Cristo no ha comenzado, sino que tampoco será invisible, al menos no para los escogidos. Por eso, el pasaje citado anteriormente dice: “él aparecerá y les traerá alegría a ustedes”. ¿Cómo es posible que alguien aparezca de forma invisible? Jesús dijo: “Así, los últimos serán primeros y los primeros serán últimos” (Mateo 20:16).

¿Podría ser que Jesús se aparezca primero ante los últimos ungidos y después ante los primeros, los más prominentes? Hay muchas razones para creer que ese será el caso. Por ejemplo, cuando Jesús resucitó, ¿a quién se le apareció primero? ¿A Pedro, a Santiago o a Juan? A ninguno de ellos. Se les apareció a María Magdalena y a la otra María, y les dijo que fueran a avisarle a los demás. Eso fue una reprimenda para los apóstoles que habían abandonado al Señor cuando él fue arrestado.

Hay otro detalle en la nueva luz de La Atalaya de septiembre de 2024. Bajo el subtítulo “¿Quién ‘será llevado’?”, se explica por primera vez que lo que dijo Jesús en Mateo 24:40 y 41 aplica a las personas ungidas. Uno será llevado y otro será dejado atrás. Esto también es algo que yo publiqué hace años en el artículo titulado: “Higos buenos y malos”.

Hay un último punto que me gustaría destacar: en el párrafo 17, La Atalaya declara que los trabajadores de la undécima hora simbolizan a aquellos que han sido ungidos de forma más reciente:

“Nosotros conocemos bien a Jehová, así que confiamos por completo en sus decisiones. Por eso, si Jehová ha decidido ungir a algunos siervos fieles en los últimos años, eso no nos causa preocupación. Recordamos lo que Jesús dijo en el relato de la viña sobre los trabajadores que fueron contratados en la última hora de la jornada (Mat. 20:1-16). Los que empezaron a trabajar más tarde recibieron el mismo pago que los que empezaron a trabajar antes. De manera parecida, todos los ungidos que sean fieles recibirán la recompensa de ir al cielo sin importar cuándo hayan sido escogidos”.

Quizás los testigos de Jehová no reconozcan esto como nueva luz, pero no fue hasta la edición de La Atalaya de enero de 2016 que los trabajadores de la undécima hora fueron reconocidos por primera vez como representantes de los ungidos que son llamados al final. Y, al igual que con los “ajustes” anteriores, esto es algo que ya yo había publicado en e-watchman hace casi 20 años bajo el título: “Los primeros serán los últimos y los últimos, los primeros”.

Por supuesto, la organización todavía no comprende la importancia de cómo los últimos serán primeros, pero al menos están avanzando, aunque sea poco a poco.

Solo le haría un ajuste menor a la declaración anterior. Deberíamos evitar decirle a Jehová cómo hacer su trabajo. La declaración de que Jehová podría elegir a algunos “fieles” da a entender que aquellos llamados deben hacer algo para ganarse su llamado. La Atalaya presume: “Nosotros conocemos bien a Jehová, así que confiamos por completo en sus decisiones”. ¿Pero es ese realmente el caso? ¿Conocen bien a Jehová? ¿Confían en su juicio? ¿Qué pasaría si Dios elige a algunos que no son tan fieles, al menos no según los criterios teocráticos de Betel? ¿Qué tal si elige a aquellos que son despreciados y considerados indignos del honor inestimable de ser ungidos? ¿Qué tal si llama a aquellos considerados los menos probables durante la última hora? ¿Qué tal si Dios selecciona a algunos que ni siquiera son considerados aptos para pasar los micrófonos en el Salón del Reino?

Tengo razones para creer que eso es exactamente lo que Jehová está haciendo.