Cada vez es más evidente que ha comenzado un segundo Holocausto. Se dice que el primer Holocausto, que precedió al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, comenzó en 1938 cuando los nazis instigaron un levantamiento público contra los judíos. Al final, más de seis millones de ellos fueron exterminados.
En ese entonces, había muchas cosas involucradas. Había que encontrar masas de personas, reunirlas, transportarlas en vagones de ganado y almacenarlas en campos de concentración. Luego, estas eran llevadas sistemáticamente a lo que les decían que eran duchas, solo para ser envenenadas con gas e incineradas. Los hornos ardían las veinticuatro horas del día. La muerte se había convertido en una industria importante en las tierras bajo el control nazi.
En años más recientes, el ejército estadounidense, que ha quedado bajo el control del Imperio británico, ha estado desarrollando armas biológicas. Incluso se reconoce que el nuevo coronavirus fue mejorado genéticamente en un proceso que se conoce como “ganancia de función” para hacer más virulento un microbio que de otro modo sería inocuo.
Al mismo tiempo, el Pentágono, que no debe se confundido con el pentagrama, aunque podemos sospechar que existe alguna correlación con este, había estado financiando la investigación y desarrollo de la terapia genética ARNm. Desde el año 2013, a través de un departamento llamado Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), se han invertido millones de dólares en la nueva empresa que todos conocemos como Moderna para desarrollar una “vacuna” para el virus que se estaba siendo diseñado de manera simultánea. Resulta que las vacunas no son vacunas en absoluto, sino un nano código diseñado para alterar el organismo de los seres humanos.
En algún momento a finales de 2019, el virus fue liberado en Wuhan, China. Allí comenzó el segundo Holocausto. En un esquema obviamente coordinado con el establecimiento médico, a medida que las personas comenzaron a enfermarse por el nuevo coronavirus, los medicamentos que habían demostrado ser efectivos para combatir la enfermedad fueron prohibidos. Incluso se sabe que el método de prueba utilizado es fraudulento. Los nazis que gobiernan las instituciones médicas solo permitieron a los profesionales usar algunos medicamentos y terapias que en realidad han contribuido a la muerte de cientos de miles de personas o más, mientras todos estos decesos han sido atribuidos al COVID-19 para inducir miedo y pánico en la población y prepararlos para la fase de vacunación. Lo más probable es que muchas víctimas de la muerte inducida en los hospitales ni siquiera tuvieran COVID-19. Los hospitales se han convertido en los nuevos campos de exterminio.
Así como los nazis emplearon a un propagandista brillante en la persona de Joseph Goebbels, los principales medios de comunicación y los guardianes de Internet recibieron órdenes de suprimir la información que no estuviera de acuerdo con el esquema genocida ahora en funcionamiento. Los que dicen la verdad deben ser rápidamente eliminados de las plataformas o advertidos por los empleados del Imperio. Durante toda la era Trump, los medios de comunicación tuvieron la tarea de fomentar la histeria de la intervención de Rusia en las elecciones de 2016 llevadas a cabo en los Estados Unidos. Como si se hubiera accionado un interruptor, ahora de lo que se habla 24/7 es del Covid, en lo que se ha denominado pornografía del miedo. Y los nuevos terroristas y enemigos del estado son los que no han querido vacunarse. Todo esto me recuerda a la ridícula película de ciencia ficción Los usurpadores de cuerpos, solo que esta vez es real.
Para aumentar la tasa de mortalidad, el gobernador de Nueva York ordenó que los pacientes infectados que tuvieron la suerte de haberse recuperado de su hospitalización fueran enviados de regreso a hogares de ancianos, donde infectaron a miles de personas más. No es de extrañar que la ciudad más poblada de Estados Unidos fuera el epicentro de la pandemia. Aunque el presidente Trump envió rápidamente un barco hospital a la ciudad de Nueva York que podría haber sido utilizado para poner en cuarentena a pacientes recuperados, este no fue utilizado. El asesinato de personas de la tercera edad que se encontraban en ancianatos fue intencional. Las cámaras fueron enfocadas hacia los cuerpos puestos en bolsas que se amontonaban en los pasillos y callejones de los hospitales y se apilaban en camiones refrigerados para mantener frescos los cadáveres. A los propagandistas incluso se les ocurrió la idea de un entierro masivo como parte de la guerra psicológica contra la población para prepararlos para las vacunaciones masivas. Como vemos, esta funcionó.
Después de tan solo 18 meses, el número de muertos provocado por el nuevo Holocausto se acerca al del Holocausto nazi. Las muertes derivadas de la siguiente fase que involucra nuevas dosis de refuerzo y variantes seguramente superarán al Holocausto de Hitler. Aun así, incluso millones de asesinatos más no se acercan a los miles de millones que los príncipes demoníacos y sus secuaces terrenales pretenden exterminar. Eso requerirá un colapso total del sistema, guerra y hambres.
En lo que respecta a aquellos que dirigen la Organización, ahora están completamente en línea con el plan de exterminio del Imperio. El Cuerpo Gobernante expresa su profundo amor por las amadas ovejas de Dios, pero no menciona los riesgos que implica tomar una poción experimental que altera los genes. No se molestan en informar a los queridos hermanos y hermanas acerca de los medicamentos efectivos que se pueden usar si uno se enferma de COVID-19. Al igual que los fascistas tiránicos que dirigen el genocidio, la Watchtower proclama que debemos estar en guardia contra los sitios web que promueven “teorías de la conspiración”, como si fueran los únicos determinantes de la verdad. El Cuerpo Gobernante se ha asociado con ladrones y asesinos. Su verdad es como cerveza diluida con agua. Aunque expresen constantemente su amor puro por las ovejas, este es como escoria espumajosa.
Sin duda, esa es la razón por la que Jehová inspiró a Isaías a escribir lo siguiente: “¡Mira cómo la ciudad fiel se ha convertido en una prostituta! Estaba llena de justicia; la rectitud se alojaba en ella, pero ahora solo hay asesinos. Tu plata se ha convertido en escoria y tu cerveza está diluida con agua. Tus príncipes son tercos y cómplices de los ladrones. A todos ellos les encantan los sobornos y van en busca de regalos. No le hacen justicia al huérfano y nunca atienden el caso legal de la viuda” (Isaías 1:21-23).