Si Jesús fue ejecutado en un madero de tormento, con las dos manos juntas sobre su cabeza, ¿Por qué Juan 20:25 dice: “  Si no veo en sus manos la señal de los clavos “? ¿No nos indica  esto que hubo más de un clavo usado para sus manos?

En realidad la pregunta no es si Jesús fue ejecutado en una estaca. La Biblia dice francamente que lo fue. La confusión existe porque el significado de la palabra griega original ha cambiado con el tiempo. Se reconoce en general, sin embargo, que la palabra griega “stauros ” significaba una estaca o madero. Otra palabra griega – ” xylon ” – significa árbol.

El sentido común  nos dicta que se trataba de un simple poste vertical sin largueros. Cabe señalar que algunas veces los romanos ejecutaron a cientos de personas al mismo tiempo empalándolos. ¿Pero por qué complicarse la vida conectando una viga transversal cuando una sola estaca derecha serviría para el mismo fin? Sobre todo este hecho es  relevante si tenemos en cuenta la labor que implica el uso de las herramientas de aquel tiempo para cortar un árbol lo suficientemente grande como para proporcionar dos  estacas  de longitudes iguales, además mirar que la longitud fuese adecuada y cincelar un hueco en una o ambas vigas con el fin de unirlas, todo a mano. Eso no tiene ningún sentido.


La Biblia no dice cómo fue clavado Jesús en el madero. Los cuatro evangelios dicen simplemente que lo clavaron en el madero. Por lo tanto, se deja a la imaginación el cómo.  En la mayoría de las representaciones artísticas,  Jesús es  ilustrado con una mano sobre la otra y con un clavo que las unía. Incluso la Watchtower  ilustra  a Jesús colgado en un madero con una mano sobre la otra.


Se podría  asumir que existe alguna base bíblica para esta representación común. Pero no la  hay. Una vez más, los cuatro evangelios se limitan a indicar que Jesús  fue tomado y clavado en un  madero. Es totalmente creíble, sin embargo, que Jesús fue clavado en el madero con una mano en un lado  y la otra en otro lado, con un clavo para cada mano.

Para aquellos que no estén familiarizados con el libro, Las Dos Babilonias, que fue escrito por Alexander Hislop hace más de 150 años, este  entra en gran detalle al revelar el origen pagano, no sólo de la cruz, sino de  la mayoría de lo que pasa en el cristianismo. No es una lectura fácil y a Hislop se le suelta un tornillo cuando se adentra en lo que tiene que ver con profecías, pero este libro revela la conexión asombrosa que tiene la Iglesia Católica Romana con la misteriosa Babilonia de la antigüedad.