Alguien me envió por correo electrónico un breve video de Stephen Lett quien es miembro del Cuerpo Gobernante dando una conferencia a la familia Betel acerca de los apóstatas y sus mentiras.

Primero, no sé por qué alguien objetaría la palabra “permisivo”. ¿Ha sido la Watchtower permisiva con los pedófilos? Bueno, cuando la Watchtower prohíbe a los ancianos ponerse en contacto con la policía o cooperar con ella si se informa de un crimen contra un niño, ¿no es eso permitir que lo que ha hecho un pedófilo quede impune y en silencio? Por supuesto que sí. Cuando las víctimas de abuso infantil son amenazadas con acciones judiciales si se atreven a decir una sola palabra contra los delitos cometidos en su contra, ¿no es eso ser permisivo con los pedófilos? ¡Claro que sí! Cuando las congregaciones son mantenidas deliberadamente en la oscuridad con respecto a un pedófilo que se halla en medio de ellas, ¿no es eso ser permisivo con los pedófilos? De nuevo, claro que sí, por supuesto.

Bill Bowen dijo una vez que la Organización es un paraíso para los pedófilos. Él estaba en lo correcto. A los pedófilos les gusta moverse en ambientes donde hay niños y adultos que son ingenuos o permisivos, tal como los Boy Scouts (que recientemente se declararon en bancarrota debido a demandas derivadas de ser permisivos con los pedófilos) y los testigos de Jehová.

En segundo lugar, Lett asegura que son los apóstatas quienes hacen estas acusaciones falsas. La pregunta es: ¿Quiénes son los verdaderos apóstatas? Un número incontable de testigos de Jehová se ha enfermado espiritualmente y ha tropezado a causa de la extrema hipocresía y desafuero de Betel. Dejar la Organización no lo convierte a uno en apóstata. Podríamos decir que algunos ex testigos de Jehová no son permisivos con la Watchtower. No permiten que el Cuerpo Gobernante se salga con la suya con mentiras, como las que ha proferido Stephen Lett.

Los verdaderos apóstatas se encuentran en posiciones encumbradas. Pablo predijo que se produciría una apostasía justo antes del regreso de Cristo. No deberíamos suponer que aquellos que abandonan la congregación puedan provocar una apostasía de la totalidad de la Organización. En Jeremías 23:15, Jehová revela la fuente real de la apostasía: “Por lo tanto, esto es lo que dice Jehová de los ejércitos contra los profetas: ‘Voy a hacer que coman ajenjo y voy a darles de beber agua envenenada. Porque los profetas de Jerusalén han esparcido la apostasía por todo el país’”.

Los profetas de Jerusalén son los portavoces de la congregación. ¿No afirma el Cuerpo Gobernante servir como el portavoz de Dios? Y, como grupo, ¿no se designan a sí mismos con títulos de profetas tales como clase Juan, Ezequiel, Jeremías, etc.?

El capítulo 32 de Isaías tiene que ver con el regreso de Cristo, el rey que gobierna con rectitud. Y en armonía con lo que dijo Pablo con respecto a la apostasía y la revelación del hombre del desafuero a quien Cristo eliminará con su manifestación, Jehová expresa lo siguiente a través de Isaías: “Al insensato ya no se le llamará generoso, y al hombre sin principios no se le llamará noble; porque el insensato dirá tonterías y su corazón tramará cosas malas, para promover la apostasía y decir falsedades contra Jehová, para hacer que el hambriento se quede sin comer y dejar al sediento sin nada que beber. Las tácticas del hombre sin principios son malas; él promueve un comportamiento vergonzoso para arruinar al afligido con mentiras, aun cuando el pobre tiene razón en lo que dice”.

¿No consideran actualmente los testigos de Jehová a hombres como Stephen Lett nobles que hablan con la verdad o fieles y discretos? ¿No elogian los testigos de Jehová al Cuerpo Gobernante por ser tan generoso? Y, sin embargo, Stephen Lett es un mentiroso descarado que promueve desvergonzadamente la persecución de víctimas de abuso infantil.

Al menos por la palabra de Dios sabemos que cuando Jesucristo, el rey de rectitud, tome el poder, ya no habrá más permisividad para los apóstatas que están dentro de la organización de Jehová. Estos serán echados a la oscuridad de afuera, donde llorarán y crujirán los dientes a la espera de ser arrojados en el horno de fuego de la destrucción eterna.