Este artículo fue publicado originalmente en noviembre de 2011. Ha sido revisado y modificado.
Aparte de Israel y Judá, ninguna otra nación aparece tan destacada en la Biblia como Egipto. Incluso antes de que Dios diera vida a Israel, Egipto existía como una gran nación.
El padre de todos los que tienen fe, Abrahán, junto con Sarai, su hermosa esposa, una vez buscaron alivio de una hambruna en Canaán yendo a Egipto. Su descendencia también lo hizo. De hecho, el bisnieto de Abraham, José, fue designado por Jehová para ser el administrador de los alimentos de todo Egipto, lo cual, por supuesto, al final llevó a que los israelitas se convirtieran en un pueblo numeroso mientras eran esclavos en Egipto durante el transcurso de cuatro siglos. Durante los cientos de años posteriores al gran éxodo, en ocasiones los israelitas sin fe buscaron seguridad en Egipto. E Incluso Jesús, cuando era niño, fue llevado a Egipto después de que el ángel de Jehová le ordenó a José que escondiera a su familia allí hasta que muriera el asesino Herodes, cumpliendo así una profecía.
Por lo tanto, Egipto sirvió tanto como un benefactor como una trampa para el pueblo de Dios.
Debido a que esta nación es parte integral de la historia del desarrollo del propósito de Dios en relación con los hijos de Abrahán, Egipto es una pieza prominente del rompecabezas profético.
Sin embargo, aquellos que no están familiarizados con la simbología de las profecías bíblicas podrían llegar a pensar que las naciones mencionadas en ellas son las mismas que las naciones originales. Pero no es así como funciona. Por ejemplo, como bien saben todos los testigos de Jehová, la moderna nación de Israel con armas nucleares que nació en 1948 no es el Israel de las profecías del “fin de los tiempos”. El Israel carnal dejó de ser la nación de Dios cuando surgió el cristianismo, particularmente cuando se invitó a los no judíos a servir a Cristo. En última instancia, Dios demostró que había abandonado a Jerusalén para siempre cuando los ejércitos romanos destruyeron la ciudad y el templo, tal como Jesús había predicho. De igual forma, las diversas naciones de las profecías tienen relevancia en conexión con su relación con el Israel cristiano de Dios.
Para ilustrar ese hecho, Egipto es sin duda la cabeza gobernante original de la simbólica bestia salvaje del Apocalipsis, la cual Cristo y los santos destruirán en la batalla de Armagedón, que pondrá fin al mundo. Por esa razón, Ezequiel 32: 2 describe apropiadamente a Egipto como “un león joven y fuerte”. De igual manera, el mismo versículo describe a Egipto como “un monstruo marino”. Los estudiantes de la Biblia probablemente recordarán la similitud con la monstruosidad compuesta de Apocalipsis que surge del mar y tiene siete cabezas, todas con la boca de un león.
Significativamente, “Egipto” también aparece en la profecía del rey del norte y del sur durante el tiempo del fin, mucho después de que la tierra del Nilo dejara de ser una nación dominante en el escenario mundial. Esta nación fue el rey original del sur después de la desintegración del extenso imperio de Alejandro tres siglos antes de la era cristiana, por lo que luego se convierte en un símbolo del rey del sur más adelante en la profecía. Además, se dice que los dos testigos de Apocalipsis son asesinados durante el día del Señor en la “ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto”, donde Jesús también fue ejecutado. Cristo, como todos saben, no fue literalmente asesinado en Egipto, ni tampoco fue asesinado por los egipcios. Esto ayuda a establecer el hecho de que las naciones antiguas tienen un significado profético, o como dice Apocalipsis, un “sentido espiritual”.
Así es, la profecía del capítulo 19 de Isaías comienza con estas palabras: “Esta es una declaración contra Egipto: ¡Miren! Jehová va montado en una nube veloz y entra en Egipto. Los dioses inútiles de Egipto temblarán ante él, y el corazón de Egipto se derretirá en su interior”.
Se nos indica que cuando llegó el momento de liberar a los israelitas de la esclavitud en Egipto, Jehová entró en juicio con los muchos dioses de esa nación. Por ejemplo, los egipcios adoraban a Ra, el dios sol. Así que Jehová no dejó ver la luz del sol durante tres días; de hecho, aniquiló a Ra. Hapi era el dios egipcio del Nilo; por lo tanto, Jehová convirtió el río en sangre por unos días. Kuk era un dios de la oscuridad con cabeza de rana; por consiguiente, Jehová hizo que Kuk se volviera loco, ya que la tierra se llenó de ranas viscosas. Nefertum era el dios de la curación, pero fue humillado cuando Jehová hirió a los egipcios con dolorosos forúnculos. Isis, la diosa de la magia, demostró ser un fraude cuando sus sacerdotes no pudieron replicar el milagro de Moisés de hacer que el polvo se convirtiera en enjambres de jejenes, ya que se vieron obligados a admitir que era “el dedo de Dios” quien había causado esa plaga.
No obstante, los demonios —la fuerza invisible detrás de los dioses y diosas de Egipto en ese entonces— todavía engañan a las naciones. (Curiosamente, después de que la cristiandad se convirtió en la religión oficial del Imperio romano, esta adoptó gradualmente la trinidad de Babel, la cual también fue parte fundamental de la mitología egipcia y era promovida en forma de numerosas tríadas, siendo la más prominente la conformada por Osiris, Isis y Horus, su hijo).
Por consiguiente, el que Jehová lleve su carro de guerra a Egipto sobre las turbulentas nubes del cielo no solo anuncia el juicio sobre la nación y su pueblo, sino también, en última instancia, el juicio de sus dioses demoníacos. Tal como lo señala Jeremías 10:11: “Los dioses que no hicieron ni los cielos ni la tierra desaparecerán de la tierra y de debajo de estos cielos”. ¡No es de extrañar que el corazón de Egipto se derretirá de terror!
Según el libro de Apocalipsis, la toma del poder por parte de Cristo en los cielos inicia una guerra en el mundo espiritual, la cual termina con la expulsión de las regiones celestiales de los dioses demoníacos de este mundo. Tras su confinamiento en esta esfera terrenal, ellos orquestan una conflagración que acaba con el líder gobernante de su propio sistema financiero y político bestial. En ese sentido, entonces, el juicio comienza con los dioses de este mundo.
Así como Jesús indicó que la Ley y los Profetas fueron hasta Juan (el Bautista), secundariamente, o mejor dicho, principalmente, los Profetas son hasta la segunda venida de Jesucristo. En realidad, el juicio de Jehová sobre Egipto encontrará su máxima expresión cuando Cristo venga en gloria para llevar a cabo las decisiones judiciales de Dios contra todas las naciones, comenzando por la nación junto al Nilo. Ese es el mensaje codificado proféticamente que contiene el capítulo 19 de Isaías.
SE ACERCA EL DÍA DE JEHOVÁ
El sacerdote y profeta judío Ezequiel redactó una denuncia mucho más extensa que también habla de la caída de “Egipto” durante el sombrío período de juicio designado en las Escrituras como el día de Jehová. Por eso se le dijo a Ezequiel que profetizara: “Laméntense así: ‘¡Ay, el día ya viene!’. Porque el día está cerca, sí, está cerca un día de Jehová. Va a ser un día de nubarrones, un tiempo fijado para las naciones. Una espada vendrá contra Egipto, y el pánico se apoderará de Etiopía cuando en Egipto la gente caiga muerta, cuando sus riquezas sean tomadas y sus cimientos demolidos. Etiopía, Put, Lud y todos los de las demás naciones, y Cub junto con los hijos de la tierra del pacto, todos caerán a espada” (Ezequiel 30:1-5).
“De esto, correctamente, ¿a qué conclusión llegamos? A la conclusión de que el ‘cedro del Líbano’, que en el día del profeta Ezequiel representó a ‘Faraón el rey de Egipto y . . . su muchedumbre’, representa algo más grande hoy día. Representa al sistema de cosas mundial en el cual los factores gobernantes políticos gobiernan a todas las naciones terrestres” (w77 1/10, págs. 588 – 593, párr. 20).
Por ende, la pregunta a considerar ahora es la siguiente: ya que es indiscutible que “Egipto” se usa en un sentido espiritual, ¿qué simboliza? La Watchtower ha afirmado durante mucho tiempo que “Egipto” simplemente simboliza a todo el sistema político global compuesto por una mezcolanza de varios tipos de gobiernos nacionales. Sin embargo, si eso fuera cierto, ¿por qué la profecía de Ezequiel describe a la nación de Egipto como más grande que todas las demás? ¿Y cómo sería posible que la caída repentina del cedro egipcio conmocione a todas las naciones del mundo si “Egipto” las representa a todas? Tenga en cuenta también que las profecías no dicen que “Egipto” será destruido, solo que será entregado a un amo duro. Así que, ¿quién es ese amo duro al que Egipto se verá obligado a someterse? Betel llega tan lejos al decir que Jesucristo es el tirano de las naciones ante las cuales el “Egipto” moderno se verá obligado a inclinarse. Increíblemente, esto es lo que dice la revista La Atalaya del 1 de octubre de 1977:
“En vista de eso, pues, para cortar al simbólico ‘cedro del Líbano’ que todavía domina a la tierra, ¿quién será el instrumento de Jehová que hará un trabajo como el del ‘déspota de las naciones’, o los ‘extraños, los tiranos de las naciones’, allá en el día del profeta Ezequiel? No serán los testigos cristianos de Jehová, que hoy ascienden a solo unos dos millones de individuos esparcidos en 210 países alrededor del globo terráqueo. Ellos no son despóticos, no son tiránicos y no infunden terror en el corazón de la gente, por lo cual reciben persecución franca como minoría impotente, indefensa. Jehová no usará un instrumento terrestre endeble, sino un poderoso instrumento celestial. El instrumento de Jehová es el glorificado Jesucristo y sus ejércitos de ángeles celestiales. Los políticos sagaces de la actualidad quizás se rían ante tal idea” (w77 1/10, págs. 594 – 602, párrs. 13, 14).
Contradictoriamente, la Watchtower enseña al mismo tiempo que el “Egipto” que aparece en Daniel 11:42, 43 representa a los Estados Unidos, o más correctamente, al dúo angloamericano, el cual supuestamente se vio sometido a la ahora inexistente URSS durante la Guerra Fría. Empero, ¿no deberían las interpretaciones de esta profecía armonizar con otras profecías, sin mencionar la realidad histórica?
Irónicamente, la interpretación de la Organización de “Egipto” como el rey estadounidense del sur es reveladora. No obstante, como tantas otras interpretaciones de la Sociedad, el tiempo no es el adecuado. Hay numerosos artículos en este sitio que presentan evidencia que demuestra que el “tiempo del fin” —también conocido como la “conclusión del sistema”— no comenzó en 1914. Siendo ese el caso, el rey del norte aún no ha subyugado a su rival. (Hasta ahora, aquellos que dirigen a los testigos de Jehová se ha negado a reconocer que el rey del sur no existirá cuando Miguel se enfrente al rey del norte. Para más información, lea el capítulo 13 del libro Jehová mismo ha llegado a ser rey en www.testigosdejehova.info).
En cuanto al derrocamiento de “Egipto”, lo cual simboliza la caída de los Estados Unidos, en octubre de 1996 me vi obligado irresistiblemente a leer una y otra vez, durante años, a todos los profetas, comenzando por los capítulos de la mitad de Ezequiel. Fue en ese entonces cuando me di cuenta de que el Egipto de las profecías simboliza a los Estados Unidos. Eso se hizo evidente, no solo debido al hecho de que el juicio de Egipto se produce durante el día de Jehová, sino principalmente debido a la descripción que los profetas hacen de Egipto mismo. Por ejemplo, “Egipto” es representado como un gran árbol, que proyecta una sombra protectora sobre la tierra bajo la cual los pueblos anhelan vivir. Durante varios siglos, Estados Unidos ha defendido la libertad y la prosperidad, dando oportunidades a las masas de pocos recursos, pero con muchos deseos de trabajar, para que acudan a sus acogedoras costas. Y así como la antigua tierra del Nilo era un granero para las naciones circundantes, los Estados Unidos también lo son.
(Mi investigación original fue compartida exclusivamente con la Sociedad Watchtower, sin embargo, cuando se hizo patente que no tenían ningún interés en reconsiderar sus viejas y absurdas interpretaciones de las profecías, en 2002 comencé a publicar en Internet. Luego, numerosos ensayos que escribí acerca del tema fueron reelaborados e incluidos en el libro Jehová mismo ha llegado a ser rey. El capítulo titulado “La caída de los Estados Unidos de América” da una explicación exhaustiva de la conexión entre Egipto y la nación más poderosa del mundo).
Así que, habiendo señalado ya que Egipto simboliza a los Estados Unidos, ¿qué anuncia lo siguiente para el futuro de las naciones más grandes que jamás han existido: “‘Haré que egipcios se vuelvan contra egipcios, y pelearán unos contra otros, cada uno contra su hermano y su vecino, ciudad contra ciudad, reino contra reino. Y el espíritu de Egipto quedará desconcertado en su interior, y yo trastornaré sus planes. Ellos acudirán a los dioses inútiles, a los encantadores, a los médiums y a los adivinos. Entregaré a Egipto en manos de un amo cruel, y un rey despiadado los gobernará’, afirma el Señor verdadero, Jehová de los ejércitos”?
Hace unos años parecía imposible que los Estados Unidos de América pudieran volver a caer en una guerra civil. No obstante, desde la improbable elección de Donald Trump, las fuerzas globalistas han estado en contra del audaz presidente que se atrevió a prometer que haría grande a los Estados Unidos de nuevo. Estas han desplegado una serie de anarquistas que juran establecer la justicia. Se informa (no en los principales medios de comunicación) que algunos de los líderes extremistas han sido entrenados en campamentos terroristas en el extranjero para dirigir las turbas. Sin duda, el odio contra Trump es solo una fachada. Los revolucionarios pretenden destruir a los Estados Unidos y marcar el comienzo de un estado comunista.
Siempre ha habido una división racial subyacente y los autores intelectuales de la City de Londres y sus medios de comunicación han pintado al presidente como un racista con el propósito de explotar esa línea divisoria. Es aún más inquietante que haya un número creciente de milicias dotadas de armas que están convencidas de que una insurrección armada es necesaria para salvar a su país de la tiranía. En el período previo a las elecciones de 2020, se compraron unos 17 millones de armas. Estados Unidos es ahora un campo armado y solo se necesitará una chispa para iniciar una guerra. Efectivamente, el Rey de los cielos ha decretado que “Egipto” será entregado “en manos de un amo cruel”.
¿QUIÉN ES EL AMO CRUEL?
Desde que las 13 colonias se separaron del Imperio británico y establecieron una nación soberana independiente de los amos coloniales europeos, la Corona ha trabajado sin descanso para destruir, socavar y subvertir a los Estados Unidos y a cualquier nación que haya tratado de emular el modelo estadounidense. Después de que Lincoln derrotó a la Confederación de estados esclavistas patrocinada por Londres en la guerra civil, los lores de Londres se dieron cuenta de que Estados Unidos se había vuelto demasiado poderoso para derrotarlo militarmente. Por lo tanto, ellos idearon una nueva estrategia.
El Imperio inventó un plan para hacerse cargo de las finanzas de los Estados Unidos. La primera etapa fue implementada en 1913 cuando se instituyó el Banco de la Reserva Federal de propiedad privada a plena noche. (Curiosamente, el billete de la Reserva Federal (el dólar) está adornado con símbolos esotéricos tomados de Egipto: el ojo que todo lo ve de Horus y la pirámide).
Otro acontecimiento tuvo lugar en 1973 cuando se eliminó el sistema de tipo de cambio fijo de Breton Woods. Eso permitió que el valor de la moneda de una nación quedara bajo el control de especuladores. Después, la decisión de desregularizar el sistema financiero mundial a finales de los 90 abrió la puerta para que el fraude masivo y el saqueo financiero se convirtieran en negocios habituales.
Para tener una mejor idea de quién será el amo cruel, eche un vistazo a lo que está sucediendo en Europa en este momento. Tras la disolución de la Unión Soviética, Londres estaba decidido a no permitir que una Alemania reunificada dominara Europa, por lo que el Tratado de Maastricht y la Unión Europea fueron ideados como un medio para encadenar a las naciones improductivas a la potencia alemana. Se impusieron numerosas restricciones económicas a todas las naciones. Ahora que ese sistema se está desmoronando, ¿qué está ocurriendo? Las naciones anteriormente democráticas y soberanas se están convirtiendo en nada más que satrapías.
Empero, los amos financieros se enfrentan a la innegable realidad de que su sistema monetario ha llegado a su fase terminal. Los países deudores y los propios bancos están en quiebra. Sin embargo, eliminar la deuda es impensable. No, ahora se habla de que es inminente un “gran reinicio económico”. No debemos suponer que los banqueros rapaces que ya han chupado la sangre de las naciones van a ser generosos con el hombre común. La deuda es el medio por el cual lograrán la esclavitud del planeta entero.
Desde la grave crisis de 2008-2009, los bancos centrales han llevado los costos de endeudamiento de los bancos y los especuladores a casi cero con el fin de volver a inflar la burbuja que estalló. En septiembre de 2019, la burbuja volvió a estallar. Aunque se desconoce y ningún insider se atreverá a decir qué banco, a juzgar por la operación de recompra repentina de emergencia que comenzó entonces, uno de los bancos demasiado grandes para quebrar se fue a la ruina. Lo que comenzó con unos pocos miles de millones de dólares por día creció y creció a cientos de miles de millones por día a principios de 2020. Luego, vino la pandemia y billones de dólares fueron inyectados al sistema financiero en quiebra. Wall Street está alcanzando máximos históricos mientras que las pequeñas empresas están siendo aplastadas.
Al saber que el fin del dinero está cerca, la City de Londres ha dado la orden de tirar el sistema industrial a la basura con el pretexto de salvar al planeta del dióxido de carbono. Es lo que conocemos como el Green New Deal. No es coincidencia que todas las almas de la tierra exhalen dióxido de carbono.
Ahora es evidente que el “amo cruel” de la profecía es la oligarquía financiera, las mismas familias oligárquicas y círculos bancarios que se han alineado con la Corona y el Imperio británico durante siglos.
Un presidente manipulable es lo que la City de Londres ha ordenado para que entregue las llaves de la nación que alguna vez fue la más rica del mundo.
“TODOS LOS TRABAJADORES A SUELDO ESTARÁN DESCONSOLADOS”
El Nilo es el río más largo del mundo. Era el elemento vital de Egipto, la base de la civilización que prosperó a sus orillas durante siglos. En el juicio contra esta nación, Dios decreta que secará su río y sus canales. Esta sería una calamidad económica sin precedentes. Isaías 19:5-10 predice: “El agua del mar se secará, y el río se consumirá y quedará seco. Y los ríos apestarán; los canales del Nilo de Egipto se irán agotando y se secarán. Las cañas y los juncos se pudrirán. Se secarán las plantas a la orilla del río Nilo, junto a su desembocadura, y todas las tierras sembradas a lo largo del Nilo. Todo se lo llevará el viento y dejará de existir. Los pescadores estarán de duelo, los que echan anzuelos en el Nilo se lamentarán, y los que extienden sus redes en el agua serán cada vez menos. Los que trabajan el lino peinado y los que producen tela blanca en los telares serán avergonzados. Sus tejedores se sentirán aplastados; todos los trabajadores a sueldo estarán desconsolados”.
El que Dios haya hecho que el río se secara es cuestionable. Cualquiera que sea el caso, no obstante, dado que los egipcios dependían totalmente del río para su sustento, el secado del Nilo, incluso de manera ilustrativa, sería un desastre. Y, puesto que Egipto era un exportador de cereales, una mala cosecha afectaría a los pueblos que dependían de ellos.
Pero ¿qué podría significar esto para el Egipto Mayor?
El Green New Deal, si se llegara a implementar, destruiría la producción agrícola y convertiría al antiguo granero del mundo en un desierto empobrecido.
Es algo asombroso de contemplar. Nunca en la historia del mundo se había inducido a los líderes de una nación tan grande a autodestruirse. Aunque la destrucción total aún no se ha convertido en una realidad, indudablemente el proceso que ha llevado a los Estados Unidos de ser el mayor acreedor del mundo a ser el mayor deudor en una generación y ha convertido una potencia industrial que alguna vez fue próspera en un barco viejo, oxidado y hueco ha llegado al punto donde el colapso es inevitable.
En vista de que los mismos hombres encargados de proteger a la nación son los responsables de su caída, Jehová los reprende diciéndoles: “Los príncipes de Zoan son unos tontos. Los consejeros más sabios del faraón dan consejos irrazonables. ¿Cómo pueden ustedes decirle al faraón ‘Yo soy descendiente de sabios, descendiente de antiguos reyes’? Entonces, ¿dónde están tus sabios? Que ellos te digan lo que Jehová de los ejércitos ha decidido acerca de Egipto, si es que lo saben. Los príncipes de Zoan se han portado como unos tontos; los príncipes de Nof han sido engañados; Egipto ha sido descarriada por los jefes de sus tribus. Jehová ha derramado sobre ella un espíritu de confusión; y ellos han hecho que Egipto se descarríe en todo lo que hace, como un borracho que se tambalea sobre su vómito. Y Egipto no tendrá nada que hacer, ni la cabeza ni la cola, ni el brote ni el junco”.
“Descarriado” es un término que describe adecuadamente a Estados Unidos. Ha perdido su visión. Ha olvidado su misión histórica de repudiar al Imperio. Actualmente, está a punto de ser esclavizado por el mismo enemigo al que podría haber derrotado fácilmente. Efectivamente, la nación ha sido confundida. Y dada la implacable propaganda, comenzando con las noticias falsas acerca de Rusia, y así, una mentira tras otra, verdaderamente los príncipes políticos han sido engañados para destruir su propia nación.