En septiembre de 2022, se cumplen exactamente 20 años desde que comencé a publicar artículos en e-watchman.com. Durante las últimas dos décadas, se han publicado más de 1200 artículos. También hay versiones del sitio en eslovaco, holandés y español, como esta. A medida que crecía la colección de artículos, me sugirieron que escribiera un libro. La primera edición de Jehová mismo ha llegado a ser rey fue publicada en 2005 y luego publiqué otras dos. Este libro ha sido traducido a 6 idiomas. Asimismo, también he utilizado la Internet para publicar podcasts y videos, e incluso he transmitido mi mensaje por medio de la radio. ¿Pero por qué y para qué?

Hace aproximadamente un cuarto de siglo, Jehová me abrió los ojos para que comprendiera las profecías bíblicas de una manera única. Es cierto que es un proceso continuo, pero este inició con fuerza durante un intenso maratón de lectura de la Biblia que duró meses. No obstante, ¿quién me dio la autoridad para denunciar a la Watchtower en términos tan duros o hablar en el nombre de Jehová acerca de lo que sucederá en el futuro cercano? “¡El león ha rugido! ¿Quién no tendrá miedo? ¡El Señor Soberano Jehová ha hablado! ¿Quién no profetizará?” (Amós 3:8). He oído rugir al león desde lejos. Así que no tengo más remedio que profetizar.

Para ser claro, originalmente fui instruido por la Watchtower y educado por el programa promovido por los testigos de Jehová. Serví como anciano, fui precursor con frecuencia, dirigí más de 100 estudios bíblicos a personas interesadas y quería ser superintendente de circuito, pero Jehová tenía otra asignación para mí.

La educación espiritual que recibí no solo me ha proporcionado el fundamento doctrinal en el cual me baso, sino que es la plataforma sobre la cual he servido como centinela. Es por esa razón que aquellos que no son testigos de Jehová no pueden entender fácilmente lo que declaro. Y, por supuesto, los testigos de Jehová tampoco pueden aceptar mi mensaje, no porque sea incomprensible para ellos, sino debido a su confianza primordial en aquellos que dirigen su organización.

El Cuerpo Gobernante hábilmente ha programado a aquellos bajo su influencia para que rechacen de plano cualquier mensaje basado en la Biblia que no provenga de ellos. Sin embargo, lo que eso en realidad significa es que han querido protegerse de la reprensión de Dios que se encuentra en las Escrituras. Siendo realistas, no es razonable esperar que consientan en ser identificados como los “dictadores de Sodoma” o los “profetas estúpidos” a quienes Jehová denuncia en los libros de Isaías y Ezequiel, respectivamente. Obviamente, no se puede reconocer que el hombre que desafía la ley está dentro de la organización. 

Como centinela, lo que presento no es algo que me haya enseñado algún hombre, ni he sido impelido a consultar con otros para determinar la veracidad de lo que entiendo que es la verdad. No necesito la aprobación de un comité de enseñanza o de un comité de redacción o de algún ser humano. Tengo motivos suficientes para creer que he sido impulsado por el espíritu de unción de Dios.

Me presento ante Dios y es mi Dios quien me reprende. ¿No es esa la posición que tomó Habacuc como centinela de Jehová? “Me mantendré de pie en mi puesto de guardia y me colocaré sobre la fortificación. Me mantendré vigilante para ver lo que él dirá por medio de mí y lo que responderé cuando se me reprenda” (Habacuc 2:1).

Una de las cosas que el Señor me reveló desde el principio es el significado de Egipto en las profecías. Egipto continuó como nación mucho después de que Jehová lo devastó justo antes del éxodo. Cuando Babilonia era el imperio reinante, Egipto existía como un impedimento para la meta de dominación total de Nabucodonosor. Dios utilizó a Babilonia como su mazo para aplastar a las naciones, incluyendo a Egipto, su pueblo y la ciudad sobre él había colocado su nombre: Jerusalén. 

En el capítulo 19 de Isaías, no se menciona a los caldeos. Es Jehová quien provoca la caída de Egipto. Imagínese lo siguiente en su mente a medida que el cielo se vuelve ominosamente oscuro. Se avecina una tormenta, una gran tempestad: “¡Miren! Jehová va montado en una nube veloz y entra en Egipto. Los dioses inútiles de Egipto temblarán ante él, y el corazón de Egipto se derretirá en su interior” (Isaías 19:1).

Tenga en cuenta que esta profecía fue declarada más de 1000 años después de que Jehová trajera las 10 plagas sobre las tierras del faraón. Pero hay algo más grande que la caída de Egipto en esta profecía, lo cual es evidente por lo que se dice en los versículos 19 y 20: “Ese día, habrá un altar para Jehová en medio de la tierra de Egipto y una columna para Jehová en su frontera. Servirá como señal y testimonio para Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque le suplicarán a Jehová a causa de los opresores, y él les enviará un salvador, un gran salvador, que los salvará”.

No hay registro de que Dios haya enviado un salvador para rescatar a su pueblo que había huido a Egipto para escapar del gigante caldeo. Todo lo contrario, de hecho. Por medio de Jeremías, Jehová les advirtió específicamente a los judíos que no huyeran a Egipto en busca de refugio: “entonces presten atención a las palabras de Jehová, oh, resto de Judá. Esto es lo que dice Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘Si ustedes están totalmente decididos a ir a Egipto y se van a vivir allá, entonces esa espada a la que le tienen miedo los alcanzará allá en la tierra de Egipto, y esa hambre a la que ustedes temen los seguirá a Egipto, donde morirán. Y todos los hombres decididos a ir a Egipto para vivir allá morirán por la espada, el hambre y la peste. Ninguno de ellos sobrevivirá ni escapará de la calamidad que voy a mandarles’” (Jeremías 42:15-17). 

Así que la pregunta para los estudiosos de la Biblia es esta: ¿en qué sentido envió Dios un salvador a su pueblo que estaba buscando refugio en Egipto? Dado que Jehová había decretado que los que huyeran a Egipto serían exterminados debido a su desobediencia y falta de fe, obviamente, la profecía registrada en el capítulo 19 de Isaías no pudo haberse cumplido en tiempos antiguos.

Aunque hay mucho que decir acerca de esta profecía, en aras de la brevedad, Egipto representa a la nación líder del mundo antes del tiempo del fin, es decir, a los Estados Unidos de América. Es esta gran nación la que Jehová entregará a un amo cruel, tal como se indica en el versículo 4: “‘Entregaré a Egipto en manos de un amo cruel, y un rey despiadado los gobernará’, afirma el Señor verdadero, Jehová de los ejércitos” (Isaías 19:4).

A este rey despiadado se le conoce en las profecías de Daniel como el “rey de aspecto feroz”. No debe pasarse por alto el hecho de que Daniel también nos muestra que durante el tiempo del fin el rey del norte subyugará a “Egipto”, un símbolo del rey del sur.

Incluso ahora mismo, parece que el espíritu de Jehová está descendiendo sobre la nación, llevándola al desconcierto y a sus líderes a la confusión. ¿Qué más puede explicar la locura en la que parece haberse sumido el país? ¿Quién es el enemigo? ¿Es Rusia? No, es a China a quien debemos temer. No, espera, ¡es Irán! No, son los marxistas entre nosotros. ¡Es Bill Gates y los traficantes de vacunas! No, es Rusia. Y por eso debemos dar miles de millones de dólares a Ucrania para apoyar a los nazis en la lucha contra Putin. No importa que los nazis hayan publicado una lista negra de periodistas y líderes políticos estadounidenses, debemos apoyarlos. Y así siguen, actuando de forma extraña, confusa y contradictoria, donde unos piensan de una manera y otros de otra, dividiendo y arruinando cada vez más a la nación, mientras que la élite continúa con su plan de destrucción y dominio absoluto. 

Jehová mismo ha decretado que así sea, así que no hay nada que nadie pueda hacer al respecto: “Entonces, ¿dónde están tus sabios? Que ellos te digan lo que Jehová de los ejércitos ha decidido acerca de Egipto, si es que lo saben. Los príncipes de Zoan se han portado como unos tontos; los príncipes de Nof han sido engañados; Egipto ha sido descarriada por los jefes de sus tribus. Jehová ha derramado sobre ella un espíritu de confusión; y ellos han hecho que Egipto se descarríe en todo lo que hace, como un borracho que se tambalea sobre su vómito. Y Egipto no tendrá nada que hacer, ni la cabeza ni la cola, ni el brote ni el junco” (Isaías 19:12-15).

Mientras tanto, el presidente títere, gravemente discapacitado, del que se rumorea que recibe dosis de Adderall cuando aparece ante las cámaras para leer un teleprónter, acaba de declarar que las decenas de millones de seguidores del presidente anterior son la mayor amenaza para la democracia. ¡Aquellos que exhiben con orgullo su rojo, blanco y azul, cuyo lema patriótico es “hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”, ahora son enemigos de la nación! Lo más irónico es que decenas de miles de estadounidenses ahora considerados enemigos del Estado se ofrecieron como voluntarios para unirse a varias ramas de las fuerzas armadas para proteger al país de enemigos extranjeros. Qué mal para ellos que no se les permita defenderse de los enemigos domésticos. Hay algo muy perverso detrás de todo esto. Curiosamente, y de forma por demás inquietante, la Watchtower ha insinuado tener el mismo sentimiento: el “barro” simbólico que representa a la gente y sus impulsos patrióticos es el enemigo del gobierno.

A estas alturas, incluso se habla de una guerra civil. Ciertamente parece como si poderosos actores detrás de escena estuvieran trabajando para iniciar una conflagración con el fin de aplastar y capturar a la nación que se estableció originalmente como un experimento único con un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. ¿Qué presagia lo siguiente sino una guerra civil? “Haré que egipcios se vuelvan contra egipcios, y pelearán unos contra otros, cada uno contra su hermano y su vecino, ciudad contra ciudad, reino contra reino” (Isaías 19:2).

Entonces, ¿quién es el gran salvador a quien Jehová enviará para rescatar a su pueblo que está destinado a ser oprimido por el amo cruel? Jesús, el Gran Salvador. 

Si usted desea llevarse así sea algo de esta página, sepa que Cristo de ninguna manera regresó y/o comenzó a gobernar en su Reino en 1914. Tampoco es cierto que su parusía sea invisible. Sin embargo, hay muchas razones para creer que su venida como ladrón es inminente. Su llegada sigilosa será anunciada por la impactante caída de la nación más grande de la tierra.