El libro de Apocalipsis contiene señales y símbolos. Entre sus símbolos, se nos presenta a una bestia salvaje de siete cabezas. ¿Qué representa esta monstruosa criatura y por qué debería importarnos?
El Apocalipsis es el último libro de la Biblia por una razón: se basa en muchos textos escritos previamente. Para ilustrar ese punto, el capítulo 12 de Apocalipsis identifica a Satanás, el Diablo, como la serpiente original del Edén. El relato de Adán y Eva se encuentra en Génesis, el primer libro de la Biblia, escrito más de 1500 años antes de Apocalipsis.
El libro de Daniel, compilado más de 500 años antes de Apocalipsis, nos ayuda a interpretar parte de su simbolismo. En un sueño registrado en el capítulo 7 del libro que lleva su nombre, el profeta Daniel visionó una serie de bestias salvajes: una bestia parecía un león, otra parecía un oso y otra parecía un leopardo con cuatro alas.
La bestia de siete cabezas de Apocalipsis es una combinación de esas tres bestias: cuerpo de leopardo, patas de oso y bocas de león.
¿Qué representan esas extrañas criaturas y su combinación?
El libro de Daniel es una serie de profecías que concluyen de la misma manera: el gobierno humano da paso al Reino de Dios. Multitudes de supuestos cristianos descarriados creen que Dios va a destruir la Tierra, no a gobernarla. Pero Jesús enseñó a sus seguidores a orar: «Venga tu reino» y a pedir que la voluntad de Dios se haga en la Tierra como en el cielo. Eso significa que un cambio drástico está destinado a ocurrir.
Mientras Daniel estaba cautivo en Babilonia, Jehová impuso un sueño perturbador en la mente del rey Nabucodonosor. El rey, profundamente perturbado por la visión, no podía recordar lo que había soñado, por lo que emitió un edicto que condenaba a muerte a los hechiceros y magos si no le revelaban el sueño y su interpretación.
Ningún ser humano podía decirle al rey lo que había soñado. Era imposible. Jehová dispuso que solo él pudiera dar la interpretación correcta, la cual se realizó a través de Daniel. Por eso, Daniel le explicó al rey que hay un Dios en los cielos que revela secretos.
El sueño del rey involucraba una imagen colosal compuesta de varios metales. Daniel interpretó que el rey de Babilonia estaba representado por la cabeza de oro. Le seguirían otros cuatro reinos, simbolizados por el pecho y los brazos de plata, luego el abdomen y los muslos de cobre, para finalizar con las piernas de hierro y los pies de hierro y barro. Daniel explicó que Dios le había revelado al rey lo que ocurriría en la parte final de los días.
En conjunto, la imagen representa cinco reinos. Daniel después explicó que una piedra cortada de una montaña, pero no por manos humanas, golpearía la imagen en sus pies y aplastaría todos esos reinos. Daniel reveló que la piedra representa al Reino de Dios y lo que ocurriría en la parte final de los días.
Pero ¿qué simbolizan los otros metales? En el capítulo 8 de Daniel, el profeta tuvo una visión en la que vio dos animales. El primero era un carnero con dos cuernos. El otro era un macho cabrío peludo con un solo cuerno. El macho cabrío corría sin tocar el suelo para luego abalanzarse sobre el carnero y matarlo. El ángel le explicó entonces al profeta el significado de la visión: “El carnero de dos cuernos que viste representa a los reyes de Media y Persia. El macho peludo de las cabras representa al rey de Grecia, y el gran cuerno que estaba entre sus ojos representa al primer rey. En lugar del cuerno que se rompió salieron cuatro. Pues bien, de la nación de este rey saldrán cuatro reinos, pero no tendrán su mismo poder”.
Fiel a las palabras del ángel, Alejandro Magno conquistó rápidamente el reino medopersa. Sin embargo, Alejandro murió inesperadamente y no tuvo un sucesor capaz. En consecuencia, el efímero Imperio griego se dividió en cuatro regiones y fue gobernado por cuatro generales de Alejandro, tal como el ángel había predicho.
Habiendo identificado a los dos sucesores inmediatos de Babilonia, podemos determinar que el pecho de plata representaba al imperio persa, y el vientre y los muslos de cobre simbolizaban el reino de Alejandro y sus cuatro fragmentaciones. ¿Qué hay de las piernas de hierro y los pies de hierro y barro? A Daniel no se le dijo.
No obstante, cuando Juan recibió el Apocalipsis, el ángel le presentó un enigma que nos permitiría identificar al sucesor de Grecia. En Apocalipsis 17:10, el ángel explica: “Hay 7 reyes: 5 han caído, uno es y el otro todavía no ha llegado; pero cuando llegue tiene que quedarse por poco tiempo”.
Primero, preguntemos por qué, en Apocalipsis, el ángel reveló una sucesión de siete reyes, mientras que Dios le reveló a Daniel que habría una serie de cinco reinos que conducirían al advenimiento del Reino de los cielos. La aparente discrepancia se debe a que existieron dos reinos antes de Babilonia en los días de Daniel y, por lo tanto, no fueron incluidos en el sueño de Nabucodonosor. Esos dos imperios fueron Egipto y Asiria. Pero la bestia del Apocalipsis incluye a los dos reinos que existieron antes de Babilonia. Por eso, a Juan se le presentó una bestia de siete cabezas.
Así pues, los cinco reyes que ya habían caído en el primer siglo cuando Juan recibió el Apocalipsis eran Egipto, seguido de Asiria, Babilonia, Persia y Grecia. El que “es” —desde la perspectiva de Juan en el primer siglo— era Roma. Por consiguiente, las piernas de hierro de la imagen de Nabucodonosor representan a Roma. Sin duda, ha habido muchos más imperios a lo largo de la historia, pero estos siete reinos son aquellos que han gobernado al pueblo de Dios o que lo harán en el futuro.
¿Cuál es el otro reino, el séptimo rey, que no había llegado en el primer siglo? Debe ser la potencia mundial dual angloamericana, simbolizada por los pies de hierro y barro. Hierro y barro que no se mezclan son el simbolismo perfecto para la fusión política de un sistema imperial y una república. Esta relación incompatible también se representa en la profecía de Daniel mediante la rivalidad entre el rey del norte y el rey del sur que conduce a la conclusión de este sistema.
En cuanto al hierro, Gran Bretaña no solo era uno de los puestos más remotos del Imperio romano, sino que el sistema oligárquico británico representa la tradición de los babilonios, romanos y venecianos. El usurero sistema bancario veneciano se implantó en las islas británicas a lo largo de dos siglos, a partir del siglo XVI. El actual sistema internacional de usura, lavado de dinero y especulación de la City de Londres/Wall Street y del FMI es la extensión de las piernas de hierro del Imperio romano.
Estados Unidos surgió a través de una guerra revolucionaria librada contra los amos coloniales en Londres. Tras una serie de guerras fallidas con el objetivo de recuperar sus colonias separatistas, incluyendo la guerra de 1812 y la guerra de Secesión estadounidense, que enfrentó a la Confederación, respaldada por Londres, contra la Unión, el Imperio británico optó por una estrategia de subversión en lugar de confrontación, la cual tuvo éxito, uniendo a los dos sistemas incongruentes en una alianza que, desde la Segunda Guerra Mundial, se le conoce como la “relación especial”.
Ahora que hemos identificado a las siete cabezas de la bestia salvaje, consideremos algunos detalles muy intrigantes que impactarán al mundo muy pronto.
Antes que nada, admito sin reservas que no he revelado nada nuevo, al menos hasta este momento. La Watchtower ha ilustrado a los testigos de Jehová y a cualquiera que esté dispuesto a escuchar sobre la interpretación de la imagen del sueño y el significado de la bestia salvaje de siete cabezas. Pero el diablo está en los detalles, como dice el dicho.
Al observar más de cerca a la bestia de siete cabezas que subió del mar simbólico, Juan informó: “Vi que una de las cabezas de ella parecía haber sido herida de muerte, pero esa herida mortal había sido curada. Y toda la tierra siguió a la bestia salvaje con admiración” (Apocalipsis 13:3).
Aquí es donde la interpretación de la Watchtower es engañosa. Según los líderes de los testigos de Jehová, la séptima cabeza de la bestia sufrió esa aparente herida mortal cuando se dio la Primera Guerra Mundial. Al parecer, la bestia se recuperó rápidamente y continuó como antes. Nadie se dio cuenta.
Pero ¿cómo podría ser eso cierto? La potencia ascendente de Alemania y los imperios otomano y austrohúngaro sufrieron una derrota aplastante de la que nunca se recuperaron. Al parecer, los aliados anglosajones salieron victoriosos y no sufrieron nada parecido a una herida mortal.
He aquí una pregunta que los testigos de Jehová deben hacerse: Si Dios ha considerado oportuno revelar lo venidero, ¿por qué el Revelador de secretos retrataría a los vencedores aliados de la Primera Guerra Mundial como si hubieran sufrido un golpe catastrófico y mortal?
Sin duda, Dios sabe que el Imperio británico y los Estados Unidos salieron victoriosos de la Gran Guerra y que la entrada de Estados Unidos en la guerra no se produjo hasta 1917. Esto inclinó rápidamente la balanza a favor de los Aliados, y la guerra terminó al año siguiente. Y si las meras bajas son el factor determinante de lo que constituye una herida mortal en la cabeza de las potencias gobernantes, Estados Unidos sufrió muchas más bajas durante su guerra civil y la Segunda Guerra Mundial. Al menos deberíamos esperar un colapso gubernamental o algún trastorno social, pero lamentablemente no hubo nada parecido en Estados Unidos ni en Gran Bretaña, ni durante la Primera Guerra Mundial ni después.
Los apóstoles nos exhortan a asegurarnos de todo y a comprobar la autenticidad de las expresiones aparentemente inspiradas. Al hacerlo, debería ser evidente que la interpretación de la Watchtower sobre la herida mortal en la cabeza no pasa la prueba de haber sido originada por el Revelador de secretos.
Para comprender el libro de Apocalipsis, es importante notar que las profecías bíblicas se interpretan a sí mismas. Eso se ha demostrado al usar las profecías de Daniel para interpretar el significado de la bestia de siete cabezas de Apocalipsis. ¿Podemos usar la Biblia para determinar si la bestia ha sufrido la herida mortal predicha? Sí, pero solo si usamos nuestra capacidad de razonamiento con honestidad.
La verdadera pregunta no es si la cabeza de la bestia ya ha sufrido la catastrófica herida mortal. La pregunta fundamental es si el Reino de Cristo ha llegado al poder. Los testigos de Jehová creen que sí. La relación entre ambos asuntos se debe a que Apocalipsis revela que la cabeza de la bestia sufre una herida mortal cuando Satanás y sus ángeles son expulsados del cielo por el arcángel Miguel. Miguel es el nombre celestial de Jesús.
Como resultado del lanzamiento del Diablo a la Tierra, el sistema que Satanás gobierna como dios se verá sumido en guerra, hambre y peste, y finalmente colapsará durante lo que Jesús llamó una gran tribulación, algo sin precedentes. Apocalipsis describe esos acontecimientos como el galope de los cuatro jinetes, de los cuales el jinete líder con arco y flechas representa a Cristo mismo.
Las Escrituras revelan que la expulsión de Satanás de las supremas alturas marcará la llegada al poder del Reino. Apocalipsis 12:10 y 12 dice: “Y oí una voz fuerte en el cielo, que decía: ‘¡Ahora se han hecho realidad la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo! Porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos, que los acusa día y noche delante de nuestro Dios… Por esta razón, ¡alégrense, cielos y los que viven en ellos! Pero ¡ay de la tierra y del mar! Porque el Diablo ha bajado adonde están ustedes lleno de furia, ya que sabe que le queda poco tiempo’”.
He aquí una pregunta para considerar: ¿Cómo sabrá el diablo que tendrá poco tiempo? Lo sabrá porque Satanás conoce la Biblia. Seguramente sabe que desde el momento en que es expulsado del cielo de Jehová hasta el fin de su reinado sobre las naciones hay tres años y medio.
Existe la duda de cuánto tiempo permanecerá la bestia salvaje, mortalmente herida, en un estado similar a la muerte antes de emerger del abismo, pero ciertamente no puede ser un período prolongado. En cualquier caso, los 1260 días —también expresados como 42 meses y crípticamente como un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo, que equivalen a tres años y medio— comienzan cuando la bestia revive de entre los muertos y gobierna el mundo posterior al colapso durante una simbólica “hora” como el octavo rey.
Por lo tanto, esa “hora” es el “poco tiempo” equivalente a tres años y medio, durante el cual se le permitirá al Diablo hacer guerra contra los elegidos. Jesús también se refirió a ese período como la hora de prueba que vendrá sobre el mundo.
Con el estallido de la Tercera Guerra Mundial, que Jesús dijo que sería el principio de grandes sufrimientos, comenzarán los últimos días. Otros términos utilizados en la Biblia para referirse a eso mismo son el tiempo del fin, la parte final de los días y el fin de los tiempos, o la conclusión del sistema, según la Traducción del Nuevo Mundo. Podemos esperar que los grandes sufrimientos comiencen cuando se hable de paz y seguridad.
En el capítulo 11 de Apocalipsis, se nos informa que dos testigos, que acompañarán a Cristo durante su parusía, profetizarán durante 1260 días y que “Cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que sube del abismo guerreará contra ellos, los vencerá y los matará”.
Es absurdo suponer que algo tan monumental como la aparición de los dos testigos de la presencia de Cristo fueran asesinados simplemente de manera simbólica durante la Primera Guerra Mundial, como afirma la Watchtower. Dios no se ocupa de trivialidades ni absurdos.
Los dos testigos representan a la totalidad de los elegidos que experimentarán la manifestación, sí, la revelación de Jesucristo durante la gran tribulación. Jesús dijo que los elegidos comparecerán ante gobernadores y reyes para darles un testimonio, tal como el Señor Jesús compareció ante Herodes y Pilato. El resultado final del excelente testimonio que Cristo les dio fue la muerte, y lo mismo ocurrirá con los dos testigos.
Apocalipsis continúa diciendo: “Sus cadáveres quedarán en la calle principal de la gran ciudad —ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto—, donde también su Señor fue ejecutado en el madero. Gente de diversos pueblos, tribus, lenguas y naciones mirará sus cadáveres por tres días y medio, y no dejará que sus cadáveres se pongan en una tumba. Y los que viven en la tierra se alegrarán y celebrarán su muerte, y se enviarán regalos unos a otros, porque estos dos profetas habían atormentado a los que viven en la tierra”.
Jesús no fue asesinado simbólicamente. Como dicen las Escrituras, fue ejecutado en un madero. Por ese motivo, es razonable concluir que los dos testigos sean literalmente asesinados por la bestia durante la última hora. De hecho, Apocalipsis 20:4 revela que serán ejecutados como lo fue su Señor: “Vi tronos, y a los que se sentaron en ellos se les dio autoridad para juzgar. Así es, vi las almas de los que habían sido ejecutados por el testimonio que dieron acerca de Jesús y por hablar de Dios, quienes no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y no habían recibido la marca ni en la frente ni en la mano. Estos llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por 1.000 años”.
Pero ¿en qué sentido fue Cristo ejecutado en Egipto? Como se dijo, Egipto fue el primer imperio que gobernó sobre los israelitas, al cual Dios diezmó con las diez plagas. Egipto podría simbolizar cualquier imperio que gobernara en ese momento. El Imperio romano era la potencia gobernante en los tiempos de Cristo. Por lo tanto, era “Egipto” en sentido espiritual. La cabeza revivida de la bestia es Egipto en sentido espiritual. Esta también es simbolizada por la bestia de dos cuernos que sube de la tierra. Y dado que el octavo rey surge de los siete, también puede considerarse “Egipto” en sentido espiritual.
Dado que los elegidos aún no han sido ejecutados —y, de hecho, ni siquiera todos han sido elegidos y sellados—, es evidente que la bestia no solo no ha ido a la guerra contra los santos, sino que no ha sufrido la herida mortal predicha en su cabeza.
En este momento, están surgiendo contracorrientes dentro del Imperio angloamericano. Trump pretende establecer la paz, normalizar las relaciones con Rusia y poner fin a la guerra de la OTAN contra Rusia. Gran Bretaña, Francia, Alemania y otras naciones europeas se preparan para la guerra contra Rusia. El escenario está preparado para que se cumpla la profecía de la declaración de “paz y seguridad”, la cual será seguida por la destrucción repentina de la cabeza angloamericana de la bestia y el comienzo de la última hora.